Jorge Alacid Justo Rodríguez

Jorge Alacid | Periodista y escritor

«Quería dibujar una sociedad desasosegada a través de un personaje también desasosegado»

El autor logroñés vuelve a la carga con 'Las horas muertas', la segunda entrega de las aventuras del periodista Viberti, una rara avis en plena transición española

Pablo Álvarez

Logroño

Miércoles, 29 de octubre 2025, 08:27

Dice Jorge Alacid (Logroño, 1962) que se lleva bien con su personaje. Que puede que Viberti, su periodista de provincias, le haya salido «frío y desapasionado», pero que aún así sintoniza con su desapego, a pesar de que él mismo se defina como «más sentimental». Será verdad, pero lo cierto es que en la segunda entrega de las aventuras de su criatura el escritor no ha sido precisamente clemente con ella.

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Antes al contrario, el director de periódico de pequeña ciudad castellana (Logroño, o cualquier otra) que Alacid nos presentó en 'Los seres queridos' se ve de golpe «como pez fuera del agua». Desasosegado, más que probablemente deprimido, intentando encajar en un mundo que no termina de sentir como suyo. «Es un animal herido, algo que ya estaba patente en la primera novela, pero más en la segunda».

Más oscura

Así nos lo muestra 'Las horas muertas' (Pepitas & Los Aciertos), la segunda entrega que se presenta mañana jueves (Librería Cerezo, 19.00). De forma voluntaria, Alacid hizo y deshizo en su primera novela: creó para su protagonista un entorno que funcionaba perfectamente, un pequeño universo poblado de personajes que encajaban en Viberti como un guante, y después se aplicó a exiliarle de ese cosmos, a desarraigarle aún más, y con él también al lector.

Todo eso sin salir del escenario general, que es «una propuesta fundamental» del universo de ambos libros: seguir pintando la España de la Transición y de los ochenta, «un lugar y un tiempo muy intenso, casi un vía crucis», pero intentando modificar el tiempo y el carácter para poder contar una historia nueva.

«Lo que más me costó fue desmontar el mecano de la primera novela y crear algo nuevo»

«Eso fue lo que más me costó, desmontar ese mecano e intentar crear una atmósfera propia, un nuevo principio para 'Las horas muertas'», concede.

Quizá la palabra sea «desamparo». No sólo el de Viberti (sigue sin nombre, Viberti a secas) sino el de todo un país. Un momento de la historia de España en el que ya han pasado los años «en los que el convencimiento era que cualquier cosa era mejor que aquello de lo que veníamos, y ese impulso empieza a desvanecerse». Se agota en el país «el entusiasmo por llegar a la tierra prometida, la democracia, y comienza a triunfar la idea del desencanto».

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La búsqueda

También el protagonista de 'Las horas muertas' está desencantado, cambiando el periódico por un gabinete de prensa. «Dicen que estar en ese otro lado te ayuda a ser mejor periodista», aventura. Algo con lo que Viberti probablemente no estuviera de acuerdo, condenado a hacer lo que, dice el autor ya en la primera página, más odia: «Esperar». De lo general a lo particular, Alacid explica que quería «pintar el retrato de un país desasosegado a través de un personaje también desasosegado».

El libro

  • Las Horas Muertas de Jorge Alacid

  • Colección El Kilómetro Nueve

  • 212 páginas 20,90€ | Precio web: 19.90€

  • Coedición Pepitas y Los aciertos

Al igual que 'Los seres queridos', 'Las horas muertas' se agrupa alrededor de una serie de capítulos de intensidad y volumen variable. Pero si en la primera entrega de Viberti el cuadro se presentaba a través de una serie de suicidios que siempre eran algo más de lo que parecían, Alacid es con 'Las horas muertas' un tanto más transparente al lanzar a su héroe a la búsqueda de extraños desaparecidos, voluntarios o no tanto.

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La metáfora es evidente en sí misma. «Viberti es un náufrago que se busca a sí mismo. Por eso lo de los desaparecidos. Todo encajaba, él tampoco termina de encontrarse, hasta que al final es él quien desaparece».

Prueba superada

Alacid se lanza al reto de su segunda novela tras una primera «mucho más satisfactoria de lo que me esperaba». «Yo esperaba simplemente poder publicarla, y eso ya es una prueba superada, que un editor confíe en ti (y más si es una editorial como Pepitas, que es pequeña pero m uy exigente) te da tranquilidad». Pero a partir de ahí, «el contacto con los lectores ha sido muy satisfactorio». «Iba de charco en charco de felicidad», ríe. «Fue algo muy natural y muy sorprendente, cuando gente que no tiene por qué acercarse a ti lo hace o te escribe y te dice cosas tan agradables».

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«Al final, Viberti es un náufrago que no hace más que buscarse a sí mismo»

Periodista antes (y a la vez) que escritor, Alacid ve a su alrededor algo de ese desasosiego que pinta también en su libro. «El periodismo también está ahora en una encrucijada, igual que el resto del mundo en realidad». Quizá tanto como en el mundo en el que vive Viberti. «En pocos momentos hemos tenido delante la decisión de a dónde va el país entero», recuerda. Ahora también parece que toca modificar todo, «y en general vemos mucho desasosiego».

Él se declara, sin embargo, optimista. «Tiendo a pensar en que lo mejor está por venir». Y en eso incluye el impacto de los nuevos tiempos en un viejo oficio, el del periodismo. «Tiendo a ver una oportunidad: ser fieles y consecuentes a lo que tenemos que hacer y recuperar el contacto directo con el lector, que es lo que te dan las nuevas tecnologías».

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En 'Los seres queridos' cantaban boleros, en 'Las horas muertas' suenan rancheras de fondo. Y Alacid escribía pensando en la letra de una canción de Serrat. «Que va a ser de ti lejos de casa» cantaba el catalán.

¿Qué va a ser de nosotros? «No me gustan los quejicas», afirma. «Y ahora en la profesión abunda mucho el victimismo. Está bien, probablemente tengamos razones, pero después de quejarnos, hay que ponerse en pie y captar el interés de la audiencia. Y si hay que hacerlo en TikTok, pues lo haremos en TikTok».

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