«Si queremos turismo de calidad tiene que haber regulación e inspección»

– ¿Han iniciado contactos con el nuevo Gobierno de La Rioja?

– Sí, nos reunimos en julio, porque formamos parte del Consejo de Turismo de la FER y todo el sector hablamos con el consejero y los directores de Turismo y Cultura. Fue un primer contacto para compartir preocupaciones y prioridades, se les presentó un documento y se ha quedado en retomar el diálogo de nuevo con cada subsector en septiembre para hablar específicamente.

– ¿Qué reclaman?

– Los puntos más importantes son tener una participación más directa en la promoción institucional, saber cuál es el mensaje y dónde se va a transmitir, y que fluya de forma más colaborativa..., que no sean lentejas. También nos gustaría conocer los recursos de esas campañas. Otro punto es el tema de las comunicaciones terrestres y aéreas. Y el tercero son las viviendas de uso turístico, su crecimiento descontrolado. También está la preocupación de los campings por las zonas de estacionamiento de autocaravanas, que parece muy positivo para los Ayuntamientos pero se debe reglar y que no sea gratuito. No puede haber una zona cada 20 kilómetros.

– ¿Sufren la 'competencia' del auge de las autocaravanas?

– Sí. En Torrecilla, frente a las piscinas, usan ese espacio y causan problemas graves a los vecinos, como señores haciendo sus necesidades en un parque público. Y en Ezcaray hay una zona reglada que no funciona. Pedimos que se regule a nivel autonómico y que no ocurra como con las viviendas de uso turístico, que no hay inspecciones. Una vivienda no puede alojar más de ocho personas y en zonas rurales entran los que quieren más.

– ¿Y de los alojamientos turísticos, al margen de la regulación?

– Si queremos un turismo de calidad tiene que haber regulación e inspección. Y que las reglas sean equitativas, que todos tengamos las mismas responsabilidades porque damos el mismo servicio o parecido.

– ¿Cuál es la debilidad que pueden tener ahora las casas rurales en el mercado turístico?

– La única es el precio. En las viviendas de uso turístico es fácil bajar precios pero nosotros no podemos. Llevamos tres años de pandemia manteniendo la industria turística a flote. El gasóleo, el 'pellet', el agua, el IBI... todo ha subido. Y, si das desayunos, desde la leche al embutido ha subido también, así que no podemos tirar precios.

– ¿Y cuál es su principal virtud?

– Sentirse mejor que en tu propia casa. Ponemos a disposición casas con paredes de piedra que mantienen las zonas frescas sin aire acondicionado, jardines y entornos maravillosos. Se puede descansar, disfrutar de la naturaleza, una barbacoa... Además de la experiencia de los propietarios, que son grandes guías turísticos de las zonas, que recomienda qué hacer.

– ¿Está siendo un buen verano para las casas rurales de La Rioja?

– Teníamos buenas expectativas en julio porque el año pasado fue muy positivo, pero el turista nacional, que es la mayoría del turismo rural, ha ido a la playa o a Europa. Los primeros veinte días de agosto han sido buenos y ahora estamos recibiendo bastantes llamadas de estancias cortas y de última hora.

– ¿La admisión de mascotas empieza a ser una condición indispensable?

– Definitivamente, recomiendo a todos mis socios que admitan mascotas porque es casi más frecuente, al menos en mi caso, recibir parejas con mascota que con hijos. Es una línea de negocio que recomiendo, así como la sostenibilidad. Las calderas tienen que transformarse, la recogida de residuos debe ser ecológica, con separación. Las mascotas son importantes ahora mismo.

– ¿Sufren las casas rurales los problemas de la España vaciada?

– Las casas rurales que llevan años en el mercado, hace casi ya treinta años desde comenzó el turismo rural en La Rioja, tienen experiencia y clientela fiel. Una vez que se descubre el entorno, las habitaciones, los salones... no sufrimos en el invierno. El problema que tenemos, en los puentes y vacaciones, son los servicios de restauración y pequeños negocios, que cada vez son menos y con horarios más restringidos. Animo a todo aquel que tenga iniciativa a que mire las posibilidades de restauración en los pequeños pueblos. Este verano hemos alcanzado un nuevo nivel y es preocupante. Por un lado, las casas y alojamientos rurales llenamos pero luego tenemos serios problemas a la hora, sobre todo, de que nuestros huéspedes puedan cenar.

– ¿Y no pueden las casas rurales ofrecer ese servicio?

– Hay casas que lo hacen, como la de Aldeanueva de Cameros, que da de cenar a sus clientes. En la mía ofrecemos desayunos. En El Rasillo hay doce casas rurales y el volumen es alto. Y aunque haya cocina completa, hay días en que puede apetecer salir. Habría que hablar con los bares de concesión pública para mejorar el servicio. Unos alemanes que se han ido de Torrecilla pensando «qué pena que no haya más servicios», y somos de los que más tenemos. No podemos esperar a que vengan los turistas a paladas.