Abilio Martínez en el año 2017, cuando fue nombrado obispo de Osma-Soria. LR

Abilio Martínez

Obispo en Osma-Soria

«Quiero ser buen evangelizador y tomar siempre las mejores decisiones»

El actual administrador diocesano de Osma-Soria fue nombrado obispo de Ciudad Real el pasado 9 de julio y asumirá el cargo el 27 de septiembre

María Aguirre

Lunes, 21 de julio 2025, 07:34

Abilio Martínez nació en Autol el 29 de enero de 1964. Tiempo después, cuando tenía tan sólo 12 años, ingresó en el seminario y ... allí comenzó sus estudios eclesiásticos. A día de hoy sigue con su misión de ayudar y presentar su fe a los demás.

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– ¿De dónde viene su vocación?

– En el pueblo donde nací, en Autol, en La Rioja Baja, tuve mi primera vivencia en torno a la fe. En aquellos tiempos era algo habitual y participábamos mucho. Todo empezó con la catequesis para prepararme la Comunión, también colaboraba en la parroquia e iba a las novenas de la Virgen de Nieva, que es la patrona de mi pueblo. Luego los sacerdotes me propusieron ir al seminario y fui.

– ¿Cuándo fue?

– Cuando tenía sólo 12 años, en el año 1976. Era muy jovencito. Estuve en el seminario hasta el año 1987 y allí fue donde cursé mis estudios. Unos que hacía cualquier otro chico de mi edad.

– ¿Qué estudios tiene?

– Hice la EGB (Educación General Básica), el BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), el COU (Curso de Orientación Universitaria), la selectividad y después comencé los estudios eclesiásticos –que se componían de Filosofía y Teología–. A partir de ahí, cuando terminé en el año 87, el entonces obispo de La Rioja y también cardenal de Toledo, don Francisco Álvarez Martínez, me envió a estudiar a Roma y fui diácono. El 30 de septiembre de 1989 me ordené sacerdote.

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– ¿Diría entonces que su primer destino fue Roma?

– No, Roma fue para estudiar en la Pontificia Universidad Gregoriana. Realmente mi primer destino fue la parroquia de San Bartolomé, en Aldeanueva de Ebro, cuando me ordeno sacerdote junto con otros compañeros de la diócesis.

– ¿Cuánto tiempo duró esa etapa?

– Estuve cinco años, desde 1989 a 1994. Fui lo que entonces se llamaba coadjutor –actualmente es vicario parroquial– y asistí al párroco que había en ese momento, que era un sacerdote de Calahorra.

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– Hasta ahora, ¿cuál diría que es su mejor recuerdo?

– Estuve de sacerdote desde el año 1989 hasta 2017, y creo que tengo buenos recuerdos de todos los lugares donde he estado ejerciendo. Sí que es verdad que todos los sacerdotes recordamos la primera parroquia con cierto cariño, porque ha sido nuestro primer destino. O Logroño también. Estuve 20 años en la parroquia de San Pío X, donde su comunidad me quiso mucho y me hizo estar muy a gusto. Además allí también conservo buenos amigos. Pero la de Aldeanueva de Ebro siempre va a ser la primera. También contribuyó que estaba en mi zona, porque al ser de Autol tenía a mi familia cerca, a 9 kilómetros.

– Cuando comenzó, ¿ha habido alguna historia impactante de alguien que acudiese a usted?

– Cuando uno empieza como cura había personas que venían a poner en mis manos decisiones sobre cuestiones matrimoniales o algún problema familiar. Me pedían consejo y luego ellos libremente hacen lo que pueden, deben o quieren.

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– ¿Le llamó la atención?

– Sí, sobre todo por ver cómo la figura del sacerdote sigue siendo muy valorada desde el punto de vista religioso y humano, como consejero, asesor o persona que puede ayudar cuando la vida se tuerce un poquito.

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«Me ha llamado la atención ver cómo la figura del sacerdote es valorada religiosa y humanamente»

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«Los retos son vivir en la Iglesia en comunión, evangelizar, presentar nuestra fe como es y entender que es personal»

– ¿Cuál fue su camino después de ser nombrado vicario parroquial?

– En la parroquia de San Bartolomé estuve cinco años, desde 1989 hasta el año 2017. Después me fui dos años a Salamanca para ampliar mis estudios con los cursos de doctorado. Fue una experiencia muy bonita en una ciudad muy universitaria. En el año 1996 vuelvo y me destinan a la parroquia de Pío X, en Logroño.

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– ¿Cómo fue esa etapa?

– Allí compaginaba mis labores en la parroquia con otras funciones diocesanas que me encargaba el obispo, como llevar la pastoral juvenil, ser delegado de apostolado seglar, de enseñanza, vicario de pastoral... Y así durante las dos décadas en las que he estado como sacerdote en La Rioja.

– En 2017 dejó de ser párroco, ¿fue ahí cuando le nombraron obispo de Osma-Soria?

– Eso es. El 5 de enero de ese mismo año recibo el nombramiento de obispo electo y el 11 de marzo soy ordenado obispo por la diócesis de Osma-Soria, a manos del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez.

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– ¿Cómo recuerda aquel momento?

– Precioso. Un día con sol, calor agradable... Fue luminoso en todos los sentidos.

– ¿Hasta que año ha estado ejerciendo allí?

– Actualmente soy administrador diocesano de Osma-Soria (hasta estos dos meses) y obispo electo de Ciudad Real. Me nombraron el 9 de julio de este año y tomaré posesión el 27 de septiembre a las 11.00 de la mañana. En ese momento me desligan totalmente de la diócesis de Osma-Soria.

– Siguiendo con el presente, ¿cómo ve la religión y la fe en la sociedad de hoy en día?

– Es un tema que hay que distinguir dependiendo del lugar del que estemos hablando. La fe y la religión en nuestro contexto europeo no se valora como antes, pero hay otros continentes –como el africano y el asiático– donde la religión y fe cristianas están en crecimiento y claro progreso. De hecho, el número de bautizados católicos a nivel mundial aumenta cada año.

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– ¿Y en Europa?

– Hay una progresiva desafección de la sociedad hacia la fe y la religión, pero la Iglesia es universal y hay que tener en cuenta todo el contexto. En unos lugares aumenta y en otros, como Europa o Centroeuropa, hay cada vez menos bautismos.

– ¿Qué desafíos considera que hay para mantener la fe en estos tiempos, sobre todo en los jóvenes?

– Creo que los retos son por un lado vivir en la Iglesia en comunión, es decir, que trabajemos todos juntos por mantenernos unidos y evangelizar. El segundo sería presentar nuestra fe como es, sin quitar exigencia, y entender que la fe es una cuestión personal.

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– ¿Qué opina de la elección del Papa León XIV?

– Me parece muy bien. Aunque no era uno de los papables sí que se hablaba de él. Ha sido una sorpresa muy buena, porque es un hombre con una gran experiencia como misionero. Ha sido prior general de la Orden de San Agustín y ha visitado todas sus casas, por lo que conoce perfectamente cómo está la Iglesia en las diferentes partes del mundo. Está muy bien preparado teológicamente y habla varias lenguas. Se le ve sencillo y cercano. Creo que ha sido un acierto por parte de los cardenales electores asistidos siempre por el Espíritu Santo.

– Hablando de futuro, ¿qué espera de él?

– Tal y como él dijo en su primer discurso, espero que sea un papa que trabaje por la paz en el mundo, se preocupe de las cuestiones sociales y nos guíe como pastor de la Iglesia desde la fe y la unión.

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– ¿Y de su cargo como obispo de Ciudad Real?

– Voy sin ideas preconcebidas. Quiero llegar allí, conocer todo y ver cómo podemos ser buenos miembros y evangelizadores de la Iglesia, tomando siempre las mejores decisiones.

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