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EFE/Juan Carlos Hidalgo

Valor y templanza ante la adversidad

Diego Urdiales fue ovacionado en el quinto tras una faena meritoria en una tarde sin apenas opciones | Lamentable corrida de Alcurrucén, una de las ganaderías más esperadas de San Isidro, que resultó una mansada impropia y sin presencia

Viernes, 7 de junio 2019, 22:14

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Hacía años que la ganadería de Alcurrucén no lidiaba una corrida tan pobre en Madrid, pobre de toda solemnidad, paupérrima e impropia de presentación y, ... lo que es peor, sin el más mínimo atisbo de bravura a través de un sórdido muestrario de mansedumbres de toda condición y pelaje. Una corrida para el olvido en la que sólo pudo emerger, a través de una rendija que casi parecía distópica, la figura de Diego Urdiales con el quinto -'Limonero'- con el que ofreció toda una declaración de intenciones y práctica del toreo natural con un astado sin fondo con el que pisó los terrenos de la decisión sin el más mínimo aspaviento y en la que logró, a base de una perfecta colocación, de un temple casi imposible, dos series con la mano izquierda que el toro se tragó sin apenas darse cuenta.

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