Diana Morant, en la sede de Dialnet, en la calle Barriocepo de Logroño. justo rodríguez
Diana Morant | Ministra de Ciencia e Innovación

«Las renovables tienen impacto en el paisaje, pero la alternativa es mucho peor»

La ministra de Ciencia insiste en que la eólica y la fotovoltaica marcan el futuro y descarta una vuelta a la energía nuclear

Pío García

Logroño

Viernes, 17 de febrero 2023, 21:17

A la niña Diana Morant (Gandía, 1980) le daba rabia que cuando en su casa se rompía el vídeo hubiera que esperar a que llegara ... su padre para que lo arreglara. «Yo me rebelé contra aquello y quise ser el hombre de la casa. Luego entendí que no necesitaba ser el hombre para adentrarme en el mundo de la tecnología», dice. Los vídeos ya casi han desparecido, pero su vocación no flaqueó. Diana Morant, ingeniera de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Valencia, dirige desde julio de 2021 el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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– Según el CIS, a usted solo le conoce el 14% de la población. ¿Le molesta o le supone un alivio?

– No es algo que me preocupe. Los números que me preocupan son los de los científicos que han podido volver, los que ya tienen un contrato estable... ¿A qué atribuyo yo ese bajo conocimiento? Quizá a que solo he recibido una pregunta parlamentaria desde que soy ministra o a que la Ley de la Ciencia haya sido aprobada sin ningún voto en contra. La ciencia, afortunadamente, no genera polémica.

– ¿No genera polémica o no genera interés?

– Creo que sí hay mucho interés. El CIS también situaba a la ciencia como el segundo sector prioritario para la inversión según la opinión de los ciudadanos, solo después de la sanidad. La gente tiene preocupación por la ciencia. Otra cosa es que, cuando voy a presentar un proyecto científico, acabo hablando de cualquier otro asunto. El ruido tapa a veces las políticas científicas.

– Empecemos por el ruido. La exvicepresidenta Carmen Calvo, en la Cadena SER, dio a entender que el PSOE ya intuía las «previsibles» consecuencias adversas de la 'Ley del solo sí es sí'. Entonces, ¿por qué se siguió adelante?

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– No sé en qué se basa la señora Carmen Calvo para hacer esas afirmaciones. El Consejo de Ministros aprobó una ley que consideramos una buena ley, que amplía los derechos de las mujeres, pone el consentimiento en el centro y atiende de manera integral a las mujeres víctimas de agresiones sexuales. Pero sí hemos visto que, en la aplicación real de la ley, ha habido unas consecuencias indeseadas. Esto no lo podíamos saber hasta que se pusiera en marcha. De hecho, la Fiscalía no intepreta esa ley de la misma manera que lo están haciendo las salas. Hemos decido poner la solución a un problema indeseado, el de la rebaja de penas.

«Las consecuencias indeseadas no se podían prever hasta que no entrara en vigor la ley»

solo sí es sí

– Y si hay esa intención, ¿por qué cuesta tanto? Entiendo que esa intención no es compartida por todo el Gobierno. Si lo fuera, no debería ser tan difícil.

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– En teoría no debería serlo. Una vez detectado el problema, lo que ha hecho el PSOE es poner encima de la mesa una solución técnica, que no afecta al asunto troncal de la ley, para eliminar las ambigüedades en su aplicación. Estamos decididos a resolver el problema.

– ¿Aunque sea con los votos del PP y sin el apoyo de sus socios?

– Nosotros gobernamos con el arco parlamentario que hay. No lo hemos elegido nosotros, sino los ciudadanos. Debe entenderse con naturalidad que haya diferencia de criterios en algunas cuestiones. El foco no hay que ponerlo en con quién aprobamos la ley, sino en que hay que solucionar un problema.

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– La 'ley trans' también ha enojado a muchas feministas históricas del PSOE, como Carmen Calvo o la filósofa Amelia Valcárcel, que creen que conduce al «borrado» de la mujer. ¿Comprende sus quejas?

– Como ministra del Gobierno del España y de la Ejecutiva del PSOE tengo que decir que estamos más que contentos por la conquista de más derechos de la mujer, tanto con la ley trans como con la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.Con la ley trans, ampliamos derechos para personas que han sufrido mucho en una sociedad que no entendía la diversidad.

«Con esta ley ampliamos los derechos de personas que han sufrido mucho»

ley trans

– ¿Ha visto usted 'As bestas'?

– No. Pero quiero verla.

– ¿Y oyó el mensaje de Sorogoyen cuando recogió el Goya?

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– Eso sí.

– Dijo: 'Eólicas sí, pero no así'. ¿Estamos minusvalorando el impacto en el paisaje de la energía eólica y de la fotovoltaica?

– Estoy más que segura de que todas las personas que muestran esta sensibilidad con el paisaje tienen la misma convicción de que tenemos que luchar contra el cambio climático. Para el Gobierno de España, nuestra solución preferente son las comunidades de autoconsumo, las placas solares en los tejados..., pero sabemos que esto no va a ser suficiente. Ahora mismo las infraestructuras de energías renovables están declaradas de alta prioridad por la Unión Europea. Con todo, la normativa española es la más exigente del mundo con las instalaciones. Sabemos que las energías renovables van a generar impacto, pero la alternativa es mucho peor: el cambio climático. Aquí en La Rioja ya se están viendo sus efectos.

«No me preocupa que la gente no me conozca. La ciencia, afortunadamente, no genera polémica»

poca popularidad

– Pero también en La Rioja hay ahora muchos viticultores enojados por el daño al paisaje de los grandes parques eólicos.

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– Entiendo la sensabilidad y la comparto, pero debemos trasladar a la ciudadanía que debemos solucionar el gran problema de la crisis climática. Sus efectos ya se aprecian en la vid. Estamos salvando sectores productivos. La solución son las energías renovables y vamos a compensar su impacto, pero no se puede soplar y sorber a la vez.

– La emergencia del cambio climático ha hecho que, en Europa, algunos partidos verdes y de izquierda apuesten por las nucleares. ¿Por qué no en España?

– Nadie esperaba tener una crisis abierta a las puertas de Europa. Eso ha puesto en jaque a muchos países que querían avanzar en la transición hacia las renovables. Alemania, por ejemplo, tenía una enorme dependencia del gas ruso. Así que han tenido que recurrir hasta al carbón. Con eso quiero decir que no tenemos que mirar las soluciones cortoplacistas que se están tomando en otros países, sino comprender que nadie discute que el futuro está en las energías renovables. En España ya teníamos planificado el desmantelamiento seguro de las centrales sin dejar de abastecer al sistema. Las nucleares fueron un 'boom' de los años 80 que se demostró fallido. Ahí está el caso de Francia, con la mitad de sus centrales parada por cuestiones de mantenimento. No cumplen tiempos y es un sistema muy caro.

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– ¿Y prolongar la vida de las que ya tenemos?

– Aparte de que eso requeriría una inversión que nadie contempla, no hay ninguna empresa interesada en mantenerlas porque no son rentables.

– Echando la vista al futuro, ¿nos salvará de aquí a veinte años la energía nuclear de fusión o es una quimera?

– Ahora mismo es ciencia ficción. Pero si la consiguiéramos, no necesitaríamos nada más porque es una energía ilimitada y limpia. Se están dando pasos, pero sigue siendo un gran reto. España ha entrado en el proyecto ITER, con una sede en Barcelona, y ahora en Granada vamos a desarrollar el IFMIF-DONES, que es el espacio donde se investigarán los posibles materiales para el reactor de fusión. Son 700 millones de euros de inversión y no sabemos si al final lo conseguiremos, pero lo importante es el camino. Al final es ciencia que acaba dando resultados aprovechables para la sociedad.

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«La ciencia no puede ser una isla de precariedad»

– La Ley de Ciencia se aprobó sin votos en contra, pero hubo universidades y centros de investigación que alertaron de que la extensión de contratos indefinidos en proyectos con financiación temporal podría conducir a despidos y cierre de centros. ¿Es un riesgo real?

– Este debate surgió porque el PP presentó una enmienda en el Senado en el que nos intentaba convencer de que, en un país donde el contrato indefinido se estaba asegurando para todos los sectores, tenía que haber una isla de precariedad que era la ciencia. Esto era imposible. Otra cosa es el miedo que tienen muchos centros de investigación a la sostenibilidad con estos nuevos derechos. Nosotros hemos reconocido el derecho a la indemnizaciones por finalización de contratos pre y posdoctorales. El Ministerio de Ciencia ha entrado a pagarlas todas, 60 millones de euros en cuatro años. Un investigador en nuestro país, con un contrato temporal, no podía ni suscribir una hipoteca. Nosotros estamos financiando de manera extra a los centros para que puedan asumir estos derechos.

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– ¿Tiene lógica, más allá de las necesidades políticas, separar el Ministerio de Ciencia y el de Universidades?

– Seguramente no. Y en el primer gobierno del presidente Sánchez Ciencia, Universidades e Innovación estaban juntos. Luego se conformó un gobierno de coalición y había que dar espacios también a los socios de gobierno. Pero tanto con el anterior ministro de Universidades, Manuel Castells, como con el actual, Joan Subirats, tengo una relación muy estrecha. Trabajamos como si trabajáramos en el mismo Ministerio.

– La Ley de Ciencia incorpora medidas para que las mujeres no se vean obligadas a elegir entre su carrera y la maternidad. ¿Son suficientes? Muchas científicas tienen la impresión de que esa losa aún pesa sobre ellas.

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– No voy a contradecir a las investigadoras porque además lo dicen los datos. En España, cuando se inicia la carrera investigadora, hay paridad pero luego a la hora de escalar vamos perdiendo mujeres y solo un 20% llegan a los puestos de decisión. La ley entró en vigor en septiembre y la hemos redactado inspirándonos en muchos casos reales de mujeres que han tenido esos problemas. Yo espero que el impacto sea real y solucionemos esos problemas.

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