El Calasancio desperdicia un penalti pero gana con gol de Tato
José Martínez Glera
Martes, 7 de octubre 2014, 11:38
El fútbol es tan imprevisible que cuando no quieres marcar gol, lo marcas, y cuando tienes una pena máxima para adelantar a tu equipo no la aprovechas. Eso le pasó ayer a Tato, que marcó un gol agónico que le permite ganar al Calasancio en un partido muy importante para sus intereses, ya que el Casalarreina será rival directo por la permanencia.
Los colegiales generaron ocasiones suficientes como para golear a los riojalteños, pero carecen de remate y, además, acudían a la cita con doce futbolistas y sin portero suplente. Óscar, guardameta del Casalarreina, fue el gran protagonista del duelo ya que mantuvo vivo a su equipo durante noventa minutos. En cinco ocasiones se midió a Santolaya y Tato y en las cinco evitó el gol. Una de ellas con ayuda del larguero, tras un disparo de Tato desde dentro del área; otra, con idénticos protagonistas, pero desde los once metros (minuto 44). El cancerbero lo paraba todo y cuando no llegaba, el Calasancio no afinaba su puntería, como en un remate de cabeza de Merino, que envió el cuero fuera cuando tenía todo a su favor para marcar.
El Calasarreina buscó la rapidez. En una de esas acciones, la única con disparo entre los tres palos y con empate en el marcador, Mikel superó a San Martín de vaselina, pero el balón se perdió por la línea de fondo tras tocar en la cepa del poste izquierdo. Era la primera mitad.
El segundo periodo fue prácticamente un monólogo. Se asentó el Calasancio y tocó con continuidad hasta superar el sistema de contención visitante. Buscó a Pérez con mayor insistencia por la banda izquierda y las ocasiones llegaron. Cuatro muy claras en ese periodo con Tato y Santolaya como finalizadores y Óscar como el gigante insuperable.
El empate era una realidad, pero faltaba el minuto de gracia. Una enorme jugada de Valentín en el pico derecho del área grande acabó con el colegial en la línea de fondo, centrando raso y con fuerza el primer palo. El cuero le pegó a Tato en la pierna y entró. Casi sin querer, cuando menos lo pensaba. Gol y triunfo.