«Estamos listos», decía el teniente coronel Magín Álvarez Arribas, responsable del BHELMA III, tras haber pilotado, junto al capitán César Caminero, el helicóptero Caimán que ayer sobrevoló Logroño en el ensayo de lo que será el desfile aéreo del próximo sábado. La segunda prueba sobre la capital, la que se produjo sobre la una y media de la tarde, fue la buena, mejor que la primera, la de la una, por coordinación y por tiempos más ajustados, explicaba el militar.
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El NH90 arrancó motores sobre el mediodía de la base de Recajo, tras unos meticulosos preparativos: los cronómetros, la torre, las instrucciones de seguridad precisas... A las doce y cuarto se levantaba y se encaminaba a la cita con otras aeronaves de las que iban a formar parte de la prueba de la exhibición. El cielo, despejado, despejadísimo.
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El NH90 Con 19,5 metros y 6.400 kilos, su velocidad máxima es de 300 km/h, con un alcance de 982 km, 900 si lleva 2.500 kilos.
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Novedad Este helicóptero apenas tiene año y medio. En Logroño se le conoce por haber llevado a los Reyes Magos a Las Gaunas.
Mientras iban llegando los demás pilotos al punto de encuentro, el Caimán, como se conoce a este aparato que tiene su sede habitual en Agoncillo, daba vueltas en amplios círculos en el entorno de Murillo, Ribrafrecha, Islallana y Clavijo.
«Se trata de que la coordinación sea lo más precisa posible, de forma que se logre armonía»
Magín Álvarez Arribas | Teniente coronel BHELMA III
Hasta allí fueron llegando otros aviones, como los de extinción de incendios, y otros helicópteros, algunos de los cuales, el de la Guardia Civil entre ellos, habían salido de la misma base. Los pasajeros del NH90 -cuatro militares, periodista y fotógrafo- podían ver las sombras de todos ellos sobre los campos riojanos. Y todo lo demás -hasta donde los cinturones de seguridad permitían- también, porque el aparato viajaba con los dos portones abiertos, de forma que, a distinta altura y a diferente velocidad, pasaban unos y otros. Eso sí, cada uno por la senda que tenía asignada.
Tras numerosos cálculos, poco antes de la una, las aeronaves fueron a buscar la avenida de Madrid para entrar por la ciudad sobre la misma. «Dos mil metros y bajando», se oía desde la cabina de pilotos. Está previsto que el día del desfile los helicópteros pasen sobre el centro de Logroño a menos de 2.100 pies, que vienen a ser 640 metros. Otros aviones irán a más altura sobre Vara de Rey, hasta los 3.500 pies, mil metros largos.
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¿Cuánto tiempo les lleva el recorrido? De la zona de espera a la tribuna, dos minutos cuarenta segundos, según los cálculos del teniente coronel Álvarez Arribas. Pero su paseo sobre Logroño no acaba ahí.
Vuela y vuelta
Ayer, el helicóptero de Recajo pasaba por Lardero, cuyas calles ya se veían con detalle desde el aire, entraba a la capital, cruzaba todo el eje de Vara de Rey hasta alcanzar la glorieta y salir después de la zona urbana, no sin antes haber ofrecido a los tripulantes del NH90 estupendas vistas de la plaza de toros o del parque de La Ribera. En el monte Cantabria se apreciaba la presencia de un grupo de vecinos, una vez que se ha corrido la voz de que este entorno ofrece estupendas vistas de este tipo de ensayos. Y, tras una primera vuelta, los aparatos se reorganizaron para realizar una segunda que, sin duda, resultó más del gusto de los participantes.
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Ésta es la cuarta vez que se producen estas pruebas sobre la capital, cada vez con un número creciente de aparatos. Y todo ello para que la coordinación de todos los elementos que participan en el desfile «sea lo más precisa posible, de forma que el espectáculo, entre comillas, que se le ofrece al público tenga toda la armonía y disciplina militar que se presta a una ocasión como está», reseñaba el teniente coronel Álvarez Arribas. Quizá este ensayo haya sido el último, apuntaba el responsable del Batallón de Helicópteros. No en vano, los resultados fueron suficientemente buenos.
A la prueba de ayer acudían hasta 23 aeronaves, entre ellas, los aviones de combate Eurofighter y los F18, que suelen ser los que más expectación generan, así como los de la patrulla Águila, que serán, claro, los encargados de cerrar el desfile con los colores de la bandera. Pero también vinieron otros aparatos de transporte de autoridades y mercancías.
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Está previsto que el sábado participen en el acto de Logroño hasta cincuenta y cuatro aeronaves, de las que veinticuatro serán cazas, trece de transporte y diecisiete helicópteros. Su paso durará cuatro minutos y veinte segundos.
Jugando en casa
Por cierto, que el BHELMA III juega esta vez en casa. El hecho de que la celebración del día de las Fuerzas Armadas sea este año en Logroño es, para sus integrantes, un motivo de ilusión y de orgullo, así como, «de alguna manera, un estimulo extraordinario en nuestro día a día y en la preparación de esta ocasión».
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