Fieles a las tradicionales comidas

En tiempos pasados, en La Rioja, la Nochebuena era día de ayuno. Había que esperar a la medianoche, cuando finalizaba la Misa de Gallo, para poder comer verdura, pescado o marisco, sin olvidar la compota de frutas que se cocían en agua y azúcar. De ahí al cardo, el cordero o el bacalao a la riojana, que se han convertido en costumbre en los hogares riojanos. En el resto de España, el cordero y el cabrito rivalizan con el marisco para encontrar su sitio en las mesas estas fechas. Y ahora en todo el territorio nacional se terminan las opíparas comilonas con mazapanes, polvorones y turrones.

La tradición de sentarse a la mesa en familia se conserva en prácticamente todo el mundo. Son hábitos que siguen fieles a la historia de cada país y que suponen un legado que pasa de generación en generación.

En Polonia, por ejemplo, dejan siempre en la mesa una silla libre, en caso de que llegue un invitado de última hora. Su menú característico se compone de doce platos, uno por cada apóstol. Las creencias religiosas marcan, igualmente, la gastronomía navideña en zonas de Francia. Es el caso de la Provenza, donde se come el 'Gros Souper et les 13 desserts', que consiste en siete platos que simbolizan las siete heridas infligidas a Jesús y trece postres, en clara representación de la Última Cena (Jesús y los doce apóstoles). En Italia también la Nochebuena fue día de ayuno y vigilia y, por tanto, la cena –'Il Cenone'– cobra más protagonismo que la comida del 25. Sin duda, el Panettone, el Pandoro y el tronco de chocolate ('Il tronco di Natale') constituyen los postres típicos de estas fechas. Los 'cappelletti' en caldo triunfan, sobre todo, en la región Emilia Romagna, aunque la receta se ha extendido a todo el país, y más en el centro.

Más al norte de Europa, en Finlandia, se reúnen en una cena familiar especial, con el jamón asado como principal protagonista, que se hace al horno lentamente. Además, es muy común tomar en Navidad 'porridge', es decir, gachas con arroz, azúcar y canela. Es tradición poner una almendra en la olla donde se cocina y quien la encuentra puede pedir un deseo.

En Alemania, además de celebrar los cuatro domingos antes de Navidad, cobra especial relevancia la noche del 24 de diciembre, cuando la familia se junta y comparte la ensalada de patatas con salchicha. En Navidad es el turno del ganso asado para, a continuación, abrir los regalos que trae Christkind (Niño Jesús).

Cruzando el charco, en Estados Unidos, es más común celebrar el día 25 que la noche previa. En ella no puede faltar el pavo con salsa de arándanos o salsa gravy (los jugos de la cocción de carnes y verduras), acompañado de puré de patatas, ni el ponche de huevo.

En México, su plato tradicional se remonta a los antiguos aztecas, que ya preparaban los romeritos, una combinación de quelites –planta aromática de ese país–, mole y tortitas de camarón. También es popular la ensalada de manzana, que incluso se sirve como postre.

Brasil celebra más la Nochebuena que la Navidad. Así durante la noche del 24 de diciembre las familias se reúnen para esperar a Papá Noel, mientras desde el punto de vista gastronómico disfrutan del lechón asado, el pavo, las rabanadas (muy similares a nuestras torrijas y con clara herencia portuguesa) o los sonhos (bollitos rellenos de crema pastelera).

En Nicaragua son habituales, tanto en la cena del 24 como en el desayuno del 25, los nacatamales, rellenos de carne de cerdo, verduras y arroz, y envueltos en hojas de plátano. También la gallina rellena, la pierna de cerdo o los gofios –dulces a base de maíz y arroz, con sabor a anís y canela–.