El progreso de 'la hija predilecta'
Un paso, otro paso, siempre hacia delante. Sin caerse o levantándose, pese a la historia y a las dificultades. «Como única mira y aspiración constante ... de sus esfuerzos, la defensa de los intereses generales del país y los particulares de esta provincia para que en su desenvolvimiento reine la natural armonía». Con estas palabras, sin retórica y como una declaración de intenciones, Facundo Martínez Zaporta quiso dejar claro en el Prospecto -publicado un día antes de que viera la luz La Rioja- que, la que llamaba cariñosamente su «hija predilecta», se inclinaría por una información autónoma e imparcial. Siempre en una línea liberal y de futuro, caminando hacia el progreso, aunque estos conceptos fueran perseguidos unas décadas después en coincidencia con el final de la Guerra Civil, las impuestas leyes de prensa y, por supuesto, la censura hermana del franquismo.
La Rioja nació en el entorno de la Ley de la Imprenta (1883) cuando se editaron hasta 53 periódicos, 28 de ellos en la capital, donde tan sólo había 15.000 habitantes. ¡Qué ilusión por fomentar la lectura y el conocimiento de la actualidad! El fundador del periódico era lo que se entendería hoy como un emprendedor. Antes de La Rioja, siendo oficial del cuerpo de Telégrafos por oposición durante dos décadas, fundó El Comercio, un periódico de «intereses generales», 'Semanario no político', del que según escribía el historiador José Miguel Delgado, «se conoce el número 143, lo que nos permite intuir que tuvo una larga vida». En el verano de 1888, salió a la calle 'Logroño Cómico', lo hizo hasta principios de 1889 y dejó paso al que fue su proyecto vital, un periódico diario, moderno, serio y siempre con la idea del servicio público.
La multimedia es una realidad. A partir de 1997, La Rioja llega a sus lectores a través de distintos formatos
Facundo era un hombre de familia, y de familia seguimos siendo los Martínez-Zaporta. Supo inyectarles a sus hijos la tinta en vena y ese progreso que en primer término es social, también se refiere al avance y la tecnología en el caso de sus hijos. Paso a paso.
Francisco acompañó a su padre en la fundación de La Rioja (15-1-1889), lo llevó con él hasta su primera sede, la Casa del Correo y terminó de darle vida al sueño de Facundo con la creación de la hoy llamada plaza Francisco Martínez-Zaporta. Un ambicioso proyecto que contemplaba la nueva sede con los talleres, la redacción, las oficinas, la vivienda familiar y el desaparecido Teatro Moderno. Francisco no pudo inaugurarla hasta tres años después de que muriera su padre en 1911. Francisco fue periodista, propietario y director del diario, con gran criterio político, presidente de la Diputación Provincial y encabezó la Primera Asociación de la Prensa. Su hermano Felipe también fue periodista. El tercero de la saga, que después de décadas de trabajo junto a Facundo y Francisco, se convirtió en director en 1916. Fue el 'eterno director' y, hasta su muerte en 1941, ocupó el cargo de consejero delegado de Nueva Rioja, además de presidir la Cámara de Comercio e Industria y la de Propiedad Urbana de Logroño.
Con 'Marina' y al color
Con ellos cambió aquel periódico de imprenta, de impresora plana 'Marina' «movida por el brazo del Tío Pirojas» a ser un «periódico rotativo», según escribía el mismo Felipe el día en que se utilizó la primera rotativa para poner La Rioja negro sobre blanco. Era 9 de enero de 1920. A ésta seguirán otras, compradas en Berlín, París e incluso Estados Unidos, como la que se instaló en nuestro actual edificio de Vara de Rey cuando se cambió de sede en 1968 y que inauguró mi abuelo Miguel Martínez-Zaporta, entonces consejero delegado, junto al subsecretario de Información Pío Cabanillas. Hasta 1980 no pudo verse el resultado del Offset, un suplemento especial mostró la calidad de esta nueva tecnología más rápida y limpia. Un paso y otro paso, en el progreso y sin caer. Hasta que llegó el color a la portada el 8 de junio de 1992, con una bandera de La Rioja para los riojanos. Desde el 28 de septiembre del 2010, el periódico no ha dejado de ser a todo color.
Perder hasta el nombre
Antes de este desarrollo tecnológico, La Rioja tuvo uno de peores envites de la historia en su lucha por ser el periódico liberal e independiente de Facundo. Con Felipe como director le arrancaron hasta su nombre, lo perdió, le obligaron a cambiarlo. El 1 de noviembre de 1938 dejó de llamarse La Rioja para convertirse en Nueva Rioja. La Ley de Prensa de Serrano Súñer unió a la redacción de los Zaporta la del periódico conservador Diario de la Rioja. Eso significaba el control dentro de la casa y fuera de ella. En plena Guerra Civil, no se permite que el periodismo esté al margen del Estado. Se crearía un Servicio de Prensa en cada provincia para ejercer la censura, había un registro de periodistas, se designó el director y tenía que asumir a trabajadores del periódico que seguía una línea 'oficial'.
La Rioja pudo mantener la propiedad, podía haber sido incluso peor. El 1 de julio 1981, el periódico recuperó su nombre, su cabecera, después de otras leyes de prensa y muchas vicisitudes. Volver al origen era más que una forma de denominarse, significaba situarse y reconocerse en su Prospecto, sus principios y afirmarse en la sociedad como libre. Un emocionado editorial aquel día casi gritaba desde el papel a los lectores: «Otra vez La Rioja», aunque nunca habían dejado de llamarla así. «Desde hoy, en el kiosko diga: 'Deme La Rioja... como siempre», apuntaba aquel artículo. Otro paso, con un pie en el origen y otro en el futuro.
De imprenta a empresa
Pero para llegar hasta aquí, La Rioja había ido transformando como empresa y todavía le quedaba por crecer. Tuvo que ir amoldándose a los cambios que imponían leyes y sociedad.
El 3 de junio de 1941, en Madrid, en la mesa de un notario y ante la mirada atenta de los socios fundadores Felipe y Moisés, hijos de Facundo, se creó Nueva Rioja S.A. como continuidad de aquella anterior imprenta. Con un capital social de 1.000.000 de pesetas.
El 13 de agosto de 1965, se produjo la primera ampliación de capital. La Rioja seguía creciendo al ritmo de sus lectores, ya se preparaba el cambio de sede a Vara de Rey y la propiedad continuaba en la familia Martínez-Zaporta. Presentes en esta firma estuvieron Felipe, hijo, y su hermano Miguel, mi abuelo, junto a sus hermanas María, Elena, Lola y Pilar, así como sus primos los Garrido, entre otros familiares. El capital social pasa de ser 1.000.000 a 5.000.000 de pesetas.
La Rioja va a unir fuerzas con la sociedad riojana. Por primera vez, en una ampliación de capital, entran a formar parte del accionariado personas ajenas a la familia como empresarios riojanos. Fue el 8 de enero de 1981 cuando el capital social se amplía en 5.000.000 de pesetas manteniendo parte de la propiedad Miguel Martínez-Zaporta.
Hay que dar un paso más, la globalización no entiende de individualismos. La Rioja sigue avanzando. Vocento, antiguo Grupo Correo, adquiere el 58,68% del capital de Nueva Rioja S.A. el 26 de junio de 1993. Se abre una nueva etapa. A partir de este momento, La Rioja llegará a sus lectores a través de distintos formatos. Creándose larioja.com (2 de junio de 1997) , TVR (septiembre de 1997), y Rioja Medios (abril de 1999). La multimedia es una realidad.
Hoy, La Rioja, la que ya es nuestra hija predilecta, apuesta por la veracidad, por la objetividad, por el periodismo de calidad que la han hecho cumplir 130 años siempre de la mano de sus lectores. El nuevo paso es 'La Rioja on+', un producto de suscripción para los lectores digitales de la web de Diario La Rioja. Sigamos caminando juntos.
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