Parrilla 'Blues' sin nada de blues

Scarlett Rose actuó ya no en solitario, como en otras ediciones, sino en formato banda y, aunque con una ambientación pretendidamente tenebrosa (con telas de araña y arácnidos de 'atrezzo'), con más luz y color gracias a la iluminación. Lana del Rey, Portishead, Björk... son algunas referencias claras de esta artista. La banda en directo, aunque manteniendo 'samplers' aportó más realismo y cuerpo a una voz prodigiosa, ya conocida y que no terminaba de evolucionar. Ahora Scarlett Rosa ha dado un paso y sacando partido como lo hace a su sensualidad sobre el escenario, incluso exprimiéndolo algo más, puede llamar poderosamente la atención porque, musicalmente, no cabe duda de que tiene calidad. Eso sí, sus antiguos aires góticos, casi fantasmales, han dado paso a un sonido más pop, más vivo, que le resta personalidad.

A continuación, Kraken, mostraron su punk rock más bien cercano al 'hardcore', un metal muy rápido y crítico, clásico. No se oía algo tan frenético aquí desde Piperrak, el batería, que tocaba a un ritmo vertiginoso, parecía haberse tomado siete Monster Energy y uno de los cantantes casi justificaba con esa velocidad ir vestido en chándal. De hecho, son de Pradejón, y el aire de la ribera se notaba en el sonido.

El último grupo en tocar fue Arrumako, y también el que más público congregó a ritmo de Los Chichos pero con aires árabes y algo de 'reggae'. El cantante no ganará nunca La Lámpara Minera, pero más o menos la banda iba defendiendo un repertorio de forma suficiente, con cierta gracia y desparpajo, hasta que interpretaron 'Como Camarón' y 'Poquito a poco' de Estopa, dos hits que el público celebró ocupando hasta la primera fila pero que descubrió lo que quería ser la banda, heredera del dúo de Cornellá. Después regresaron al repertorio propio con 'La chula' y el estribillo «Menéalo, menéalo más lento», que provocó el bailoteo general. Hasta un popurrí interpretaron, derivando ya hacia la rumba fácil de El Arrebato y Javi Cantero.