Pueblos riojanos que esquivan el virus
45 municipios pueden presumir de no haber visto ni rastro del coronavirus en ninguna de sus dos olas gracias al cumplimiento de todas las medidas sanitarias o, también, por no haber mantenido reuniones sociales
Miércoles, 9 de diciembre 2020, 19:27
El COVID-19 ha estado presente en prácticamente todas las grandes localidades de La Rioja. Sin embargo, hay municipios que pueden presumir de no haber visto ni rastro del coronavirus en ninguna de sus dos olas. En concreto, son 45 los pueblos riojanos que, hasta el día de hoy, han superado ambas oleadas sin registrar ningún contagio entre sus vecinos. ¿El motivo? El total cumplimiento de las medidas sanitarias impuestas para frenar la cadena de transmisión del virus o, también, por la imposibilidad de mantener encuentros sociales al tratarse de pueblos tan pequeños.
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Estas localidades suponen casi el 26% del total de los municipios riojanos y, entre todos, suman una población de 3.475 habitantes, cifra que apenas supone el 1% del total de la región. Los habitantes de estos pueblos «COVID 0», según los datos publicados por el Gobierno de La Rioja y que recoge Efe, a fecha 30 de noviembre, oscilan entre los 370 de Santurde de Rioja y la docena de vecinos residentes en localidades más pequeñas, por ejemplo, Torre en Cameros, Valdemadera y Cellórigo.
Los 45 municipios libres de coronavirus son los siguientes: Ajamil, Alesón, Bergasillas Bajera, Bezares, Brieva de Cameros, Cabezón, Canales, Canillas, Cellórigo, Cidamón, Cordovín, Corporales, Daroca, Estollo, Galbárruli, Gallinero, Grávalos, Hornillos, Jalón, Laguna, Ledesma, Mansilla, Matute, Muro de Aguas, Muro de Cameros, Navajún y Ortigosa.
Tampoco ha habido contagios en: Pazuengos, Pedroso, Pinillos, Pradillo, Rabanera, El Rasillo, Robres del Castillo, Sajazarra, San Millán de Yécora, Santurde, Soto en Cameros, Terroba,Tirgo, Torre en Cameros, Torremontalbo, Valdemadera, Ventosa y Ventrosa.
Santurde de Rioja
El pueblo más habitado de todos ellos
De todas las localidades, destaca Santurde de Rioja, el pueblo más habitado. Para Raúl Espinosa, alcalde de dicho municipio, la clave ha sido que se han «cuidado mucho», especialmente los vecinos más mayores, que apenas han salido de casa durante los peores días de la pandemia. «La gente mayor sale muy poco a la calle, lo justo para hacer alguna compra, y la veintena de niños que asisten al colegio del pueblo se han comportado muy bien», ha asegurado.
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Espinosa ha precisado que, durante la pandemia, se han empadronado algunos vecinos más en su pueblo para tener la opción de poder disfrutar de sus segundas residencias en el supuesto de que se produjese otro confinamiento.
En los dos bares de la localidad se han suspendido las cuatro o cinco partidas de cartas que se echaban a diario, ya que, según ha dicho, las cuadrillas han preferido dejar el juego como medida preventiva; y ya no se ven a tantos vecinos que alternen los bares.
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Durante el confinamiento, el Ayuntamiento repartió mascarillas y se ofreció a facilitar alimentos o medicinas a los vecinos que no pudieran desplazarse. Además, con una furgoneta municipal recorrieron las calles con música que difundían con un altavoz, para animar a los niños, y felicitaban el cumpleaños al vecino que tocase, sin importar la edad.
En el pueblo hay dos ganaderos y varios agricultores, pero también hay muchos vecinos que se desplazan a diario a trabajar a Logroño, situado a unos 50 kilómetros, por lo que, en estos casos, han extremado las precauciones para evitar los contagios al tener más contacto social.
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Torre en Cameros
Localidad en la que «hay más vacas que vecinos»
En Torre en Cameros no ha habido problema de contagios por aglomeraciones de gente porque hay más vacas que vecinos, «y el ganado no te pega el COVID-19», ha bromeado su alcalde, Óscar Sáenz, en declaraciones a Efe.
Con apenas «tres familias y un soltero» censados no han tenido problemas «para evitar coincidir», por lo que ha asegurado que a sus convecinos no les ha costado cumplir las medidas sanitarias de prevención para evitar la expansión del virus.
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«La clave es no tener contacto social. No hemos hecho nada especial y en el pueblo cada uno va a lo suyo. Yo soy ganadero y me voy al monte con las vacas, allí no hay contagios», ha subrayado.
Durante la primera ola, ha recordado que subió una cuadrilla de más de diez personas a limpiar e higienizar algunas calles, que le provocó «cierto temor» por si dejaban el virus en el pueblo.
En Torre en Cameros no hay bar, pero sí cuentan con un centro social, que este año decidieron no abrir para que se reunieran los cazadores participantes en una batida, con el fin de evitar riesgos. «Sentido común y no juntarse, tan fácil como eso para evitar contagios», ha apuntado Sáenz.
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