Siete años y medio de cárcel por atropellar a una vecina con la que tenía mala relación

El Tribunal Supremo ha confirmado esa pena que le impuso el Juzgado de Instrucción número 4 de Guadalajara por un delito de asesinato en grado de tentativa.

Los hechos se remontan a finales de abril de 2014 cuando la mujer, de nombre Juana, que entonces tenía 70 años, y su vecino, Jesús, de 44, acababan de regresar de un juzgado al que habían acudido a declarar por una denuncia que el hombre había presentado contra su vecina. Las desavenencias entre ambos se habían originado años atrás por quejas relacionadas con ruidos excesivos y daños provocados por la ropa tendida. Juana incluso había puesto su piso en venta por temor a represalias.

La magistrada que juzgó aquel caso dictó sentencia a favor de Juana y a Jesús no debió de sentarle bien pues esperó a la mujer en el número 3 de la Travesía de la Cruz donde ambos residían. Jesús estuvo varias horas dando vueltas con su coche hasta que la mujer apareció. Cuando ésta aparcó su coche y cruzó la calle, la atropelló empotrándola contra el portal. Como consecuencia del atropello, Juana sufró fracturas de pelvis y fémur y traumatismo craneoencefálico, que le dejaron importantes secuelas y le obligaron a ingresar en una residencia.

En un principio, las fuerzas de seguridad pensaron en un accidente más de tráfico pero enseguida sospecharon del vecino de la víctima por el testimonio de varios testigos.

El Tribunal Supremo ha confirmado ahora la condena de 7 años y medio de prisión que el juzgado de Guadalajara impuso para Jesús en 2016 así como el pago de una indemnización de 54.365 euros -el seguro del coche de Jesús ya abonó otros 50.000 a la víctima- y de las costas judiciales. Jesús recurrió aquella sentencia bajo el argumento de que atropelló a su vecina cuando sufría una fuerte depresión y trastorno de personalidad, circunstancias que el Supremo no ha estimado. Por el contrario, considera que su intención era matar a su vecina. El condenado tampoco podrá acercarse a la víctima a menos de 300 metros ni comunicarse con ella durante diez años.