La Rioja es la única región de España en la que han crecido los nacimientos en el 2019
Durante los seis primeros meses del año han nacido en la región 1.184 bebés, 66 más que en el mismo periodo del 2018
En el desierto demográfico que los datos del Instituto Nacional de Estadística trazan periódicamente, de vez en cuando aparece un oasis. Una tendencia, una evolución, una cifra concreta que invita, si no al optimismo, sí al menos a pensar que el proceso de desertificación quizá se ralentice. Es lo que sucede, por ejemplo, con el dato de nacimientos registrados en La Rioja durante el primer semestre de este 2019. Por paradójico que pueda resultar, en apenas un año la región ha pasado de un extremo a otro: de ser en el primer semestre del 2018 el territorio que con mayor intensidad acusaba el envejecimiento de la población por el imparable descenso de la natalidad (-13,7%), a convertirse (entre enero y junio del 2019) en la única comunidad en la que han crecido los nacimientos. Esa realidad estadística tiene un asterisco que explicar: el primer semestre del 2018 fue, en lo que a nacimientos se refiere en La Rioja, el más parco de la serie histórica y, por consiguiente, el más sencillo de revertir.
Sea como fuere, lo cierto es que entre enero y junio nacieron en La Rioja un total de 1.184 bebés (la mitad varones, la mitad mujeres), lo que supone un repunte del 5,9% en relación al mismo periodo del año anterior (entonces fueron 1.118 los nuevos bebés riojanos). Así, La Rioja se ha convertido en la única región en la que repuntan los nacimientos mientras que Asturias (-12%) y Castilla La Mancha (-11,1%) lideran una tendencia nacional descendente que arroja, en el conjunto del país, un descenso medio del 6,2% (11.292 nacimientos menos que un año antes). En todo caso, La Rioja no ha sido ajena a esa constante caída de la natalidad en los últimos años y, desde el 2010, su tasa bruta (nacidos por cada 1.000 habitantes) se ha ido recortando progresivamente hasta cerrar el 2018 con el peor dato de toda su serie histórica (7,45).
La estadística también dice que el número de nacimientos es demasiado reducido como para hacer frente a los datos de mortalidad y paliar la consecuente pérdida de habitantes derivada del denominado 'movimiento natural de la población'. Así, por séptimo año consecutivo, el saldo vegetativo en La Rioja vuelve a ser negativo en el ecuador del curso, aunque lima ligeramente el del 2018.
La mortalidad hasta junio también se contrajo ligeramente en relación al periodo enero-junio del 2018. De hecho, esa es la única tendencia compartida por todas las comunidades autónomas. En el caso de La Rioja, el número de óbitos certificados fue de 1.656 cuando en la primera mitad del año pasado se rubricaron 1.661 actas de defunción (cinco menos). Se trata del retroceso más tímido de todas las comunidades autónomas (apenas del 0,3%) y a más de cinco puntos de lo que sucedió en el conjunto del país (un descenso del 5,4% y, en cifras absolutas, 12.308 óbitos menos). Por regiones, Andalucía, Canarias y la Comunidad Foral de Navarra fueron las que mejor evolución de sus cifras de mortalidad registraron (con descensos de entre el 8 y el 9,2%).
Saldo vegetativo negativo
La combinación de ambos indicadores es la que permite conocer la evolución de la población de La Rioja dejando al margen movimientos migratorios de entrada y salida. Así, durante el primer semestre del año la región ha perdido habitantes consolidando una tendencia cuyo último dato positivo se remonta al 2012. El saldo vegetativo resultante es de 472 habitantes menos, ligeramente inferior al del primer semestre del 2017(543) pero aún bastante alejado de las cifras de los últimos cuatro años.
Los números rojos en el saldo vegetativo son una realidad tanto en el conjunto del país (-45.404 habitantes) como en prácticamente todas las comunidades autónomas (Galicia, con un descenso de 8.426 personas, es la que más cae frente a Navarra, que con un saldo de -176 es la que menos desciende) y que únicamente esquivan tres comunidades autónomas: Baleares, en donde se registraron 219 nacimientos más que defunciones; Murcia, con un resultado positivo de 354 personas; y, sobre todo, Madrid, con un balance positivo de 2.840 personas.
La estadísticas del movimiento natural de la población del INE publicada ayer también hizo definitivas las cifras completas del 2018 (que de manera provisional se presentaron el pasado mes de junio). Así, el año pasado nacieron en La Rioja 2.330 bebés (372.777 en el agregado nacional) y se registraron 3.205 fallecimientos (427.721 en España), lo que arrojó un saldo vegetativo anual negativo de 875 personas (en España fue de -54.944).
Además, en el 2018 la esperanza media de vida al nacer ascendió a 83,6 años en La Rioja, solo inferior a la de Madrid (84,8), Navarra (84,2) y Castilla y León (83,9).
Las uniones matrimoniales registran en La Rioja el tercer descenso más acusado hasta el mes de junio
Los riojanos, cada vez más, dejan de casarse. Al menos entre los meses de enero y junio, datos a los que se constriñen las estadísticas del movimiento natural de la población del Instituto Nacional de Estadística publicadas en la jornada de ayer. Durante ese periodo, en La Rioja se celebraron un total de 407 uniones matrimoniales (tanto religiosas como civiles e independientemente del sexo de los contrayentes) cuando en el mismo periodo del año 2018 fueron 443.
El dato, a expensas de completarse con el del segundo semestre del año, también revela una tendencia, la de que cada vez son menos la uniones matrimoniales (no se tienen en cuenta las constituciones de parejas de hecho) que se completan en la región. De hecho, y con la excepción de lo que sucedió entre enero y junio del año 2015, es el dato más bajo de la serie histórica.
Según el INE, durante la primera mitad del año La Rioja registró el tercer mayor descenso de matrimonios del país (-8,1%), solo superada por Murcia (-8,3) y Cantabria (-13%). En el extremo contrario se sitúan Galicia (con un repunte de las uniones del 18,1%), Baleares (2,7%) y Andalucía (2,5%).
En total, en España, se registraron un total de 71.980 uniones matrimoniales, el 1,2% menos que durante el mismo periodo del año anterior.
Ese retroceso en La Rioja apuntado durante el primer semestre de este año es similar al que se acumuló a lo largo de todo el año 2018, cuyos datos definitivos también hizo públicos el INEen la mañana de ayer. Entonces, la caída fue del 8,78% y se afianzó –en línea con lo sucedido en años anteriores– la preferencia por el matrimonio civil frente al resto de fórmulas: casi 8 de cada diez enlaces en La Rioja fueron civiles, 861, seguidos de las bodas católicas, 263. Solo hubo dos de otra religión.