Quince años por los montes riojanos

Javier Troya, uno de los impulsores del blog, explica que esta idea surgió entre un grupo de amigos, que ya se reunían para hacer sus rutas por los montes riojanos, con el objetivo de «darse a conocer y reflejar sus rutas», pero nunca se imaginaron llegar a esta situación. «Nunca pensamos en publicar todos los domingos y días de fiesta. Es algo muy complicado», afirma. Troya explica que tan solo «las inclemencias del tiempo» les ha impedido salir con sus bicicletas a lo largo de los últimos años.

El grupo está compuesto por más de cincuenta componentes, pero tal y como afirma Troya es difícil que se reúnan todos para realizar las rutas. «El día que más gente hay estamos en torno a veinticinco, y el que menos, entre seis o siete», relata.

Las nuevas tecnologías han ayudado al grupo a mejorar su organización, algo que en los comienzos era muy diferente. Troya cuenta que en la actualidad se organizan a través del Whatsapp, pero en sus inicios las llamadas se realizaban a través de un método más complejo como son las «listas de correo electrónico».

El grupo, salvo excepciones, recorre cada fin de semana los montes de La Rioja y ha creado un listado de rutas de las que se puede disfrutar en su blog. Relatos con el perfil de la etapa, del desnivel, del tiempo invertido y, por supuesto, repletas de buen humor. «Hemos hecho un cuaderno de más de cien rutas que tardamos cerca de dos años en recorrer», afirma Troya. Eso se debe a la dificultad para encontrar nuevas sendas o caminos para incluir. A pesar de ello, éste afirma que cada año incluyen entre seis y siete recorridos nuevos porque, tal y cómo señala, «siempre se encuentra una ruta o senda nueva».

A pesar de ello, hay rutas especiales, que gustan más que otras. En concreto destaca las que hacen «por la zona de Villoslada y Anguiano», que a su juicio son «las que más gustan al grupo». Algo que tampoco falla cada semana es la organización de la ruta. El día comienza con una quedada del grupo que va a realizar la ruta en alguna de las gasolineras de la capital riojana, dependiendo del recorrido. Y finaliza con un almuerzo de todos los participantes.

A lo largo de los más de quince años han vivido todo tipo de anécdotas. Troya destaca las ocasiones en las que han detenido su marcha «al ver un animal herido», lo que ha derivado en ocasiones en «llamar al Seprona» o «los percances de algún compañero que han obligado a avisar a la ambulancia». Pero él mismo aclara que es algo normal teniendo en cuenta la cantidad de rutas que han realizado en estos quince años.

Pasan los años, pero la ilusión no se debilita. «Aguantaremos unos años más, pero el relevo tiene que llegar», admite. Relevo con el que ya conviven. «Hay gente joven que se anima a ayudar y que permitirá al grupo seguir adelante».