El catedrático de Psicología Social e investigador José María Peiró Silla. IVIE

José María Peiró Silla I Psicólogo

«Nuestras empresas deben no solo crear más puestos de trabajo, sino de más calidad»

El catedrático de Psicología Social de la Universidad de Valencia imparte el próximo viernes en Logroño la conferencia inaugural de las XIX Jornadas de Psicología en La Rioja

Lunes, 3 de marzo 2025, 07:27

Padre de las bases de la Psicología en las relaciones laborales, a José María Peiró le debemos que cada vez más empresas en España se interesen por la salud mental de sus trabajadores. Sobre este asunto, concretamente sobre 'Salud mental y trabajo: contribuciones desde la Psicología', hablará el 7 de marzo en Logroño, en la conferencia inaugural de las XIV Jornadas de Psicología en La Rioja.

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– Nuestra salud mental está cada vez más aquejada. ¿Qué nos está pasando?

– No sé si está más aquejada, pero lo que sí tenemos es más conciencia de la importancia de la salud mental, y esto es así porque está disminuyendo el estigma sobre este tema y porque tenemos más expectativas de bienestar, lo que hace que estemos más atentos a estas cuestiones. Incluso esperamos que se resuelvan más rápidamente, y eso hace que se acuda a los profesionales en mayor medida, aunque todavía queda camino por recorrer. Muchos creen que esos problemas se solucionan solo con fármacos, y es un gran error. Acudir a un profesional, en este caso al psicólogo, ayuda más que el mero medicamento porque ataca a la fuente de los problemas y no solo a los síntomas. Lo que sí está claro es que está aumentando la incapacidad temporal por motivos mentales. Si en 2018 suponía el 13% de los casos, en 2023 ascendió al 18,1%, lo que indica quizá que la gente está más sensible con este tipo de problemas.

La Inteligencia Artificial

«Quien a cierta edad se vea sustituido por una máquina va a tener difícil encontrar otro trabajo, y eso es una gran fuente de estrés»

Los jóvenes

«Deberían buscar más ser emprendedores que tener trabajo, al menos los que puedan, porque así generaremos tejido de calidad»

– ¿La crisis económica y la pandemia afectan de una manera especial en la población laboral?

– Por supuesto, pero en algunos casos es paradójico. Si tomamos como indicador la ansiedad, esta aumentó durante la pandemia, pero curiosamente lo hizo más en personas inactivas, desempleadas o jubiladas. El confinamiento produjo cambios en la salud mental que se han mantenido, aunque con menos intensidad. Es como que la gente se ha replanteado el sentido de su vida, el trabajo y la sociedad. Curiosamente, durante las crisis el efecto es inverso, las bajas disminuyen, quizá por miedo al despido. Este fenómeno es complejo, pero las personas a las que les resulta difícil afrontar el trabajo les puede ayudar acudir a los profesionales, no solo de la Psicología de la salud sino de la Psicología del trabajo, porque muchas veces la solución está en prevenir los riesgos psicosociales, no en procurar que la persona se adapte a esos riesgos. Es decir, si en el trabajo te hacen acoso psicológico, no se trata de que el acosado se adapte a eso sino que la empresa tenga políticas y protocolos que impidan que ocurra.

– ¿Las empresas españolas se interesan lo suficiente por la salud mental de sus trabajadores?

– Creo que se interesan cada vez más, pero en nuestro país hay muchos tipo de empresas, con distintos tamaño, protocolos de prevención, etc. Aun así creo que queda mucho por recorrer. Han de prestar más atención a la prevención de riesgos laborales psicosociales, y eso sería prevención primaria; más atención a detectar de manera precoz cuándo una persona está teniendo problemas mentales y no esperar a que pida una baja (prevención secundaria) y, si esto no ha funcionado, estaría la prevención terciaria, es decir, recuperar después del daño. Las empresas deben tener unas buenas políticas de acogida de los trabajadores tras una baja por salud mental y eso implica a veces adaptar el puesto de trabajo, graduar el esfuerzo que se le pide y acompañarle. Pero ahí hay que buscar apoyos, sobre todo para las pymes, porque si las empresas lo hicieran bien el gasto en salud sería mucho menor.

– ¿Los principales problemas de salud mental en el trabajo?

– Hay una gran diversidad. Podemos hablar de tensión psicológica (estado prolongado de angustia), de 'estar quemado' (agotamiento emocional fruto de un estrés prolongado), de ansiedad (trastornos caracterizados por emociones crónicas de miedo, etc.) y más grave son los estados depresivos y los trastornos por uso de sustancias. El volumen de gente que solicita una baja es importante y está creciendo, luego hay que prestar atención.

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– ¿Cuál es el impacto de la digitalización en el trabajador?

– Está afectando bastante y, en el caso de inteligencia artificial (IA), lo peor está por venir. Hay gente muy preocupada por sus trabajos, como los dobladores de películas, por ejemplo. El problema de IA es que destruye puestos (en Europa se habla de 10-12%), pero también crea otros nuevos. Al margen del debate de si crea más que destruye o viceversa, lo que está claro es que quien se vea sustituido por una máquina a cierta edad va a tener difícil encontrar otro trabajo, y eso es una fuente de estrés muy grande. También ocurre que, en un porcentaje inmenso de trabajos, lo que sabíamos antes ya no nos vale y tenemos que seguir aprendiendo, y hay gente de cierta edad que tienen la impresión de que ya no está para eso. No solo hay que entrenar a los trabajadores en competencias digitales sino en otras competencias, que llamados digitalizadas. Un ejemplo: como hay bastante gente que teletrabaja, los supervisores deben tener las competencias para comunicarse o dirigir a distancia, generar confianza, facilitar la conciliación.

– ¿Teletrabajar juega en contra o a favor de nuestra salud mental?

– Depende de cómo se plantee, de hecho ahora en las investigaciones no se habla de teletrabajo sino de trabajo híbrido, porque lo normal es que haya una combinación. La ventaja del teletrabajo es que se reducen costes de desplazamiento para las personas, pero resultados hay para todos los gustos. Lo que no está bien es que un cliente necesite algo y, como la persona responsable está teletrabajando, le digan que llame pasado mañana. Eso es un mal diseño del puesto de trabajo y, si es algo habitual, esa empresa se lo tiene que hacer mirar .

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– La precariedad e inseguridad laboral a la que hoy se enfrentan los jóvenes, ¿en qué se va a traducir?

–Entre los jóvenes hay diversidad en cuanto a cualificación, pero lo que está claro es que estamos evolucionando hacia una situación de mucha mayor flexibilidad, y hay jóvenes que lo valoran positivamente, más que los padres. ¿Dónde tenemos el problema? Cuando los trabajos están tan fragmentados ya no son flexibles, son destrozados, precarios, sin garantía de continuidad… y eso hace daño mental a las personas porque no pueden hacer un proyecto de vida. Y si a eso se añade una insuficiencia de recursos económicos y, por tanto, tener que vivir del apoyo de los padres hasta los 30-35 años, eso crea más problemas. Nuestras empresas y tejido empresarial deben evolucionar no solo para crear más puestos, sino de más calidad, porque competimos mejor. Mientras estemos en unos sectores de servicio basados en la cantidad y no en la calidad, como el turismo, va a ser difícil tener esos puestos de trabajo de calidad para mucha gente. Por otra parte, los jóvenes deberían buscar más ser emprendedores que tener trabajo, al menos los que pueden, porque así generaremos tejido de más calidad.

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