«¡Casi he confesado más en la cárcel que aquí!»
Desconocen el delito que ha cometido el preso que tienen delante. No prejuzgan. No tienen miedo. Pero lo que sí atesoran son competencias para el diálogo y abundante cariño.
- Sin pretender vulnerar, indudablemente, el secreto de confesión... ¿de qué hablan con los presos, qué les cuentan los internos?
- Hilario. Lo que ellos quieren. Su vida. Ellos hablan, y punto. Y a partir de ahí pues vas dialogando.
-¿Están necesitados de hablar?
- Hilario. Hombre... Lo que pasa es que les cuesta. Al principio les cuesta un poco coger confianza.
- ¿Y confesión piden muchos presos?
- Hilario. No, no. Alguno sí...
- No es lo más habitual...
- Hilario. No, tampoco es que sean muchos...
- Juanjo. ¡Si fueras a nuestras parroquias verías que tampoco es muy habitual! (Carcajada general).
- Hilario (risas). ¡Casi he confesado más en la cárcel que aquí!
-¿Han pasado miedo alguna vez en la cárcel?
- Hilario. No. Yo, personalmente, no. Hasta ahora, no. Porque a lo mejor tampoco lo piensas. Yo voy a la cárcel pensando que es un sitio en el que me voy a encontrar a personas y voy tranquilamente.
- Juanjo. Coincido, coincido plenamente con Hilario.
- Hilario. Yo no sé si el día de mañana pasará algo, pero hoy por hoy, no.
- Juanjo. Los voluntarios de la Pastoral son valorados por el centro penitenciario, tanto por los presos como por los funcionarios, no hay ningún problema.
- Hilario. Es más, cuando vas alguna vez a algún módulo si hay alguno por allí que te conoce enseguida empiezan a hacerte alguna broma del tipo «Hombre, ¿cómo tú por aquí?, ¡a ver si vienes más!».
- ¿Cuál es el peor delito que se puede cometer?
- (Silencio prolongado). Juanjo. Es subjetivo. Para un padre será una violación a un menor y para una persona que esté en una empresa, no sé, algún delito económico...
- Hilario (tras reflexionar un tiempo). Es muy difícil... no sabría... Hombre, cuando se ataca a las personas y si encima son menores es verdad que son delitos muy graves...
- ¿Y los ataques terroristas?, ¿delitos que apelan a una religión?
- Hilario. Casi es más lo otro... hoy por hoy yo creo que el peor delito es atacar a la persona en su integridad tanto física como moral, y ahí están esos delitos de pederastia... Pero volvemos a lo de antes. Cuando tú vas a la cárcel el tipo de delito que haya cometido no te condiciona, tú vas a hablar con la persona y punto. Y eso es lo bueno. No sabes si esa persona ha cometido un asesinato, un abuso... Vas a la persona, no al delito que haya cometido.
En este momento, Magda, presente en la entrevista, se suma a la conversación: «Y cuando lo sabes tienes que 'trabajarte'. Yo he estado sentada con un chico que te dice que ha cometido dos violaciones y también quizá por mi condición de mujer tienes que procesarlo, hay que trabajarlo, aprender a seguir atendiendo a la persona, a no juzgarle».
- ¿Han hecho amigos en la cárcel?
- Hilario. Todavía no nos ha dado tiempo... Hay algunos que salen los domingos y hablan contigo. Les vas cogiendo un cierto cariño, y piensas, '¡Cuánto tiempo lleva en la cárcel!', y te cuentan y dices, 'pobrecito'... Claro que les coges cierto cariño, cómo no, sólo faltaba...