La población en riesgo de pobreza crece en La Rioja pese a que se reduce a escala nacional
La tasa regional asciende al 22,6%, aunque apartados relativos a la carencia material mejoran con respecto a 2023
Los elevados estándares socioeconómicos que presentaba La Rioja en comparación con el conjunto del país en tiempos postcrisis son actualmente más difíciles de apreciar. La ... diferencia se presenta cada vez más exigua y la encuesta de Condiciones de Vida 2024 publicada ayer por el INEviene a confirmar la tendencia, y es que pese a que la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social se reduce en España, en La Rioja vuelve a ascender, como hizo el pasado año, hasta alcanzar al 22,6% de la población regional.
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En una década, el indicador AROPE, que mide además de pobreza económica, otras carencias de índole material o laboral, ha aumentado dos puntos en la comunidad, con un claro repunte durante la pandemia. Mientras, en ese mismo periodo, en toda España se ha reducido del 30,2% al 25,8%. La mejoría con respecto a la media nacional se reduce aún más en la región –como ocurre con otros indicadores como los ingresos o la pobreza–, alcanzando unos datos no vistos desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y elevándose del 21,8% al 22,6% en el último ejercicio.
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En un año, además, La Rioja ha descendido de la séptima a la novena posición en el ránking AROPE. País Vasco (14,8%), Islas Baleares (16,2%) y Navarra (18,3%) son las comunidades con menor proporción de población vulnerable. Como es habitual, Andalucía (35,6%), Castilla-La Mancha (34,2%), Murcia (32,4%) y Extremadura (32,4%) marcan las ratios más altas.
Más de uno de cada cinco riojanos, por lo tanto, se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social, y es que pese a la mejoría en algunos apartados, son los baremos económicos los que llevan a esa situación límite a tantos riojanos. Un 19,6% de ellos se sitúa bajo el umbral de la pobreza, es decir, que cuenta con una renta anual inferior al 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo, por ejemplo, 11.584 euros en el caso de alguien que viva solo o 24.327 euros para un hogar con dos adultos y dos menores. Se trata de la tasa más alta en la región desde 2011 y un 2,5% más que el pasado año.
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Recientemente, un informe de Oxfam Intermon incidía en la problemática de la pobreza laboral, que afectaba al 11% de los trabajadores riojanos. Pese a tener empleo, se encontraban en situación económica vulnerable, y es que, denunciaba la organización, los salarios, especialmente en los sectores más precarios, no habían crecido al mismo ritmo que la inflación, disparada en aspectos tan básicos como la vivienda, la alimentación o la energía.
Pese a agravarse esta situación relativa a las rentas, otros aspectos de la estadística del INE muestra una mejoría con respecto al pasado año, especialmente aquellos referidos a las condiciones materiales de los hogares. Por ejemplo, del 27,1% que afirmaba en 2023 no poder permitirse unas vacaciones de una semana al año se ha pasado a 26,6%. Igualmente, quienes no tienen capacidad de afrontar gastos imprevistos son ahora el 25,4%, frente al 27,3% del año anterior, mientras que el 14,6% tiene problemas para mantener su vivienda a una temperatura adecuada, dos puntos menos que en la anterior encuesta.
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La mejoría en los trece parámetros valorados conlleva que las personas en carencia material y social severa se han reducido casi a la mitad, hasta el 3,7% de los riojanos, el mejor dato de todo el país, por delante de Islas Baleares, País Vasco y Galicia, y muy por debajo de la media nacional (8,3%). Además, también se aprecia una tendencia ligeramente positiva en la valoración de las dificultades que afrontan los hogares riojanos para llegar a fin de mes. El año pasado, un 39,9% de los mismos tenía problemas para llegar a fin de mes, mientras que en esta ocasión se reduce ligeramente a 39,2%(el 6,6% con muchas dificultades). Son grupo mayoritario (28,5%) los que encuentran «ciertas facilidades».
Finalmente, en contra a la tendencia de los últimos ejercicios, empeora el número de personas que vive en hogares con baja intensidad de trabajo –inferior al 20% de su potencial laboral–, que asciende al 5,2%, casi medio punto más que en 2023 aunque representa menos de la mitad de la tasa que registró la región hace una década, en tiempos postcrisis.
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