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El Barça anuncia cambios tras su deprimente final de curso
Final

El Barça anuncia cambios tras su deprimente final de curso

Pese a ganar la Liga y a caer con dignidad en la final de Copa, el nuevo fiasco se suma al 4-0 de Liverpool y se espera una revolución en la que ni la continuidad de Valverde es segura

p. ríos

Barcelona

Domingo, 26 de mayo 2019, 21:11

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Hace tres semanas, el barcelonismo visualizaba este día primaveral como una jornada feliz tras ganar la Liga y la Copa del Rey y como un tránsito ilusionante hacia la final de la Liga de Campeones del sábado 1 de junio en el Wanda Metropolitano. Sin embargo, la realidad es muy distinta y es deprimente. El Barça ya está de vacaciones eliminado de Europa estrepitosamente por el Liverpool (4-0 remontando el 3-0 del Camp Nou) y tras caer, con más dignidad, ante el Valencia (2-1) en la final de Copa disputada el sábado en el Benito Villamarín de Sevilla. La Liga conquistada con antelación y solvencia es un gran título, pero los acontecimientos la han ensombrecido y ahora más de uno se arrepiente de no haberla celebrado a lo grande centrados como estaban todos en la vuelta de la semifinal continental en Anfield. Queda tan lejano ese éxito que mandan las malas sensaciones, la necesidad de cambios en la plantilla, las críticas a Ernesto Valverde y las justificaciones.

Nada salió bien en Sevilla. La rueda de prensa de Messi en la previa acabó siendo contraproducente. Sincero y dolido por el KO en Liverpool, accedió a mostrar sus sentimientos, confirmó su tristeza y la de sus compañeros y, a 24 horas de una final de Copa, quedó muy claro que el Barça no tenía la cabeza en el Villamarín porque seguía en Anfield. Dicho y hecho. El Barça de la primera parte de la final de Copa fue una prolongación del de Liverpool y se fue al descanso con un 2-0 en contra ante un Valencia más trabajado y con un plan definido. El propio Messi lideró la reacción en la segunda parte. Esta vez hubo orgullo y pudo llegar el empate, pero todo está torcido en el equipo azulgrana y no llegó ni un golpe de suerte.

Se notó en exceso en Sevilla la baja de Luis Suárez porque la dirección deportiva fichó en enero, tras la marcha de Munir al Sevilla, a un inoperante Kevin-Prince Boateng que vio la final desde la grada. Messi jugó en ataque solo contra el mundo, con la apreciable ayuda de Malcom tras el descanso, pero sin la de Coutinho, una vez más apagado, aunque con la admirable voluntad de competir 'tocado'. No se borró pese a la cercanía de la Copa América, motivo por el que se sospechaba que Luis Suárez había decidido operarse tras la debacle de Anfield. Sacrificó la final de Copa por llegar a tiempo a la cita de la selección de Uruguay. Tantos palos recibió en Sevilla, con retraso, que acabó emitiendo un comunicado el domingo, con más retraso todavía, para aclarar que se operó de la rodilla, pero de una lesión distinta sufrida en Liverpool, no de la que arrastraba.

Josep Maria Bartomeu siguió asegurando la continuidad de Valverde, pero pocos en el entorno culé se fían de su palabra. El técnico no supo levantar el ánimo del equipo entre Liverpool y el Valencia con casi tres semanas disponibles para ello. Ya le quedan pocos defensores, aunque ahoya ya se reparten las culpas entre la dirección deportiva, incapaz de crear competencia a varios jugadores clave de la plantilla, y entre los futbolistas, sin chispa en otra vita clave. «Habrá cambios», afirmó el presidente en referencia a la llegada de De Jong, a la de otros refuerzos y a bajas como Vermaelen, Boateng y Murillo, porque acaban contrato, y a la de algún traspasado de pese. El club tuvo que desmentir una junta directiva extraordinaria de urgencia, pero avanzó reuniones. Suena a fin de ciclo con una Liga ganada. Así es el Barça.

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