El párroco explica el campanario de la concatedral. Sadé Visual

Al cielo de Logroño tras subir 138 escalones

Diario LA RIOJA acompaña a los primeros visitantes de la torre norte de Santa María de La Redonda, abierta por fin al público para ofrecer una nueva forma de mirar la capital

Lucía García-Blanco

Logroño

Jueves, 10 de julio 2025

«¿No se podría poner un ascensor?». La pregunta de una de las primeras visitantes de la torre de San Pedro puede llegar a sorprender, ... pero quizás para entenderla lo mejor es acudir a puertas de La Redonda, colaborar con un donativo de tres euros, y subir los 138 escalones para comprobar por uno mismo cómo es Logroño desde lo más alto.

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La concatedral de la capital de La Rioja, uno de los lugares más reconocibles del casco histórico de la ciudad, esconde entre sus dos torres una historia que ahora, por fin, se puede conocer. Construida sobre una antigua iglesia románica, su fachada barroca y sus dos torres (San Pedro al norte y San Pablo al sur) definen la silueta de la ciudad, adonde desde este jueves logroñeses, turistas y peregrinos se pueden encaramar.

La de San Pedro es desde esta semana y por derecho propio principal mirador de Logroño, y ello tras unas obras de acondicionamientos «en un esfuerzo por acercar el patrimonio religioso y arquitectónico a la ciudadanía». Se accede por la entrada principal de la Plaza del Mercado y sin necesidad de reserva.

La experiencia comienza en una de las puertas laterales que conduce a las escaleras de piedra. Son 138 escalones y cada uno tiene su misterio. En la subida, hay alguna que otra foto de La Redonda y ventanas donde el visitante puede asomarse y ver calles y plazas. Todo esto como si se estuviese preparando para el gran momento: la vista desde arriba.

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El esfuerzo de subir los escalones se ve recompensado con la vista panorámica sobre el corazón de Logroño. Se pueden distinguir los tejados rojizos, los caminos hacia el Ebro, las otras iglesias del casco antiguo y por último, la sierra riojana.

«Muchas y un poco altas»

La reapertura se ha podido llevar a cabo gracias a una inversión de 17.000 euros contando con el apoyo del Grupo La Grajera. Hasta ahora, el campanario había estado cerrado . «Muchas escaleras y un poco altas, que cada día somos más mayores», declaró una de las señoras que subió a la torre. «Son un poco altas y se tropieza bastante una porque hay que hacer mucho ejercicio», añadió. Respecto a esto otros comentaron con gracia que «también unas escaleras mecánicas o un ascensor, pues estaría muy bien».

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Durante la jornada, decenas de logroñeses se animaron a redescubrir este espacio que llevaba años sin poder ser visitado. «A mí me ha hecho mucha ilusión porque no había estado nunca», comentó una mujer que iba acompañada con dos amigas. «Ella había estado anteriormente. Nosotras no, es la primera vez», dijo la señora.

Vistas de la ciudad desde la torre. Sadé Visual

En cuanto al donativo los visitantes manifestaron que «está bien porque luego ese dinero espero que lo inviertan en que se pueda subir a la otra torre».

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Muchas de las personas que visitaron la torre estaban de acuerdo en que las vistas eran «muy bonitas», «no habíamos visto Logroño así desde tan alto» y que muchos de ellos conocían La Redonda, «pero nunca habíamos subido aquí arriba».

En la subida de las 12.00 horas, estuvo el párroco, Víctor Jiménez, y los visitantes tuvieron la oportunidad de saber como funcionaba el campanario junto a una explicación del cura: «Ese campanario tiene 58,15 metros y este de aquí 56 metros».

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Una pareja disfruta de las vistas del Ebro y de la Sierra. Sadé Visual

Además, explicó que la torre norte cuenta con cinco campanas del siglo XX y la más reciente es del 2000. En la torre sur están las campanas más antiguas y se encuentra la gran campana romana 'María' fundida en el año 1282 y que fue refundida en 1856 y 1926. Se encuentra en el centro de la torre y es la más grande de La Rioja «y pesa 3.200 kilos», comentó Don Víctor.

La visita dura entre unos 15 y 20 minutos, y se realiza en grupos de diez personas. La concatedral recomienda que no suban personas con vértigo, movilidad reducida o problemas de salud. Para aquellos que se atrevan a subir descubrirán unas maravillosas vistas de la ciudad.

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De momento, la torre sur de San Pablo, se encuentra cerrada. No se descarta la idea de que se abra en un futuro. De momento, Logroño se reencuentra con uno de los símbolos más icónicos de la ciudad.

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