El olor de la tradición con sello propio
Hortaliza. Los siete socios bajo el amparo de esta distinción asan el Pimiento Riojano con horno de leña para su posterior conserva
En fresco o en conserva, pero muy de la tierra. La Indicación Geográfica Protegida Pimiento Riojano ampara al pimiento najerano desde 2004. Así, esta variedad ... autóctona de La Rioja, que se cultiva en los valles de Rioja Baja, Media y Alta, ve protegida su identidad y su vínculo a una región, que está documentado desde la mitad del siglo XIX.
Más en concreto, su cultivo se lleva a cabo en zonas ribereñas de Calahorra, Rincón de Soto y Alfaro, principalmente; en las comarcas de Nájera y Santo Domingo de La Calzada; además de en municipios limítrofes a Logroño como Agoncillo, Arrúbal o Fuenmayor.
De excelente sabor, finura en su carne y agradable paladar, el Pimiento Riojano se planta en primavera y su recolección, que se realiza de manera manual, comienza a finales de agosto y se extiende hasta el mes de octubre.
Este producto agrícola atesora una gran tradición en la comunidad. De padres a hijos, de generación en generación, se ha ido transmitiendo este cultivo, que se distribuye en fresco en menor medida, porque lo habitual es que llegue a diferentes conserveras y embotarlos para comercializarlos –un 85% de la producción se destina a conserva–.
Los pimientos que se venden en conserva, en botes de vidrio, deben seguir, según recoge la normativa de la Indicación Geográfica Protegida, un cuidadoso proceso. «Asados en horno de llama directa, pelados y descorazonados a mano, sin sumergirlos en agua o soluciones químicas y envasados en su propio jugo», reza el pliego de condiciones, con el fin de evitar que disminuya su calidad y con lo que se permite diferenciarlos del resto que se producen y elaboran en zonas limítrofes.
En este sentido, los siete socios que se encuentran adscritos a este distintivo los asan con horno de leña, lo que permite al pimiento mantener su consistencia y color de carne; una peculiaridad que se identifica, asimismo, con un distintivo especial.
500 toneladas amparadas
En septiembre, sobre todo, cuando la recolección alcanza su momento más intensivo, la región respira ese olor tan característico a pimiento asado, uno de los signos tradicionales y singulares de una comunidad que protege con mimo los tesoros que esta tierra tan privilegiada ofrece.
Anualmente, unos 500.000 kilos –pimientos solo de la mayor calidad– son amparados por la Indicación Geográfica Protegida. El Pimiento Riojano se caracteriza por su tamaño grande, termina en pico y destaca su color rojo intenso. No es picante y es fino al paladar. Asimismo, presenta una superficie rugosa. Es una hortaliza compuesta por dos o tres caras, que alcanza una longitud de 16 o 18 centímetros, así como un grosor de seis u ocho milímetros.
La semilla que han empleado los agricultores ha sido previamente seleccionada de entre las mejores plantas –que conservan el patrimonio genético de generación en generación–, al igual que las parcelas donde se cultivarán, escogidas meticulosamente, asegurando un proceso de rotación de cultivos.
Apenas cuarenta hectáreas que dan fama al Pimiento Riojano, que crece en un suelo idóneo, favorecido por un clima que la confiere unas características únicas y le hacen merecedor de quedar bajo el amparo de una Indicación Geográfica Protegida que se encarga de velar por la singularidad de este producto, que ya se consumía por todo el país en el último tercio del siglo XIX. El trabajo constante de los productores riojanos que han puesto en valor esta hortaliza ha sentado las bases para su reconocimiento más allá de nuestra comunidad, con un fuerte mercado nacional e internacional.
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