«El lobo puede ser un problema, pero no es 'el problema' de la ganadería»

– ¿Es posible la convivencia del lobo con la ganadería extensiva?

– En primer lugar, quiero dejar claro que somos una organización que apuesta por la ganadería extensiva, que está en grave peligro, pero su amenaza principal no es lobo, sino el dumping con la carne que llega de otros países, la competencia con la carne industrial, que no se quiere diferenciar en los lineales, la falta de relevo generacional, la burocracia, la injusticia con los precios... Eso es lo que mata la ganadería extensiva. El lobo puede ser un problema, pero no 'el problema'. Yo creo que sí es posible la convivencia. El lobo tiene otra cara que la sociedad no ve y son las misiones ecosistémicas con las que cumple, como el control de los jabalíes y venados, o de la flora y fauna silvestre ante la transmisión de enfermedades.

– ¿Apoya la estrategia del Gobierno de España y de La Rioja?

– Sí. Se han manipulado mucho las cosas porque, en realidad, el lobo puede seguir siendo controlado por las administraciones, como ocurre en Italia, Francia y otros países de nuestro entorno. No sólo se ha protegido al lobo con su inclusión en el LESPES, sino que hay una estrategia para armonizar las indemnizaciones, que hasta ahora eran un caos. Sobre la mesa hay un presupuesto de 20 millones, la mitad para pagar daños, el triple de lo que calculamos que se producen en España, y la otra mitad para medidas de coexistencia para los ganaderos. Creo que en La Rioja se ha hecho algo muy interesante con la creación de la 'Mesa de la Ganadería Extensiva y el Lobo': ha logrado sentar a todos los actores y alcanzar acuerdos, con lo que el modelo debería replicarse a nivel estatal. La Rioja ha dado pasos interesantes, casi duplicando las indemnizaciones. El lobo va a ser una especie protegida desde Europa y, al mismo tiempo, no podemos permitirnos que la ganadería extensiva desaparezca porque es clave para la producción de carne de calidad y en la lucha de la pérdida de biodiversidad y contra los incendios forestales.

– El acuerdo final contempla un protocolo de caza, de control poblacional en casos recurrentes. ¿Es un buen acuerdo?

– Hay que ponerse en el lugar del otro. A nosotros nos gustaría la protección total, pero también es verdad que estas medidas son las que se están aplicando en otros países de Europa. Hasta ahora las comunidades autónomas fijaban cupos de caza que no estaban basados en ningún rigor científico, sino más bien por la presión de los sindicatos agrarios o las elecciones. La estrategia actual, sin embargo, incluye un censo, un protocolo para todos igual y luego las comunidades pueden informar al Ministerio cuando consideren que es preciso un control, pero siempre que se hayan puesto los medios, ya que para eso el Ministerio ha puesto 20 millones de euros. Si los ataques son recurrentes, las administraciones pueden autorizar el control poblacional. Vamos a ver cómo funciona el sistema y qué actitud tienen algunas regiones en rebeldía. No podemos vivir sin ganadería extensiva, sino que tenemos que revitalizarla, que a la gente joven le vuelva a parecer atractiva y podamos volver a tener ese ganado que produce alimentos sanos, frente a las macrogranjas que curiosamente se están desarrollando en algunas de estas comunidades en rebeldía.

– ¿Cómo ve el proyecto de ley de Biodiversidad de La Rioja que está tramitando el Parlamento?

– Es un paso muy positivo. La ley reconoce que hay un problema y el Gobierno de La Rioja cumple su parte para proteger la biodiversidad. Lo más interesante es que recopila muchos marcos que se han actualizado estos años, como la Estrategia Europea de Biodiversidad o la Estrategia de la Granja a la Mesa, y traspone esas normas a la legislación regional. La pérdida de biodiversidad es una erosión continua y silenciosa, y hace falta que todas las políticas están armonizadas. La prohibición del glifosato es un paso importante, pero además es novedosa e importante la formación de los funcionarios. Muchas de las decisiones de las administraciones se toman sin conocer las consecuencias y la formación es muy importante. Creo que es una ley que merece la pena apoyar.

– ¿Cómo estamos en biodiversidad en España y en La Rioja?

– España tiene la suerte de ser el país más rico de Europa en términos de especies y biodiversidad, con más variedad de tipos de hábitat, pero el último informe de la UE de 2020 dice que es donde la erosión está actuando más rápido por la agricultura intensiva. La Rioja, apenas el 1% del territorio nacional, es una especie de arca de Noé porque tiene una variedad de climas, de paisajes y de orografía enorme. El 60% de las especies que hay en la península ibérica están en la Rioja. Es una comunidad muy rica, pero sufre los mismos problemas y amenazas que el resto de España.

– ¿La PAC se queda coja?

– La agricultura y la ganadería en toda Europa está en un proceso de intensificación. La PAC debería ser una PAC mucho más verde. Hemos logrado aprobar a última hora algún ecoesquema para la ganadería extensiva, con más ayudas, pero volvemos a perder una gran oportunidad para transformar la agricultura.

– ¿Qué opina del 'boom' renovable y su afección, sobre todo de la eólica, a la avifauna?

– La UE se ha marcado un 55% de reducción de emisiones para 2030 y un 74% para la producción de energía renovable. Todos tenemos que contribuir. Dicho esto, es cierto que ha habido un movimiento especulativo muy fuerte con las energías renovables que ha pillado a las administraciones sin una ordenación del territorio adecuada. Creo que afortunadamente ese proceso de especulación se está deshinchando, pero lo más importante es que nos replanteemos el modelo energético, porque a lo mejor podemos producir menos de lo que pensamos necesario. No conozco los casos concretos en La Rioja, pero deberían materializarse sólo los de menor impacto y cumplir escrupulosamente la legislación ambiental.

– ¿Es una estrategia adecuada, para La Rioja y España, ser exportadores netos de energía?

– Creo que no. Nosotros tenemos que cumplir con nuestra cuota, en la parte que nos toca. Este 'boom', como decía, ha pillado con el pie cambiado a las administraciones, sin capacidad técnica incluso para evaluar y sin unas normas claras de dónde sí y dónde no instalar estas infraestructuras. De ahí viene en gran parte la contestación de plataformas como en la cornisa cantábrica o aquí en La Rioja y que tienen también mucha razón. Afortunadamente, veo que muchos proyectos conflictivos están cayendo y eso es una realidad, aunque quedan muchos pendientes y sensibles y el Ministerio, a partir de 50 MW, está echando para atrás varios proyectos, y aquí también se han echado atrás algunos.