Esta es la tercera vez que hablo de pensiones en esta sección; precisamente por ello y porque vendrán algunas más, la he numerado. No en vano, para los mayores de cuarenta y cinco años, la pensión es su mayor preocupación.
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Con la nueva legislatura en marcha uno de los temas obligatorios de consenso es intentar arreglar el agujero, más bien socavón, de las pensiones. Tendrán que retomar el Pacto de Toledo (espero que ya tengan sitio reservado porque el Alcázar está cerrado por falta de personal) y llegar a consensos tan necesitados como convenientes en estos tiempos. La cordura solo se espera por parte de PP/PSOE/Cs; los populismos están en otra batalla.
Quiero dejar claro que las pensiones no están en peligro. En España se seguirán cobrando pensiones, otra cosa es ¿cuánto? Las pensiones subsistirán al déficit de la Seguridad Social, a que cada vez haya menos trabajadores aportando para más pensionistas, al agotamiento en el 2017 del Fondo de Reserva, etc. Pensión tendremos, pero no con la Tasa de Sustitución y poder adquisitivo actuales. Es lo que yo hace años lo vengo denominando vcomo pensión de subsistencia.
Como los políticos siguen con la idea de mantener el sistema actual de reparto, que no es otro que los pensionistas cobran lo que aportan los trabajadores, para mantener el deficitario sistema presentan enmiendas o soluciones variadas. Y una de la que más se habla, además de poner impuestos especiales que eso a los políticos les gusta mucho, es la de destopar la base de cotización. La suma de la nómina más el prorrateo mensual de las extraordinarias nos da un montante que es la base de cotización del trabajador. De esa base de cotización el empresario paga a la Seguridad Social el 23,60% y los trabajadores abonamos el 4,70%.
De esos importes se nutren las pensiones. De ahí que si no hay trabajadores, no hay fondos para los pensionistas. Pues bien, independientemente de lo que gane cada uno hay una base de cotización máxima que es 3.642 ¤. Y es por esta cantidad máxima por la que paga el empresario y el trabajador aunque éste gane por encima de ese importe. Es decir, que si un asalariado tiene una base de cotización de 5.000 ¤/mes, ni el empresario ni él cotizarán por encima de la máxima (3.642 ¤). Evidentemente a simple vista no parece lógico y ahí andan nuestros representantes legales en destopar la máxima y que se pague por el importe ganado. Eso, en principio supondría más costes para el empresario y perderíamos competitividad de mercado. Por otro lado, también tenemos definida una pensión máxima (2.567 ¤) a la cual tiene derecho tanto el que gana la base de cotización máxima como el que la supera. Y ahí la maldad de la norma que se quiere implantar: destopar la base de cotización máxima para que el que gane por encima de ese importe cotice más (él y la empresa) pero, eso sí, no cobraría más pensión de la máxima establecida. Ésa no se destopa.
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Creo que queda claro, pagar más, pero cobrar lo mismo. No me resisto a insistir en que el arreglo de todo esto no solo está en sangrar más a los contribuyentes sino en medidas definitivas a largo plazo. La ideal ahora sería compaginar reparto (sistema actual) con capitalización (cuentas personales de lo aportado por cada trabajador o su empresa) tanto obligatorias como voluntarias. Al final cada uno solo dependería de sí mismo, de sus aportaciones. ¡Tranquilos! También pienso en las pensiones no contributivas, viudas, huérfanos y sectores deficitarios. Estos pueden seguir como hasta ahora, a cuenta de los presupuestos.
MARTIN TORRES GAVÍRIA
Miembro de European Financial Planning
Association España
finanzas@larioja.com
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