El Laboratorio de La Grajera analizó el pasado año 500 muestras de alimentos
El área de microbiología del Laboratorio de La Grajera realizó 1.890 determinaciones.
Es el brazo científico de la red de vigilancia alimentaria y un elemento clave en el control preventivo y en la detección de los patógenos causantes cuando salta una alerta. «La rutina de Laboratorio Regional de La Grajera son controles oficiales y planes nacionales. Es Salud la que a través de su servicio de Seguridad Alimentaria nos hace llegar las muestras», explica su directora, Mercedes Cancer.
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«El control oficial y los planes nacionales tienen tantísimos parámetros que un laboratorio solo no da abasto y entonces formamos parte de un grupo de laboratorios y se hacen intercambios de muestras, cada uno se especializa en un tipo de análisis en cuanto a la parte química. En microbiología, por lo perecedero del alimento y porque son técnicas clásicas, sí que cada comunidad hace las suyas», añade.
Acreditado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) para los expedientes agroalimentario y ambiental, durante el pasado año, el área de microbiología del Laboratorio de La Grajera analizó 500 muestras de alimentos y realizó 1.890 determinaciones.
«Los microorganismos patógenos más investigados en alimentos y superficies de procesado son Salmonella (21%) y Listeria monocytogenes (15%), y, aunque en menor proporción, dentro del control oficial se analizan también otros, como Bacillus cereus, Clostridium perfringens, Estafilococos coagulasa positivo, Escherichia coli O 157, Campylobacter spp., Escherichia coli productora de toxina shiga (STEC)», recita la especialista, quien añade «aunque entre los patógenos más habituales, los de la salmonela y la listeria siempre están ahí y, de hecho, en el control oficial son los que exigen estudiar en casi todos los casos, ahora se ha añadido mucho también el campylobacter, con las campañas de los E. colis enterotoxigénicos, que son bichos más infrecuentes, pero más peligrosos».
Su diagnóstico desde el ámbito científico no difiere en nada del aportado por el resto de expertos: «Aquí en La Rioja, en cuanto a intoxicaciones, lo que más hay son descuidos en la manipulación y en la conservación. No obstante, no aumentan las intoxicaciones alimentarias proporcionalmente a lo que aumenta el comer fuera de tu casa porque hay muchos controles; y en las casas han cambiado también las cosas, porque los alimentos se guardan en botes y congelan», concluye Mercedes Cancer.
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