Logroño en sus rótulos comerciales... en sus tiendas, en sus bares, en sus escaparates. Un «reconocimiento gráfico al esfuerzo y esmero de tantos comerciantes y ... empresarios de la capital de La Rioja que trataron y tratan de atraernos hacia sus establecimientos con letreros que anuncian o identifican su negocio». Logroño y tú, en definitiva. De la 't' de 'El Barato' a la 'u' del 'Iturza'. Una muestra que hasta el 6 de marzo, en la sala de exposiciones del Ayuntamiento y en la sala pequeña de la ESDIR, debería ser parada obligatoria para las gentes de una ciudad que encontrarán en cada uno de los caracteres sus propios motivos que les ayudarán a no perder de vista que Logroño es su Logroño, y que precisamente por ello no es León ni Badajoz ni Albacete. Elementos, tantas veces dicho, convertidos en pequeños referentes, en visitas obligadas o en sentimentales iconos. Por eso, viendo cómo aparecen las letras de 'Arrieta', que estos días se ha despedido para siempre, o las de 'El Nuevo Mundo', cuyo adiós llegó hace una década sin dejar ni rastro del cartel, uno puede llegar a ver cómo pierde una parte de sí mismo. La ciudad real y, por tanto, la ciudad vivida, es la que conforman lugares de vinculación, de relaciones, de experiencias compartidas en el espacio urbano que nos sirve de escenario. Y esas tipografías forman parte de nuestro imaginario colectivo y, por tanto, de un patrimonio a proteger. Por proteger. Llama la atención que en Portales, esquina con Sagasta, 'La Villa de Madrid' agonice a la par que 'Tebriz' a escasos metros de donde el luminoso de 'La Granja' nunca más volverá a brillar. Logroño carece en la actualidad de normativa alguna que obligue a la conservación o protección de elementos singulares tales como escaparates, dejando exclusivamente a la decisión –cuando no al capricho– del propietario de turno su supervivencia. Y, con ella, parte misma de nuestra propia vida.
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