Javier Zabala, de escolar y en una imagen más actual. L. R.
Yo también fui escolar | Javier Zabala, pelotari

«De crío, simultaneaba fútbol, baloncesto y pelota»

Zabala casi aprendió a andar en el frontón, de la mano de su padre, pero tuvo que descartar baloncesto y fútbol para centrarse en la pelota

César Álvarez

Logroño

Jueves, 13 de abril 2023, 02:00

Javier Zabala (Logroño, 1997) defendió, hace apenas diez días, la chapela del Campeonato de Parejas de Promoción. La había ganado en 2022, pero no pudo repetir en la final de 2023.

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El pelotari riojano estaba predestinado a triunfar en el frontón porque prácticamente fue en la cancha donde dio sus primeros pasos. «Mi padre fue aficionado y yo le acompañaba siempre desde que empecé a andar», recuerda. «Desde muy joven, con tres o cuatro años, ya me apunté a la escuela del club de Nájera, que era donde vivía en aquel momento», rememora el delantero.

Luego cuando se trasladó a Logroño comenzó a practicar varios deportes a la vez, y durante los Juegos Deportivos llegó a competir en tres disciplinas diferentes: «Hasta sexto de primaria yo competía en fútbol con el Valvanera, en baloncesto con el equipo del colegio –Siete Infantes– y además, jugaba a pelota. Incluso hacía mucho tenis, aunque no llegué nunca a competir en ese deporte».

Pero llegó un momento en el que tuvo que elegir: «Era una locura, mi padre, los fines de semana me tenía que esperar en un partido para llevarme corriendo a otro, así que me decidí por la pelota que era tanto el deporte que más me gustaba como el que mejor se me daba», señala.

Pese a eso, tuvo momentos en lo que no todo era fácil: «Seguí una progresión normal. Al principio destacaba, pero luego yo me quedé pequeño (quien lo diría con su 190 centímetros actuales). Hubo un año en el que no le ganaba a nadie, porque no tenía fuerza, y sin fuerza de nada sirve la técnica».

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Luego ya 'dio el estirón' y se acercó al nivel de desarrollo físico de otros jugadores de su edad y eso le permitió volver a hacerlo bien aunque nunca pensó que iba a llegar hasta el profesionalismo y a ganar una chapela como en el 2022 y al perder otra en la final como hace unos días: «No pensaba en eso ni de coña. Yo veía que había mucho nivel en Navarra, en Guipúzcoa... y de hecho, yo siempre iba un año por detrás de la mayoría», pero su progresión fue mayor que la del resto, mejoró mucho y eso hizo que con 15 o 16 años, cuando ya iba a concluir su etapa escolar «las empresas comenzaron a fijarse en mí. En mi caso concreto fue Miguel Muntión el que me estuvo siguiendo, el que habló con ASPE y esta empresa me firmó un precontrato que fui alargando para que me diera tiempo a participar en el Campeonato del Mundo. Fue el propio Muntión el que entendió que debía vivir la experiencia de un Mundial, que además gané. Él conocía esta competición y creía que tenía que aprovechar estar ahí, si daba el paso al profesionalismo no hubiera podido participar y por eso, esperé yo y la empresa me esperó a mí».

Luego el debut llegó el día 31 de marzo de 2019, en el frontón Adarraga, y ahora cuatro años después ya es uno de los principales delanteros de segunda y mira ya a primera.

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