«Nuestro mayor miedo es no saber nunca la verdad»

Alejandro Morales, Hugo Soto, Aitor Barrios y Brahim Ben son cuatro de los seis amigos calceatenses de Javier Márquez Villaverde que el pasado viernes salieron con él de fiesta por Logroño. Habían reservado un alojamiento en Airbnb pero en torno a las 5.30 horas Javier les dijo que se iba a dormir a casa de su hermana melliza. No le dieron importancia, aunque sabían que, como Alejandro, tenía billete para el autobús de Santo Domingo a las 7.00 horas. «Sobre las 6.30 horas le llamamos y no daba tono. Nos extrañamos», reconoce Alejandro.

Al día siguiente otro amigo les llamó preguntando si estaban con Javier porque no había vuelto a casa. Con su hermana no podía estar porque ella estaba en Santo Domingo y no tenía llaves de su casa. Fue el momento en que se movilizaron para buscarlo. Ellos, los amigos, los primeros, en el parque del Ebro, la plaza de toros, la estación de autobuses. Aquella búsqueda se inició el pasado sábado y continúa casi una semana después. «Iba pasando el tiempo y empezamos a pensar que algo pasaba, que esto iba en serio», confiesa Hugo. Y añade: «No es que hayamos vuelto de Santo Domingo, es que prácticamente no nos hemos ido. Hemos estado las noches por Logroño a ver si le veíamos. Somos conscientes de lo que es pero hacemos todo lo que podemos».

Admiten que los primeros días se guiaron por los rumores, yendo de un lado a otro, donde decían que lo habían visto, preguntado en bares, a ciclistas, gente que paseaba al perro... «Necesitamos una motivación para seguir buscando, aunque lo vamos a seguir haciendo igual», expone Brahim. El lunes, incluso, se adentraron en garajes y áticos con permiso de los vecinos para buscar.

«Por nuestra parte, no sabemos nada, pero confiamos en que la Policía está haciendo su trabajo. Queda esperar», explica Aitor Barrios. Esa espera, la incertidumbre, el desconocimiento de lo sucedido, es lo peor. «Son momentos de impotencia y desesperación, es frustrante porque venimos a buscar y ya no sabemos ni qué podemos hacer porque sientes que pasas por donde ya has pasado, pero como no sale nada, no vamos a parar, aunque se van mermando las fuerzas», afirma Hugo. En el grupo pesan las informaciones dañinas que algunos medios de comunicación han lanzado sin escrúpulos incluso señalándoles. «No sabe ni la Policía lo que ha pasado y lo van a saber cuatro tertulianos que hablan por hablar», advierte Aitor, aunque Alejandro confiesa que les duele. «Eso nos hace daño. Los rumores los generan y difunden ellos, todos falsos, y eso nos afecta a nosotros y a la familia», señala Alejandro.

Los cuatro, precisamente, han rememorado antes de esta conversación la noche de la desaparición. «No hubo ningún comportamiento extraño por su parte. Fue una noche normal», asegura Hugo. «Márquez era súper buena persona, súper cariñoso. Expresaba mucho sus sentimientos y estaba súper alegre porque era la primera vez que venía con nosotros a Logroño, a la plaza de toros. No había signos de que fuera a hacer nada de esto voluntariamente», declara Alejandro.

«Voluntariamente, imposible. Fue el mismo de siempre. No tiene sentido. Tenía sus planes de futuro, nos decía que este verano iba a trabajar con su padre y que había estado mirando para cogerse un coche», expone Aitor. «Nuestro mayor miedo es no saber nunca la verdad», advierte Alejandro, y los otros tres dicen: «Eso».

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