Seis décadas de innovación y compromiso
Solidaria y preocupada por la sostenibilidad y la ecología, la firma arnedana es sinónimo de calidad y tecnología en sus calzados de seguridad, deportivos y de ocio
Su calzado ha pisado el Everest y ha dejado su huella en algunas misiones científicas en la Antártida. También ha recorrido senderos, caminos, montes, cotos ... de caza, empresas, parques de bomberos, cuarteles de la Guardia Civil, pero también playas o centros de refugiados. La historia de Calzados Fal SA está escrita con los renglones de la calidad y la innovación, pero también de la preocupación por el planeta y de la solidaridad.
Publicidad
Nació hace 58 años con solo 10 trabajadores. Fue en 1965. Manolo Abad Sáenz, a su regreso de un intento aventurero de la construcción en Francia, fundó la firma junto a otros dos socios, para, con el vulcanizado como proceso, fabricar un calzado resistente, de calidad y seguro para los agricultores de la zona, mimbres que años después se convirtieron en el ADN de una empresa convertida en un referente mundial en zapatos y botas de monte, de caza y de seguridad laboral. Hoy, con casi centenar y medio de trabajadores en su plantilla, está presente en 50 países y en los cinco continentes.
Con sus marcas Chiruca (adquirida en propiedad en octubre de 2002 después de 15 años de fabricar productos bajo esta firma en un régimen de licencia de uso exclusivo), Chiruca Caza (calzado, prendas y accesorios) y Fal Seguridad como bandera por todo el mundo, la empresa no ha dejado de apostar por la innovación en busca de la excelencia tecnológica y de la calidad y el confort tras someter a los más estrictos controles y test a sus pieles, cordones, materiales textiles, plantillas y suelas. Además de al producto acabado.
Fruto de sus especialistas en I+D+i, la empresa fue capaz de sacar al mercado a mediados de 1998 la primera bota que se adaptaba al aumento del pie en niños y adolescentes, un innovador calzado de horma evolutiva bajo la marca Chiruca, que permitía condensar en un solo par de botas tres tallas sucesivas de pie, del número 30 y hasta la talla 42.
Publicidad
Con el planeta
En 2013, bajo el nombre de 'Motocalzado', desarrolló botas inteligentes para motoristas, con tejidos capaces de absorber entre el 85% y el 91% de los golpes.
En 2020 lanzó prendas antigarrapatas para la práctica segura de la actividad cinegética y un año después, en plena pandemia, desarrolló un calzado con suelas que eliminan bacterias y virus, dirigido a los sectores sanitario, sociosanitario, de limpieza o alimentación.
Además fue la primera empresa de España en conseguir, en el año 2016, el Sello de Registro de Huella de Carbono y Compensación de Dióxido de Carbono en su proceso completo. La firma, con la preocupación por el cuidado del planeta y la ecología siempre presente, ha colaborado con entidades de este ámbito, además de implementar continuas medidas para reducir al máximo los impactos medioambientales relacionados con la fabricación de sus productos. Un compromiso rubricado en 2015 con la creación de su propio bosque, el bosque Chiruca, para compensar las emisiones de dióxido de carbono que se derivan del proceso de fabricación. Apoyo a la Tierra y a sus habitantes más desfavorecidos en forma de solidaridad, como demostró en 2020 y 2021 con la donación de miles de pares de botas y zapatos a los refugiados de Siria llegados a Europa.
Publicidad
Orgullo riojano en un sello que renacerá de sus cenizas.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión