Las vacunas reducen el 75% las muertes por COVID y las hospitalizaciones, a la mitad
La Rioja comienza a superar la sexta ola tras 954 ingresados (59, en UCI), con máximos de no vacunados del 90% en Críticos y del 60% en planta
La Rioja, como el resto del planeta, se vio obligada a embarcar hace ahora dos años en una travesía de pesadilla. Justo en el ... ecuador del trayecto, plagado en su primer tramo de peligrosos remolinos y descomunales cascadas, llegó un salvavidas imprescindible en forma de viales de vacunas, que ha facilitado la navegación por unas aguas por momentos aún embravecidas y con rápidos de riesgo recientes.
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El amarre en el nuevo puerto de la normalidad parece acercarse gracias a las mutaciones del virus y, sobre todo, al impulso en las velas de una protección vacunal que ha reducido en el 75% las cifras de letalidad del COVID respecto al primer año y a la mitad las hospitalizaciones en planta y UCI.
La Rioja asiste a la extinción de la sexta ola de una pesadilla sanitaria que contabiliza 909 muertes y más de seis mil hospitalizaciones, casi medio millar de ellas en la unidad de Críticos. Cada ola ha sido distinta, pero nada ha sido igual desde que la vacuna tendió su paraguas protector para afrontar las tres últimas embestidas. «La primera ola fue de absoluta incertidumbre, sobre todo al principio, donde el tema logístico –mascarillas, respiradores, etc...– marcaban el paso para la atención; la tercera fue la peor en lo hospitalario, sobre todo en UCI, donde llegamos a tener 104 camas de Críticos dispuestas; y esta sexta, aunque ha tenido impacto en el hospital, donde más ha afectado ha sido en Atención Primaria», resume el gerente del Seris, Alberto Lafuente, convencido de que «sin vacuna hubiera sido catastrófica».
Las estadísticas recopiladas por el Servicio Riojano de Salud dejan poco margen a un diagnóstico distinto. Durante las tres primeras olas, hasta marzo de 2021, cuando la vacuna era aún una esperanza futura, la cifra de ingresados por COVID ascendió 4.269 pacientes, 343 de ellos en la UCI, estadísticas que tras el inicio de la inmunización, el 27 de diciembre de 2021, ha caído a 1.920 atendidos en los hospitales durante la cuarta, quinta y sexta embestidas víricas, un descenso del 55,02%, senda recorrida también en la Unidad de Críticos, con 148 infectados, 195 menos (-56,85%).
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La tendencia ha sido más intensa aún en los registros de mortalidad, al descender la dramática cifra de 726 fallecidos en las tres primeras olas (366 en la primera, 209 en la segunda y 151 en la tercera) al doloroso recuento de los 183 –52, 45 y 86– que acumulan las tres embestidas postvacuna, protagonizadas por las variantes Alfa, Delta y Ómicron (-74,79%).
La prueba de Ómicron
La evolución de la cuarta y la quinta ola parecieron confirmar la eficacia de los inyectables que, reforzada la cobertura con las dosis de recuerdo, han demostrado también su fortaleza ante Ómicron y su tsunami de contagios –más de 50.000 positivos detectados en La Rioja desde el 1 de diciembre pasado, 10.000 más que el computo global de toda la pandemia hasta la fecha–.
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Aún sin cerrar, la sexta ola, un año después y en las mismas fechas que la tercera que colapsó el sistema, suma 86 víctimas mortales (65 menos) y 954 hospitalizados, 59 de ellos en Intensivos, frente a los 1.199 (124 en UCI) de doce meses atrás. La edad media de los pacientes, que ha caído 5 años en ambos servicios, hasta los 65,70 en agudos y 60,76 en Críticos, acredita también los efectos de la vacunación, especialmente evidente en los primeros asaltos de Ómicron. «Al principio de la sexta ola hubo muchos momentos en los que el 90% de ingresos en UCI eran de no vacunados, mientras en planta el porcentaje rondaba el 60%», resaltan fuentes hospitalarias, que aclaran que «en la actualidad el perfil de no vacunados corresponde a no vacunados, inmunodeprimidos e inmunosenescentes».
Convertido en una herramienta imprescindible, el plan de vacunación, pendiente aún de los reacios, prosigue en la comunidad, que ya cuenta con más de 285.000 personas (el 90,31%) con la pauta completa, según cifraba el viernes el director general de Salud Pública, Pello Latasa, quien volvió a recordar uno de los ejes recogido en su último informe del 6 de marzo: en las personas de 60 a 79 años hay un riesgo de infección en no vacunados 15 veces mayor, 21 veces más de hospitalización, 38 veces más de ingreso en UCI y 24 veces más de fallecimiento que en los vacunados.
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