Un negocio ruinoso: los viticultores perdieron entre 24 y 31 céntimos por kilo por producir uva tinta en 2024
La escasa cosecha y los bajos precios pasaron factura incluso a la uva blanca que, pese a su alta demanda, tuvo costes de producción también superiores a los pagados
La Consejería de Agricultura del Gobierno de La Rioja ha hecho públicos en su web -por cierto, sin la presentación habitual ante los medios de ... comunicación ni organizaciones agrarias- los costes de producción de uva y de vino en la pasada campaña 2024, junto con la estimación de los precios medios percibidos por viticultores y cooperativas. Los resultados, como era de esperar en una cosecha muy corta que no tuvo repercusión al alza en los precios, son demoledores y ruinosos para los productores de uva: los viticultores riojanos perdieron de media entre 24, para explotaciones en vaso, y 31 céntimos para las espalderas, por cada kilo de uva tinta producida.
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En este sentido, Agricultura cifra en 72,88 céntimos el precio medio pagado por las bodegas por kilo de uva tinta, mientras que los costes de producción se dispararon en el caso de las plantaciones en vaso hasta los 97,14 céntimos e incluso por encima del euro (1,03) en el caso de las espalderas. La cosecha 2024, la más corta del siglo, estuvo marcada por la escasísima producción -muy por debajo del 90% máximo autorizado por el Consejo Regulador (5.850 kilos), con un rendimiento medio real de apenas 4.400 kilos por hectárea-, lo que ha tenido un efecto tremendo sobre la rentabilidad real del cultivo que pone de manifiesto también que, salvo excepciones, prácticamente a los únicos a los que les salieron las cuentas el año pasado fue a los solicitantes admitidos de cosecha en verde.
No fue nada mejor a las cooperativas, ya que la media de las operaciones pagadas por el vino tinto adquirido por las bodegas en graneles fue de 15,86 euros la cántara (0,99 euros por litro), cuando el coste de producción se disparó hasta los 26,6 euros la cántara (1,66 euros litro).
Uvas y vino blanco
Ni siquiera los productores de uva blanca, como venía sucediendo en años anteriores, obtuvieron rentabilidad respecto a los costes que tuvieron que invertir para producirlo. Pese a que existe demanda por parte de las bodegas -lo contrario que en el caso de las uvas y el vino tinto-, los precios no llegaron a compensar la importante merma de producción por causas climatológicas. En este sentido, los viticultores cobraron una media de 65,71 céntimos por kilo, pero tuvieron que destinar 71,12 céntimos para producirlo en el caso de las plantaciones en vaso y 71,5 céntimos en el caso de las espalderas. Es decir, la pérdida por kilo fue de casi seis céntimos y la razón no fue otra que los rendimientos reales de producción se quedaron en 6.552 kilos, cuando el Consejo Regulador toleraba inicialmente hasta 9.000 kilos por hectárea.
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En el caso de los graneles de blanco, las cooperativas sí lograron, aunque muy ligeros, beneficios, al venderse la cántara en 21,18 euros (la escasez hizo que a última hora el precio fuera para arriba) frente a los 19,90 euros que costó producirla.
Reacciones
La UAGR, en una nota de prensa, denuncia la situación extrema a que ha llegado la viticultura riojana y advierte de que «las pérdidas serán mucho mayores aún en la presente campaña, dado el fuerte incremento de gastos en tratamientos y la escasez de uvas en las viñas», por lo que el sindicato agrario reclama a las bodegas que «paguen el trabajo de los viticultores de acuerdo al esfuerzo que hacen por mantener viva la DOCa Rioja».
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El sindicato considera que los datos oficiales de 2024 confirman lo que lleva años denunciando: «El flagrante y público incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria por parte de la mayoría de las bodegas, un claro incumplimiento de la legalidad que se hace sin que las autoridades públicas tomen las obligadas decisiones y sanciones para evitarlo». «Los datos -continúa la UAGR- indican que, de media, las bodegas pagaron entre 24 y 31 céntimos por debajo del coste de producción, lo que se traduce en que muchos viticultores han percibido precios más cercanos a los 40-50 céntimos que a los 73 que marca la media». A juicio de la Unión, todo esto debería conllevar «fuertes sanciones para las bodegas incumplidoras», por lo que el sindicato exige «a las autoridades competentes en ejecutar dicha Ley que se dejen de inspecciones inservibles y apliquen sanciones realmente disuasorias».
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