«Manque pierda»: La Peña Bética de Logroño vive con pasión la final de la Conference League

La convocatoria la había realizado la Peña Bética de Logroño, un nutrido grupo (más de dos centenares de socios) de aficionados del bloque sevillano que querían vivir juntos la primera final europea de los de Pellegrini. Esteban Martín es el presidente y, antes de empezar, resaltaba la cantidad de béticos que hay en la ciudad. «No sabíamos que había tantos y cuando montamos la peña pensábamos que iba a ser una cosa chiquita, pero mira en lo que se ha convertido», se congratulaba.

En esos instantes previos, tanto Martín como muchos de los seguidores que le acompañaban reconocían estar «preparados para sufrir», pero al mismo tiempo se mostraban confiados de poder sacar el encuentro adelante y levantar el trofeo de la tercera competición continental de clubes. «Va a ser duro, pero creo que podemos hacer un buen papel», opinaba el presidente de la peña.

Junto a él estaba Miguel Parra, otro aficionado bético que no titubeaba a la hora de explicar lo que el equipo verdiblanco representa en su vida. «Lo es todo», certificaba pocos minutos antes de entrar a la sala, donde el partido estaba a punto de comenzar. Antes, eso sí, no podía faltar el reconocido himno del club sevillano, que los presentes entonaron a pleno pulmón.

La primera parte fue para el disfrute. Riojanos simpatizantes del Betis, sevillanos afincados en La Rioja y algún que otro curioso vivieron juntos unos cuarenta y cinco minutos iniciales de ensueño. Con sus camisetas verdiblancas, sus bufandas, sus banderas o sus sombreros vibraron con las evoluciones de su equipo y celebraron con ganas el tanto anotado por Abde que abría el marcador. «Nos ha faltado meter alguna más», avisaba uno de los aficionados al descanso. No le faltaba razón.

No en vano, la segunda mitad del duelo fue muy diferente. Del disfrute se pasó al sufrimiento. El Betis ya no tenía el dominio del juego y el Chelsea se fue acercando cada vez con más peligro a la meta defendida por Adrián. Los zagueros sevillanos lograron enviar al limbo las primeras ocasiones inglesas, pero nada pudieron hacer para que los goles cayeran uno tras otro para firmar un 4-1 definitivo que suponía un castigo demasiado severo para los béticos.

Las sonrisas del primer tiempo se tornaron en caras de tristeza y manos a la cabeza. Muchos vivieron los minutos finales apesadumbrados y unos cuantos intentaron levantar los ánimos de los presentes con cánticos y bailes. No pudo ser. El Betis había perdido, pero sus seguidores habían demostrado que son numerosos en Logroño. Y todos se marcharon a casa con una frase retumbando en su cabeza. Esa que dice 'Viva el Betis manque pierda'.