El Calahorra sobrevive en el filo de la navaja

Después de dos empates consecutivos, la visita de un necesitado Ejea parecía propicia para que el Calahorra diese ese paso al frente que tanto se le reclama. Si bien los resultados están acompañando, y poco se puede reprochar, se espera que los rojillos exploten ese potencial que se intuye pero que todavía no tiene asimilado. En muchos momentos, el Calahorra parece empeñado en jugar en un nivel difícil sin tener todavía controlado del todo el fácil. El Ejea, como el resto de rivales, ya conoce la necesidad y la intención del Calahorra de salir con el balón jugado desde su área. La intensa presión aragonesa, la escasa imaginación de los rojillos y un equipo demasiado partido entre su zona de creación y los atacantes, le costó toda la primera mitad al Calahorra, tedioso y poco inspirado con el balón en los pies.

Era el Calahorra demasiado previsible, pero pese a ello, es tal la superioridad que muestra en la posesión sobre sus rivales que la insistencia termina jugando a su favor incluso en los momentos más grises. En una mala primera mitad, el Calahorra tuvo acercamientos para poder adelantarse en el tanteador, especialmente al principio y al final, con fantásticas ocasiones en un remate de Amorrortu que se fue rozando el palo tras una buena combinación y en un potente disparo de Tarsi al larguero.

El Ejea, que sigue sin ganar, hizo muy bien su trabajo de ahogar el juego rojillo lejos de su área, pero cuando disfrutaba de la posesión tenía pocas oportunidades para generar peligro, más allá de algún saque de esquina y una llegada de Rafinha, que pilló descolocada a la zaga local, que tras dar en Vicent, que se estrenó este domingo como titular, se marchó rozando el larguero mientras varios aficionados de La Planilla se asustaban pensando que el balón había acabado dentro.

Tampoco parecía que ante el Ejea el Calahorra fuese a dar su mejor versión. Sería cuestión de, al menos, lograr una victoria que mantuviese la inercia positiva. Pese a que el equipo parecía demandar cambios, Diego Martínez confió en sus mismos futbolistas, que en esos primeros compases, con un Ejea más cansado y menos intenso, comenzaron a encontrar mayor verticalidad y presencia en las segundas jugadas. Amorrortu estrelló en un defensor un buen centro a media altura de Cristian, mientras que Ander lo intentó después desde la frontal con un potente disparo que desvió con apuros el riojano Miguel Martínez, portero del Ejea. De esa acción, en el minuto 57, nacería el gol definitivo.

El saque de esquina iba a una peinada al primer palo, pero se paseó por el área hasta que Cristian Fernández, capitán rojillo, tiró una vez más de pundonor para ganar la partida a dos defensores y rematar, no se aprecia muy bien si con la cabeza, la tripa o el muslo, al fondo de la red. Pese a todos los planteamientos y las cuestiones que intervienen en un partido, estos a veces se deciden por acciones tan insólitas.

El Calahorra se quitó un enorme peso de encima, que pasó a su rival. Asumió entonces el Ejea un mayor protagonismo de forma algo inocente aunque con algunas llegadas que pusieron el miedo en el cuerpo a los rojillos, como un centro que controló en el área Torras, que se durmió en el remate, o una falta de Marrufo que sacó con apuros Roberto. Mientras, los espacios y el paso de los minutos ofrecían al conjunto riojano llegadas claras al área, como un par de acciones que Nierga que no finalizó bien. El Calahorra quería llevarse por fin un partido sin tanto sufrimiento ni una renta mínima. Será otro día, la victoria por un gol es un bálsamo placentero.