«Los recortes matan. Ayúdanos a cuidar de ti», claman los trabajadores de Urgencias

A las 20 horas, como en tiempos de confinamiento, los aplausos han roto el silencio en el entorno de los accesos al servicio de Urgencias del Hospital San Pedro este lunes. Allí, entre pacientes y acompañantes, unos 400 sanitarios riojanos han dicho basta y han puesto sobre la mesa los argumentos de un colectivo, el de la atención de urgencia, que después de estar al frente de la batalla contra la COVID-19 se sienten desahuciados. La metáfora médica, no por obvia, aseguran, responde menos a su día a día: «Estamos en estado crítico».

«Por unas urgencias dignas»; «No más recortes»; «Por una sanidad pública, gratuita y universal»… Esos eran los lemas de una concentración que llegó horas después de que desde el Gobierno regional se anunciara la contratación de más profesionales para afrontar el verano y de la ampliación del servicio de urgencias con un nuevo módulo de 100 metros cuadrados, inicialmente con una estructura provisional hasta su definitiva construcción.

«No sabemos si se trata de las contrataciones típicas del verano o a qué se deben», decía, escéptica, la portavoz de los sanitarios antes de leer su comunicado.

«Años de desidia y desatención a nuestras reclamaciones lo han debilitado, que sumado a la pandemia lo ha dejado en estado crítico. Llevamos meses sobredimensionados, atendiendo a todos los pacientes COVID que han ingresado en nuestro hospital, trabajando en condiciones que jamás podríamos imaginar y lidiando con situaciones que jamás pensábamos que tuviésemos que afrontar», apuntaba antes de desmenuzar cinco puntos concretos.

Así, por un lado ha denunciado la falta de personal: «A lo largo del estado de alarma la plantilla del servicio fue reforzada adecuadamente, pero comenzada la desescalada, eliminaron todos esos refuerzos mientras que las demandas asistenciales aumentaban de forma exponencial por numerosos factores», han argumentado los sanitarios antes de denunciar que «el ya escaso personal de urgencias se ve obligado en numerosas ocasiones a cubrir el servicio de prehospitalación, que no dispone de personal propio, dejando en muchas ocasiones una enfermera y una auxiliar de enfermería menos por turno de la ya mermada plantilla. Esta situación ocurre también cuando es necesario el traslado de pacientes a un hospital de otra comunidad, requiriendo la presencia urgente de un médico y una enfermera de la plantilla que tampoco son sustituidos».

De igual manera han insistido en que la infraestructura del San Pedro, al menos la del servicio de urgencias, no es suficiente para garantizar la seguridad de profesionales y pacientes. En ese sentido han explicado que «durante la pandemia la mayoría de los boxes fueron adecuadamente acristalados para permitir el correcto aislamiento de los pacientes COVID-19» lo que, en la actualidad, «impide actualmente meter a dos pacientes en cada box, situación que se venía repitiendo desde hace varios años para aumentar nuestra capacidad de recepción de pacientes, práctica que por otra parte nunca debería haberse realizado. Esta falta de espacio conlleva una imposibilidad de liberar las ambulancias de los pacientes que transportan, quedando así inutilizadas durante el tiempo de espera. El aumento del tipo de paciente, tanto de boxes como de consultas y estas demoras de atención junto con la separación de circuitos de 'sospecha COVID' se traducen, en aglomeraciones de las salas de espera de pacientes que junto a sus acompañantes impiden garantizar la seguridad incrementando, de manera involuntaria, el riesgo de posibles contagios».

Denunciando el colapso actual de Urgencias, han incidido en que parte de la solución pasa por que «Atención Primaria reanude, lo antes posible, la asistencia presencial a sus pacientes, brindando la excelente atención que daban hasta el inicio del confinamiento. El cribaje telefónico no transmite seguridad ni soluciona todas las demandas de muchos pacientes, que terminan acudiendo al servicio de urgencias, incrementando, aún más, el colapso». De igual medida han explicado que «la exigencia de que los pacientes ingresen con el resultado de la prueba PCR de COVID-19 obliga a horas de demora en dichos ingresos impidiendo liberar espacios en urgencias. Esa espera podría realizarse en las propias plantas de ingreso con un aislamiento preventivo hasta el resultado de dicha prueba ya que todas las habitaciones son individuales». Y es que, «otro factor influyente es el alternante cierre de controles que viene llevándose a cabo desde hace años en temporadas consideradas de menor asistencia. Reduce considerablemente el número de camas del hospital, lo que obliga a que el servicio de urgencias deba asumir a esos pacientes ingresados que no tienen cama en planta».

«El servicio de urgencias también existe en el panorama de la sanidad. Es la gran olvidada y necesita ser reformada. Requiere de ayuda y visibilidad de los grandes profesionales que trabajan en ella, profesionales que quieren dar atención de calidad y no pueden por la presión asistencial que estamos viviendo», han completado antes de, los aplausos, volvieran a estallar en el San Pedro y los sanitarios se citaran para el próximo 9 de julio en las puertas del Parlamento regional.