Con los siete sentidos

Carruajes y cuidados

Jueves, 13 de noviembre 2025, 07:50

Relata Bucay una historia ya contada por el filósofo griego George Gurdjieff. Trata de un hombre que un día escucha al teléfono una voz que ... le dice que salga afuera porque tiene un regalo. El regalo es un magnífico carruaje. Es estupendo. Entra en él y comprueba que el vehículo está hecho a la medida de sus proporciones. Observa lo que se ve desde la ventanilla y constata que todo el rato es el mismo panorama. Entonces la voz le dice que eso ocurre porque el carro no tiene caballos. El hombre trae unos caballos, los engancha y coge las riendas desde el interior. ¡Ahora, sí! Los animales tiran del vehículo y puede contemplar variedad de ambientes. En un momento dado siente el ajetreo del carro y el desenfreno de los animales. La voz le dice que es por no tener un cochero. El hombre contrata un cochero que conoce las vías, los lugares abruptos, los sencillos y también los excelentes..

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En esta alegoría, el carruaje hace referencia a nuestro cuerpo. Un cuerpo que precisa de caballos: nuestros deseos, necesidades, emociones y afectos, y de un cochero: nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. Este conductor tiene como misión evaluar la ruta y guiar nuestro camino. Igualmente, debe cuidar a los caballos (nuestras motivaciones y emociones) y, por supuesto, el vehículo (nuestro cuerpo). Es preciso armonizar las tres partes para un viaje exitoso en la vida. ¿Pero qué ocurre cuando falla una de ellas o las tres? ¿Qué ocurre cuando todos van deteriorándose o cuando lo hacen el cochero y el carruaje, pero no la emoción? Sabes la respuesta, querido lector, otro conductor, un cuidador, debe acompasar ese trayecto.

El 5 de noviembre se celebró el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Familiares, profesionales, a tiempo completo o en las horas robadas, que se tornan ancla en la tempestad; en los brazos que sostienen la fragilidad.

Cuidar es un acto de valentía, es darse sin reservas. Con frecuencia es una tarea que consume y agota. Este día es una efeméride para visibilizar a los cuidadores, para que su esfuerzo no sea solo una sombra silenciosa, a veces invisible. Para trenzar una red de ayuda a su alrededor; para darles nuestro apoyo y nuestro reconocimiento a todo el esfuerzo y ternura que reparten a manos llenas, a su bondad.

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Y de esa inclinación natural a hacer el bien, de ese ser un rayito de sol en un día gris de alguien, de ese idioma universal, trata el día 13 de noviembre, Día Mundial de la Bondad.

El valor de la bondad y la esencia de un cuidador son comunes; radican en cómo hacemos sentir al otro. La escritora y activista Maya Angelou fue rotunda: «He aprendido que la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo les hiciste sentir».

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