Armas del siglo XXI para una vieja plaga, la araña roja
Científicos de seis países anuncian en Logroño el desarrollo de técnicas de manipulación genética para futuros plaguicidas biológicos frente al ácaro, un letal enemigo para la agricultura mundial
Armas efectivas frente a un enemigo minúsculo pero devastador para la agricultura en todo el planeta. «Once años después de la secuenciación del genoma de la araña roja, el desarrollo tecnológico conseguido es muy amplio, desde acaricidas biológicos basados en ARNi hasta sistemas de resistencia de las plantas mediante 'vacunación', pasando por resultados que no teníamos ni previstos, como el uso de bionanomateriales en biomedicina», destacaba este lunes Miodrag Grbic, coordinador del 12th Spider Mite Genome Meeting, que dio comienzo en Ibercaja Portales con la presencia de científicos de Alemania, Bélgica, Canadá, España, EEUU y Japón.
«La araña roja, especialmente con el cambio climático, es una superplaga global que se alimenta de más de 1.100 tipos de plantas, de las que centenar y medio son de importancia en la agricultura. Come literalmente de todo: judías, tomate, maíz, algodón, té, soja... Y tenemos también las primeras apariciones en vid, con una gran adaptación a ese cultivo, sobre todo en condiciones de sequía», destacaba Grbic al comienzo de una cita científica promovida por la Universidad de La Rioja y el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV).
«Empezamos en 2009, tras una reunión celebrada en Logroño, y ahora ese conocimiento científico ha sido realmente crucial para entender por qué la secuenciación del genoma de la araña roja es el manual de uso para encontrar su talón de Aquiles», defendía el doctor de la Universidad de Western Ontario (Canadá) y profesor visitante de la UR y del ICVV, responsable del grupo que logró completar en 2011 la secuenciación del genoma de este ácaro, una especie que desarrolla muy rápido, entre dos y cuatro años, altas resistencias a los plaguicidas.
«Gracias a la secuenciación de su genoma hemos podido desarrollar un acercamiento polifacético al control de esta plaga con la sustitución de los plaguicidas químicos por otros basados en el ARNi (ácido ribonucleico de interferencia), más o menos la misma técnica que la de las vacunas contra el COVID, o en el desarrollo de productos para las plantas que pueden ser dañinos también para la araña roja», aclaraba Grbic.
La esperanzadora futura generación de plaguicidas biológicos se basa en la tecnología ARNi, un mecanismo biológico de defensa de los organismos contra los virus que permite silenciar ciertos genes. Así, a través de la manipulación genética se logra 'apagar' genes que codifican proteínas con funciones esenciales en los ácaros plaga, iniciando así el proceso de destrucción.
En su contexto
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¿Qué es la araña roja? Su nombre científico es Tetranychus urticae, y se trata realmente de un ácaro que se ha convertido en una plaga con alto poder de destrucción para la agricultura mundial.
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¿De qué se alimenta? Prácticamente de todo. Ataca a más de 1.100 especies de plantas, incluyendo más de 150 cultivos agrícolas (maíz, soja, manzana, pera, vid, té, tomate, pepino, pimiento...)
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1.000 millones de euros se invierten anualmente en el mundo en tratar de controlar la plaga de la araña roja.
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¿Cuáles son sus fortalezas? Su rápida reproducción –100 huevos en 25 días– y su incremento poblacional gracias al cambio climático. Sobre todo, es muy veloz en hacerse resistente a nuevos plaguicidas.
Entre los aspectos que se tratarán en el congreso destacan también la interacción entre los ácaros y sus plantas hospedadoras y las estrategias de defensa de éstas, además de la secuenciación del genoma de algunos depredadores de este ácaro.
«Para nosotros es un placer colaborar en un tema tan importante como es la transferencia de conocimiento que se genera en la universidad y en las sociedades científicas para resolver los desafíos de la sociedad del siglo XXI», se felicitaba, por su parte, Eduardo Fonseca, vicerrector de Investigación de la UR.
