Magdalena Pérez, expresidenta y psicóloga del Teléfono de la Esperanza. LR
Magdalena Pérez | Teléfono de la Esperanza

«Ofrecemos un sostén y un apoyo en momentos de crisis para lograr una estabilización y recuperación»

La expresidenta y psicóloga de la asociación asegura que la Medalla de La Rioja ha sido recibida con «sorpresa y gran alegría»

Víctor Soto

Logroño

Miércoles, 23 de abril 2025, 20:53

En sus más de veinte años de historia en La Rioja, el Teléfono de la Esperanza se ha convertido en salvavidas y faro de miles ... de personas. Hasta hace un mes, Magdalena Pérez ha sido su presidenta, testigo que acaba de ceder a Cristina Díez, para continuar su labor profesional en el programa Conecta de prevención para el suicidio, sin dejar de ser una voluntaria más de los cientos que dan vida a una institución que ha hecho de la escucha su estandarte. «Escuchar es difícil, es una destreza; oír podemos todos si no tenemos las facultades dañadas», aclara Pérez.

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La Medalla de La Rioja ha sido recibida con «sorpresa y gran alegría» por la asociación. «Es un reconocimiento a un trabajo silencioso, sencillo y continuado», analiza. «Es un proyecto hecho por y para riojanos gracias a un voluntariado formado, comprometido y responsable», añade Pérez.

Voluntarios «con formación de dos años para cuidar a otras personas que están atravesando un momento difícil». En estas dos décadas, el Teléfono de la Esperanza ha recibido «miles de llamadas» y su esencia no solo no ha envejecido, sino que ahora parece más necesaria que nunca. «Es un momento en el que se habla con mayor naturalidad de salud mental y las personas piden más ayuda. Les ofrecemos un sostén y un apoyo en momentos de crisis para lograr una estabilización y ayudarles a recuperarse», analiza. La psicóloga explica que «la escucha y el acompañamiento» son las herramientas no para que el voluntario aporte las soluciones sino para que la persona en crisis «transite y siga hacia adelante».

Dos líneas principales vertebran su labor: el acompañamiento a la soledad y la prevención del suicidio, un trabajo del que surgió Color a la Vida, que reúne a los supervivientes de este tema aún tabú. Gracias al Teléfono, antiguos usuarios se han convertido en voluntarios, para los que piden algo sencillo: «Que continúen sembrando la esperanza en su entorno y procurando un espacio de cuidado emocional y escucha».

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