25.000 aviones al mes surcan el cielo riojano

De día dejan una alargada estela blanquecina y, por la noche, se confunden con las estrellas hasta que una lucecita roja parpadeante los delata. El cielo, aunque pueda parecerlo, no es el remanso de paz que pretendemos imaginar al alzar la vista.

Constantemente hay en el aire miles de aviones surcando el firmamento y el de La Rioja no es una excepción. Según los datos facilitados por el ente Enaire, encargado de los servicios aéreos de navegación y control en España, miles de aviones sobrevuelan el territorio riojano cada mes, hasta 25.000 el pasado verano. En torno al 90 por ciento de ellos son vuelos internacionales, mientras que sólo el 10 por ciento restante tienen como origen y destino aeropuertos nacionales.

Las principales rutas que cruzan la región llevan predominantemente itinerarios hacia destinos europeos, principalmente Francia y países del norte de Europa como Reino Unido, Alemania y Bélgica, así como vuelos hacia el sur procedentes de distintos puntos del continente que aterrizan en España.

En este enjambre de vuelos por el cielo riojano también predominan las rutas bidireccionales que tienen como origen o destino la península ibérica, Marruecos y las Islas Canarias. Otros vuelos mayoritarios son los que origina Portugal, continuamente comunicado con España, el país galo y los países del norte de Europa, siempre previo paso por La Rioja.

Aunque no los veamos ni los oigamos, el trasiego de aeronaves sobrevolando nuestras cabezas es incesante. A la semana pasan en torno a 6.000, lo que supone un promedio de 800 al día. La mayoría siguen rutas internacionales, algunas con destinos tan remotos como Arabia Saudí, a donde se dirigen aviones con salida de Canadá. Esta es la ruta transoceánica más larga de todas las que surcan el cielo riojano, aunque también están los vuelos regulares que comunican Canadá y Estados Unidos con Barcelona.

Baile continuo de aviones

Es más que probable verlos a cualquier hora del día, pero la franja de mayor concentración es entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde, «aunque en fechas puntuales, hay picos a las 6 de la mañana y las 7 de la tarde». Uno de los motivos del elevado número de aeronaves que sobrevuelan La Rioja hay que buscarlo en el aeropuerto de Agoncillo, donde se encuentra instalada una radioayuda VOR sobre la que se cruzan las aerovías o 'carreteras aéreas' por las que discurren los aviones.

El mismo dispositivo se encuentra en Santo Domingo de la Calzada. La unión de estas radioayudas forman parte de la malla de corredores del espacio aéreo, dividido a su vez en un espacio inferior y otro superior, transitado este último por vuelos internacionales. Estos pasan muchas veces desapercibidos pero su paso es constante. Miles de lucecitas los delatan cada noche. Desde el suelo riojano se ven como extrañas estrellas que avanzan lentamente, pero no son sino gigantes de acero de más de 300.000 kilos de peso que alcanzan los 850 kilómetros por hora.

Control desde Agoncillo

Los aviones que sobrevuelan La Rioja son controlados y guiados desde el Centro de Control Aéreo de Enaire en Madrid-Torrejón de Ardoz. Desde la torre de Agoncillo se controlan los vuelos de su área de influencia, pero una vez están «más arriba» pasan a ser gestionados por este centro en Madrid, desde el que se coordina todos los movimientos de la mitad norte de la península. Desde la torre de Logroño únicamente se controla entre el 2 y el 3 por ciento de los vuelos nacionales, según los datos de Enaire, que este pasado mes de septiembre registro datos de navegación aérea de récord.

Y el espacio aéreo riojano no escapa a esta tendencia. Pese a la reducida actividad del aeropuerto de Agoncillo, el cielo riojano también registra cada vez un mayor movimiento de aeronaves comerciales. Y todo indica que los 25.000 vuelos mensuales alcanzados este verano irán incrementándose en los próximos años.

Un incremento al que también se añaden los cada vez más numerosos vuelos de mercancías, militares y también privados.