Un grupo de renovables zaragozano promueve dos parques solares de 13 hectáreas cerca de La Grajera

Así, si el 18 de agosto de 2023 el BOR anunciaba oficialmente la solicitud de autorización administrativa previa y de construcción y de evaluación de impacto ambiental ordinaria de una instalación bautizada como 'Sol de Pradoviejo', el 12 de septiembre hacía lo propio con la misma solicitud, a la que añadía la declaración de utilidad pública, de la bautizada como 'Sol de La Barranca', que vendría a completarla. Dos publicaciones, de las que nada se sabía hasta ahora, y que tanto desde la Administración autonómica como desde la local poco pueden decir, o al menos así lo aseguran, remitiéndose a los proyectos que están a disposición de cualquier interesado –junto al correspondiente estudio de impacto ambiental– (cuyo inicio se remonta al pasado mandato, además).

«Los pasos que están dando, y que se pueden ver, son trámites administrativos», se limitan a decir desde la Consejería de Economía, Innovación, Empresa y Trabajo Autónomo tras la publicación del anuncio oficial en las páginas de este mismo periódico. «Los dos parques, el parque, mejor dicho, se está estudiando por parte de los técnicos municipales», añade Ángel Andrés, el concejal delegado de Energía, Ciudad Circular, Tráfico y Movilidad (dependiente del área de Urbanismo),

Siguiendo los expedientes, 'Sol de Pradoviejo' ocuparía una superficie de 6,34 hectáreas y contaría con una inversión superior a los 3,8 millones de euros; y 'Sol de La Barranca' ocuparía igual superficie, en terrenos anexos, con más de 3,7 millones de presupuesto. Ambas tienen una potencia total de generación de unos 5 MWp (megavatios pico).

Las dos, pese a tramitarse de manera diferenciada, comparten centro de seccionamiento y línea de evacuación (de 1.962 metros subterráneos y 201 aéreos, para atravesar la LO-20) hasta la subestación eléctrica existente en El Arco (de Iberdrola). De hecho, aunque la primera la solicita Arjona Solar y la segunda Tornio Solar, ambas son sociedades con el mismo domicilio social e idéntico administrador único: la zaragozana AMDA Energía, compañía especializada en el desarrollo integral de proyectos de energía renovable a gran escala (tanto eólica como fotovoltaica).

Las magnitudes de ambos proyectos, además, hacen que se sometan a evaluación de impacto ambiental como si se tratase de uno solo. Y es ahí donde aparece la «problemática ubicación» –según palabras textuales del expediente–, pues «se ha previsto ubicar en una zona donde confluyen varias instalaciones de uso recreativo y cultural para Logroño: junto al Camino de Santiago, que a su vez es el itinerario peatonal y el carril bici de acceso al parque de La Grajera, y próximo a la zona húmeda del pantano y al campo de golf», lugares muy populares y frecuentados tantos por logroñeses como por visitantes.

Desde el Gobierno de La Rioja, por ello, «se entiende que debe valorarse con especial dedicación el impacto social del proyecto, teniendo en cuenta sus efectos sobre el uso turístico, recreativo, deportivo y cultural, su impacto paisajístico, así como los riesgos asociados para las personas, de los posibles accidentes provocados por la situación de la instalación cerca de zonas altamente concurridas, en cuanto a generación de incendios, por ejemplo».

De la misma manera, se habla de la necesidad de incluir un «estudio del impacto paisajístico que incluya simulaciones e infografías de la visibilidad de las instalaciones desde las zonas, líneas o puntos de concentración de observadores afectadas» –carreteras, parque, pantano, campo de golf y ruta jacobea–. Por lo que se han previsto medidas correctoras como «la plantación de árboles que puedan reducir el impacto visual» del complejo.

Se trata de «suelo no urbanizable de protección a la agricultura, nivel B-secano», según el PGM, en el que según defienden, «la actividad que se pretende llevar a cabo se podría considerar como permitida en función de su naturaleza específica». Se trata, además, de instalaciones temporales, de 30 y 35 años de vida útil, respectivamente, «sobre terrenos eminentemente agrícolas» en los que se valoran las repercusiones socioeconómicas del proyecto.