«Implicarse es muy importante y todos estamos fracasando a medias»
El pensador abre en Logroño la Semana de la Transparencia con una charla sobre el gobierno de la sociedad de la crisis y su implicación ciudadana
«Un cambio de época está requiriendo una transformación radical de la política, que ya no puede limitarse a administrar el estancamiento». El filósofo Daniel ... Innerarity (Bilbao, 1959), que abre hoy la Semana de la Transparencia organizada por el Gobierno de La Rioja con una conferencia sobre 'El gobierno de la sociedad de la crisis y sus implicaciones ciudadanas' (en el Círculo Logroñés a las 19 h.), sostiene que «la filosofía política está llamada a transformar la democracia haciéndola más compleja». Catedrático de filosofía política y social, investigador en la Universidad del País Vasco, director del Instituto de Gobernanza Democrática y Premio Nacional de Ensayo, Innerarity está considerado uno de los grandes pensadores del mundo. Y, a pesar de ello, se declara optimista.
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– Defina 'sociedad de la crisis'. ¿No es la historia una crisis permanente?
– Efectivamente, la historia de la humanidad es una sucesión de crisis de distinto tipo. Pero hoy no estamos ante una sola crisis, sino ante un conjunto de crisis solapadas que interactúan entre sí de una manera difícil de entender y desentrañar. Esto es lo novedoso: no estamos ante una sociedad en crisis, sino ante una sociedad en estado crítico permanente.
– ¿Qué implicaciones ciudadanas conlleva el gobierno de una sociedad crítica como la que describe?
– Hay una propiedad del mundo que estamos construyendo que tiene que ver con nuestro abuso del medio ambiente, con ciertas tecnologías mal reguladas... que nos están poniendo en una situación muy difícil.
– En una sociedad fascinada (o dominada) por la tecnología parece inevitable que también el gobierno 'caiga' en manos del algoritmo y la inteligencia artificial. ¿Corre peligro la democracia de convertirse en 'democracia artificial'? ¿Estaríamos hablando entonces de una forma de dominación o de dictadura tecnológica?
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– La tecnología no es como tal una amenaza para la democracia. En segundo lugar, frente a una tecnofobia bastante extendida hay que decir que la tecnología es la que nos va a salvar de muchos de nuestros problemas. La vacuna es una tecnología, también lo es la tecnología financiera que hace falta para contener la inflación... Necesitamos más tecnología, no menos, pero la necesitamos en un espacio en que intervengan otros factores en su diseño, factores de tipo jurídico, ético, político y democrático.
«No estamos ante una sociedad en crisis, sino ante una sociedad en estado crítico permanente»
LA SOCIEDAD DE LA CRISIS
– Usted emplea el término 'estancamiento' en contraposición a la concepción lineal de la historia de progresistas y conservadores y su correspondiente identificación con avance o regresión. Y afirma que las democracias son más estables de lo que a menudo parecen pero menos capaces de realizar las transformaciones necesarias.
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– La democracia no es frágil en el sentido en que lo fue en España en los ochenta o este mismo año en Estados Unidos con el asalto al Capitolio. El tipo de regresión democrática que se puede dar en nuestras sociedades democráticamente avanzadas no es lo que procedería de un golpe de estado o de un asalto militar, sino de otro tipo; fundamentalmente de la incapacidad de resolver los problemas de la gente, una especie de estancamiento que le lleva a no producir los resultados que tenemos derecho a esperar de ella.
– ¿Cómo explica que en pleno siglo XXI, las sociedades supuestamente más avanzadas sigamos cometiendo los mismos errores del pasado y otros nuevos, encadenando una crisis tras otra y siendo incapaces de resolver los terribles desequilibrios del planeta e incluso su sostenibilidad?
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– Tiene que ver con la complejidad de la sociedad. A veces se mira con añoranza y con poca conciencia histórica a líderes del pasado que se enfrentaron a problemas muy simples comparados con los nuestros. No hay ningún sistema político en la historia que se haya enfrentado a un problema de la complejidad del cambio climático o de la inestabilidad financiera. Siempre hay que medir el acierto o error de los humanos ponderándolo con la naturaleza de los problemas que tiene que resolver.
«Nuestros abuelos tenían problemas más graves que los nuestros pero más fáciles de resolver»
CAMBIO DE HÁBITOS
– Pero eso no es excusa.
– Pero me hace ser más comprensivo con todos, porque todos tenemos algún papel que desempeñar en la resolución de las crisis. La implicación ciudadana es muy importante y todos estamos fracasando a medias. Tenemos que modificar nuestros hábitos de conducta, nuestra relación con la tecnología, con los otros, nuestro consumo... Tenemos que hacer muchas cosas y no solo señalar a los de arriba. Nuestros abuelos no tuvieron que enfrentarse a estas cosas; tenían otros problemas, me atrevería a decir más graves pero más fáciles de resolver.
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– O sea, que la eficacia o ineficacia de nuestros políticos es la nuestra.
– Lo hemos visto en la pandemia: tenía que resolverse desde la ciencia y desde la gestión política, pero también desde cada uno de nosotros adoptando medidas de precaución, modificando hábitos e incluso aceptando algo tan duro como el confinamiento. El examen de conciencia que deberíamos hacer como sociedad seguramente nos llevará a detectar errores y aciertos en cada uno de esos planos. Pensar que algo tan grave como una pandemia o como la crisis ambiental se puede resolver desde la cúpula sin implicación ciudadana es un planteamiento completamente equivocado. Hace falta que los políticos nos faciliten la intervención a los ciudadanos, que nos den la información adecuada, que estimulen determinados comportamientos... pero nosotros tenemos que hacer muchas cosas.
«Los que tenemos más dudas que certezas tendemos a ser optimistas y a ver el futuro abierto»
CONTRA EL PESIMISMO
– Pareció que la derecha descubría la libertad, o la reivindicación de la libertad, ante las restricciones impuestas para contener la pandemia. ¿Es nuestra sociedad tan inmadura como para confundir un concepto fundamental como la libertad?
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– Parece que la libertad se hubiera convertido en un concepto de derechas y la obediencia en un valor de izquierdas, algo que contrasta con la tradición. Es una cuestión estratégica que tiene que ver con que los gobiernos de izquierda, y no solo de izquierda, han hecho discursos que hablaban de responsabilidad, restricciones, autolimitación... La izquierda ha tenido un tono moralizante y excesivamente normativista de las relaciones humanas. Ha dado una imagen un poco triste. Y la derecha ha aprovechado para sacar a la luz una de sus versiones –porque no es la única derecha que existe–, la versión más libertaria, que se desentiende de las implicaciones individuales y colectivas. Es un campo de juego muy perverso porque no es cierto que nuestra libertad sea simplemente hacer lo que nos viene en gana o desentendernos de las consecuencias de nuestras acciones.
– Alguien dedicado a pensar a fondo nuestras sociedades, nuestros problemas y nuestros fracasos, ¿cómo mantiene el optimismo?
– Siempre he visto en la gente pesimista personas que pensaban que el futuro iba a ser necesariamente peor. Los que tenemos más dudas que certezas tendemos a hacernos optimistas porque vemos el futuro abierto e indeterminado. Yo soy optimista por defecto, no por virtud. No termino de creerme ese presagio negativo del futuro y creo que el ser humano también puede dar sorpresas positivas.
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