La Rioja se sitúa como la novena región europea en la que más ha caído la natalidad

Ha sido un informe de Funcas el último en poner el dedo en una llaga sangrante que siembra dudas sobre el futuro de la comunidad. En un extenso análisis estadístico, la fundación pone cifras a la evolución de los nacimientos de los últimos quince años, desde que comenzó la gran recesión provocada por la burbuja inmobiliaria hasta 2023, último año con datos comparables.

Y La Rioja no sale bien parada. En este periodo, el número de recién nacidos pasó de 3.518 a 1.999 en la región, una reducción del 43,2%, la novena más acusada de la Unión Europea, en una clasificación que encabeza Cantabria (49,4% de retroceso) y en la que también destaca Asturias (44,7%). Tres regiones que lideran la caída media del 38% en España, medalla de bronce en las estadísticas superado solo por otros dos estados: Letonia (41%) y Grecia (40%).

Aunque el estudio no lo recoge, después de la insostenible cuesta abajo demográfica prolongada hasta 2024, en 2025 los nacimientos han repuntado en La Rioja, aunque de manera muy leve. Entre enero y abril (último mes analizado por el INE) de 2025 se produjeron 689 alumbramientos, mientras que en 2023 fueron 678, un dato que resulta casi anecdótico frente la cuesta abajo imparable.

Más allá de las alarmantes cifras, Funcas hace hincapié en el impacto que esta tendencia tiene en «los mercados de trabajo locales, la organización de la oferta educativa y de servicios públicos, los mercados inmobiliarios e incluso los matrimoniales. Se trata de un desafío para la planificación pública, pero también para la inversión privada, que tendrá que adaptarse a una realidad poblacional completamente distinta».

Un desafío enorme que en La Rioja se hace sentir en estos aspectos claves y que han conllevado la toma de distintas medidas. Por ejemplo, en el sistema educativo, la tendencia ha sido la reducción de ratios y el mantenimiento de escuelas, aunque los números obligan a ir repensando planes de futuro.

Como ejemplo de los efectos de la baja natalidad en los colegios, en el curso 2007/2008 había matriculados en primer y segundo ciclo de Educación Infantil, Primaria y Educación Especial 26.694 alumnos. Quince años más tarde, la cifra se reducía a 20.717, casi seis mil menos, y eso teniendo en cuenta el esfuerzo realizado durante los últimos años por escolarizar a niños de 0 a 3 años.

Pese a la reducción de la natalidad, La Rioja vive unos años de incremento demográfico. Cada vez hay más riojanos, especialmente a causa de la llegada de personas inmigrantes, pero la base de la pirámide poblacional, el escalón sobre el que debe apoyarse firmemente todo conjunto demográfico, se reduce peligrosamente. A 1 de enero de 2024 vivían en la comunidad 324.184 personas, 6.600 más que en 2008. Personas, en su mayoría, en edad laboral que, en unos lustros, pasarán a ser pensionistas sin que aparezca un relevo desde la raíz.

Explicar el descenso implica un montón de variables. Desde las económicas a las sociales pasando por las trabas laborales o las relacionadas con la vivienda, hábitos y expectativas. Pero hay una que resulta evidente: el retraso en la edad de la maternidad. Desde 2008, cuando las primerizas iban al paritorio, como media, a los 29,26 años, se ha pasado a los 31,78 de 2023.

Y respecto al origen de las madres, son las extranjeras las que sostienen los índices. Casi uno de cada tres niños que nacen en la comunidad (el 30,82%) son de madre foránea, mientras que en la comparación total entre población nacional y extranjera, esta última representa menos de la mitad: el 14,4%.