Borrar
Pedro Sánchez habla en la sede de la ONU. Angela Weiss (AFP)

Pedro Sánchez clama ante la ONU contra los nacionalismos excluyentes y pide liderazgos «cooperativos»

El presidente del Gobierno expresa su orgullo por la sociedad española que «no se ha dejado radicalizar al calor de un discurso xenófobo»

Paula De las Heras

Enviada especial a Nueva York (EE UU)

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 28 de septiembre 2018, 02:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Pedro Sánchez cargó anoche ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra los «mensajes nacionalistas y los mensajes excluyentes». En un discurso válido tanto frente a la filosofía de Donald Trump en Estados Unidos, los populismos emergentes en la Unión Europea e incluso, en clave más interna, el secesionismo catalán, el jefe del Ejecutivo argumentó que hacen falta «liderazgos capaces de construir consensos y construir acuerdos».

«Es el momento de forjar un nuevo liderazgo cooperativo desde la voluntad, no sólo de escuchar al otro, sino de entender el porqué de sus razones, de asumir con un profundo sentido de la empatía -dijo recurriendo a una palabra que ya utilizó esta semana como clave en solución al problema catalán-,que nadie por sí solo tiene el monopolio de la verdad».

Desde el mismo atril desde el que el presidente estadounidense defendió el martes la «doctrina del patriotismo», el jefe del Ejecutivo español replicó que el multilateralismo permite conseguir «cotas inalcanzables» desde la acción individual de los Estados. «Las Naciones Unidas, al igual que el proyecto europeo, en el que creo firmemente, no nacen de una utopía idealista como algunos quieren hacer ver con desdén, nacen de la victoria sobre las fuerzas del odio, el racismo y la tiranía», dijo.

Sánchez hizo especial hincapié en esa idea y en una clara referencia a la II Guerra Mundial, a la que no obstante no apeló de manera explícita, clamó contra la oleada autárquica y xenófoba que recorre el mundo occidental. Una tendencia que, a su juicio, sin embargo, es representativa sólo de una minoría social, según ha afirmado en varios de los actos en los que ha participado a lo largo de su gira por Canadá y Estados Unidos esta semana.

«Muchos países se enfrenta al dilema entre seguir siendo sociedades abiertas o transformarse en sociedades cerradas -apuntó-, como si el retorno a la falsa calma de las fronteras y la renuncia a la acción colectiva fueran la única receta ante las incertidumbres de nuestro tiempo». En esa misma línea, reivindicó la solidaridad con refugiados y migrantes, aseguró sentirse «orgulloso» de la sociedad española que «jamás ha dado la espalda al drama migratorio» ni se ha dejado «radicalizar al calor de un discurso xenófobo» y argumentó que «cuando la migración es segura, ordenada y regular» es posible beneficiarse de sus efectos positivos.

Problemas internos

En el discurso de Sánchez hubo espacio también para muchas de las que son sus banderas: la igualdad de género, la lucha contra el cambio climático y el combate contra pobreza. Y, como suele ser habitual en los discursos de todos los mandatarios españoles en este cónclave anual, una referencia a Gibraltar que, en este caso sí supera la retórica habitual. El jefe del Ejecutivo defendió, de hecho, que el 'Brexit' abre una oportunidad para un cambio en la vinculación del peñón a España. «Deseo que aprovechemos esta circunstancia histórica para que la nueva relación que pudiera establecerse entre la Unión Europea y Gibraltar, y que ha de pasar inevitablemente por España -subrayó-aporte prosperidad y beneficie a toda la región, a los gibraltarenses y al área más amplia del campo de Gibraltar».

Además, no dejó pasar la ocasión de su presencia en el foro internacional para combatir una de las ideas que con insistencia trata de propagar el secesionismo catalán, empeñado a describir España como país en el que no se respetan las libertades y los derechos de las minorias y en el que no existe la separación de poderes. «España es una democracia plena -zanjó- bien posicionada en todos los índices globales que miden la calidad democrática de sus instituciones y que ha hecho de la defensa y el compromiso con el multilateralismo una seña de identidad».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios