Miriam Romeo da los últimos toques a un Aperol Spritz. Justo Rodríguez
Bebidas

Coctelería. Un arte en auge gracias a las redes

Con una estética muy fotografiable, crece su consumo entre los jóvenes

Sábado, 13 de septiembre 2025, 09:09

Ni cerveza, ni café, ni vino. Las redes sociales son las culpables del auge de los cócteles, en un momento en el que lo visual ... y lo aesthetic gana en protagonismo y marca tendencia a golpe de selfi o de instantánea que entra por los ojos y que contribuye a su popularización. Si bien el cóctel está de moda, dando un plus al establecimiento que los sirve, su origen dista mucho de estar relacionado con los bares.

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La historia lo sitúa en el Renacimiento, en el siglo XVI. El culpable, el monje benedictino Dom Bernardo Vinvelli, que elaboró un brebaje de hierbas con fines medicinales en su abadía de Normandía. La mezcla de diferentes plantas y especias con un propósito curativo no se circunscribía a esos cócteles, sino que también otras bebidas y alimentos gozaban de ese uso como remedios, que pronto las farmacias empezaron también a preparar.

Sin embargo, la coctelería no llegó a España hasta el siglo XX, justo antes de que al otro lado del charco, en Estados Unidos, cuando debido a la Ley Seca, de manera clandestina, «se mezclaban licores con zumos, siropes o sodas para camuflar el sabor del licor», explica Miriam Romeo, camarera de la Cafetería Ibiza 1941, que se formó en coctelería clásica en la Flair Crew de Barcelona.

De esos primeros cócteles clásicos que han llegado hasta la actualidad –gin tonic, mojito, bloody mary– y que antaño conferían a quienes lo tomaban un toque elitista a una consumición más popular sobre todo entre los más jóvenes, quienes buscan entre los influencers un modo de vida que tratan de emular y comunicar. Y ahí las grandes marcas han hallado el mejor escaparate para publicitar sus bebidas, cada una destinada a un momento en concreto del día. Desde el desayuno –mimosa (champán y zumo de naranja natural)–, a la noche –cubalibre (ron, cola y zumo de lima)– pasando por cócteles pensados para el mediodía –bloody mary, para abrir el apetito antes del almuerzo–.

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Estas preparaciones destacan visualmente frente a otras consumiciones. «Son muy instagrameables», apunta Miriam Romeo. Comenta que «hay quienes piden un Aperol Spritz, porque ahora mismo es el cóctel más de moda, ya que todos los influencers se están haciendo fotos con él. Sin embargo, en cuanto lo prueban ven que es muy amargo. Hacen la foto y lo dejan. Pero es que el Aperol –licor italiano– es amargo».

Con los cócteles se persigue que el simple hecho de tomarlo sea toda una experiencia multisensorial. Por ello se cuida mucho su presentación. «El cóctel entra por los ojos: los colores, la decoración, la cristalería, las frutas... es muy visual. Luego entra el sentido del olfato, porque lo primero que te llega es ese olor, que puede marcar la diferencia. Algo tan simple como pasar un limón por el contorno superior de la copa hace que te sepa más rico, aunque lleve lo mismo que otro al que no le hayas pasado el limón», señala Miriam Romeo.

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El tiempo que se dedica a prepararlo es mayor, lo que abre al camarero la posibilidad de hablar más con el cliente «y contarle, por ejemplo, la historia de ese cóctel». Que el camarero sepa de coctelería «sirve para diferenciarse, una vez que se esté introduciendo más como complemento a la comida en restaurantes». La Rioja no es ajena a esta moda. De momento, lo aesthetic manda.

Justo Rodríguez

Bloody mary

Un cóctel umami, de origen incierto, que suele tomarse para abrir el apetito

El nombre de bloody mary ha dado lugar a un extenso debate acerca del origen de de la denominación de este cóctel. Hay quienes opinan que bloody mary es una clara referencia a la monarca que sembró el terror con su persecución a los protestantes –María La Sanguinaria, como se conocía a la reina María I de Inglaterra–. Otras teorías apuntan a que hace alusión a una camarera a la que se conocía con ese apelativo, por el carácter agrio que decían que tenía.

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Tampoco hay consenso en torno a quién creó esta bebida. La teoría generalizada sitúa su nacimiento en un local parisino el siglo pasado, en la década de los años 20. Al vodka y zumo de tomate iniciales que combinó Fernand Petiot, barman del reconocido establecimiento Harry's New York Bar, donde se cree que también nacieron otros famosos cócteles, como el blue lagoon, el white lady, el french 75, el sidecar..., se añadieron posteriormente –hay quienes dicen que lo hizo el propio Petiot– más ingredientes a una receta que ha llegado a la actualidad, gracias a su sabor diferente, «como el umami, gustoso, que es distinto a cualquier otro sabor que conocemos», matiza Miriam Romeo.

Se trata de un cóctel clásico que puede tomarse para abrir el apetito, antes del almuerzo. La receta que ha llegado hasta la actualidad lleva zumo de tomate –que por sus propiedades han convertido a este cóctel en el aliado perfecto contra las resacas–, zumo de lima, salsa Perrins –o Worcestershire, que es una salsa inglesa para potenciar el sabor y que se elabora, entre otros ingredientes, a base de vinagres, azúcar, anchoas, salsa de soja, sal y especias–, vodka, sal y pimienta.

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El bloody mary, uno de los cócteles tradicionales más bebidos de la historia, puede presumir de ser uno de los pioneros en colgarse la etiqueta de 'salado'. Su decoración suele incluir una rama de apio, lima y tomate.

Justo Rodríguez

Moscow mule

La receta de una alianza exitosa y sofisticada que se bebe bien fría

Si algo caracteriza al moscow mule es la taza de cobre en la que se presenta, que le permite mantener el frío en el trago. Muy refrescante, es uno de los cócteles preferidos para consumir después de la sobremesa y por la noche.

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El moscow mule surgió en Estados Unidos a principios de la década de los 40 y su creación supuso la expansión del vodka en un mercado americano más fiel al whisky. Su nombre rinde homenaje a la capital de Rusia, uno de los países a los que se atribuye el origen de este destilado, que como otras muchas bebidas inicialmente se destinó a fines medicinales.

El moscow mule nació gracias a la sinergia de un distribuidor de una marca de vodka con otros dos empresarios, que vieron la posibilidad de establecer una alianza que prosperó de manera exitosa. En apenas un par de años se popularizó no solo el vodka, sino también este cóctel, que se caracteriza por servirse en una taza de cobre con hielo, con la que se logra una presentación más sofisticada.

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La receta clásica recoge tan solo tres ingredientes: vodka, zumo de lima y cerveza de jengibre. Sin embargo, hay quienes introducen alguno más como toque diferenciador. La decoración tiende a ser sencilla. Lo más habitual es coronar el cóctel con un gajo de lima, que potencia el toque picante del jengibre y los aromas cítricos.

Justo Rodríguez

Aperol spritz

La mezcla de moda que difícilmente gusta por su sabor, pero que triunfa en Instagram

Móvil en mano para inmortalizar la foto de moda. Transcurren pocos segundos desde que la bebida llega a cualquier mesa hasta que se toma la instantánea a uno de los cócteles más fotografiados últimamente. El aperol spritz, con su tono brillante y un juego de colores único que se logra al mezclar el licor, el vino espumoso o cava y la soda, no tiene rival al menos en redes sociales como Instagram, donde los influencers se dejan ver con una bebida que difícilmente gusta por su sabor.

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El aperol spritz, que por decoración no suele llevar más que una rodaja de naranja, es un cóctel de aperitivo, ligero y refrescante, que suele acompañarse de algo salado. De origen italiano, la combinación del aperol, un licor de naranja amarga que en 1919 crearon los hermanos Barbieri, con prosecco –vino espumoso de Italia– y soda, en los años 50 fue todo un éxito.

La cultura italiana, muy similar a la española en cuanto a la vida social en torno a tomar el aperitivo, ha sido igualmente clave en la popularización de un cóctel que traspasó rápidamente las fronteras. Sin embargo, se hizo esperar en España, donde llegó hace apenas quince años. Desde entonces, no ha parado de crecer su venta.

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