Diez orejas y dos puertas grandes en el San Mateo del reencuentro

Finalizada la feria taurina de San Mateo es tiempo de hacer balance. La empresa BMF debe analizar lo vivido estos días para trazar las nuevas líneas para la próxima feria, que ayuden a sacar a flote este espectáculo en Logroño que como tantos otros se ha visto fuertemente golpeado por el contexto actual.

Volvían los toros a la capital riojana en un año todavía complicado, en el que un puñado importante de ferias de primera se han quedado sin celebrar a consecuencia de la pandemia. También en un clima todavía incierto, de miedo y precaución. Por ello, este año el número de entradas vendidas no debe ser determinante para tomar futuras decisiones, pues como en todo, la afluencia se ha visto mermada por ese miedo al contagio y por la falta de ingresos en muchas casas. De los cuatro festejos, el día que más atracción generó fue el de San Mateo, donde se rozó el lleno, que estaba fijado en 5.300 entradas. Los otros tres días hubo aproximadamente unos tres cuartos del aforo permitido.

En cuanto al balance artístico, la feria se ha cerrado con un total de diez orejas cortadas y dos puertas grandes. Los claros triunfadores han sido el rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza y el torero Roca Rey. Ambos son los toreros que han salido por la puerta grande acariciando el cielo de Logroño, tras dos faenas, cada una en su estilo, de muchísima entrega y transmisión que conectaron de manera sensacional con el tendido. Tres orejas cortó el jinete navarro y cuatro con fortísima petición de rabo el peruano. Quizá la segunda a Roca Rey en su primero fue excesiva, pero la gente la pidió de manera abrumadora. Otro trofeo más cortó Ferrera en la tarde en la que se midió mano a mano con Diego Urdiales, un festejo que terminó confirmando que ni tenía atractivo ni hubo rivalidad. Una oreja consiguió también Emilio de Justo en la tercera corrida de la feria, y la décima la cortó anteayer José Garrido en el último astado del ciclo. Se pudieron haber cortado más trofeos, pero el palco no atendió las peticiones. A Urdiales se la pidieron en su primero de Zalduendo, que fue toro muy blandito, como toda la corrida en su conjunto, pero al que llevó con calma y sin forzar, toreando de uno en uno con empaque. Quizá, dos orejas hubiese cortado el torero de Arnedo en su segunda tarde. Al cuarto le sacó una faena en la que nos hizo volver a confiar en que el toreo existe. Lo toreó con muchísima delicadeza, temple y naturalidad. Pero el descabello lo enfrió todo. Fue una de las faenas más toreras de la feria.

Durante este ciclo ha faltado mucha calidad en los toros, sobre todo han decepcionado las ganaderías de Zalduendo y Garcigrande. En el festejo de rejones se lidió una gran corrida de El Capea y Carmen Lorenzo. En líneas generales fueron toros que se entregaron, tuvieron movilidad y buen ritmo. En cuanto a presentación, se han lidiado corridas muy desiguales, tanto de hechuras como de comportamientos. Del hierro de Zalduendo se lidió un toro importante, el que saltó en quinto lugar, que le tocó en suerte a Ferrera y al que le cortó una oreja, como premio más a la puesta en escena que a lo que es el toreo ajustado y de trazo hondo. Al resto de este encierro le faltó fuerza y, sobre todo, calidad. El encierro de Garcigrande careció de todos los ingredientes para poder llegar al tendido. Fueron toros deslucidos, complicados, muy broncos y con genio. La corrida de Núñez del Cuvillo, aunque le faltó fuerza y había que cuidar mucho a los toros, presentó astados manejables, algunos con movilidad.

Una de las notas positivas de la feria es que la afición joven sigue en los tendidos. Se vio muchísima gente con ilusión por disfrutar de una tarde de toros.

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