José Antonio Marina EL PANÓPTICO

Aula de Cultura | José Antonio Marina, filósofo y pedagogo

«Mi ilusión sería conseguir la vacuna contra la estupidez»

El filósofo identifica la «felicidad pública» como motor de la humanidad en 'El deseo interminable', que hoy presenta en el Aula de Cultura

J. Sainz

Logroño

Lunes, 17 de abril 2023, 02:00

El filósofo José Antonio Marina (Toledo, 1939) ha dedicado su larga labor investigadora a la construcción de una teoría de la inteligencia que abarca ... desde la neurología hasta la ética, «entendiendo que la inteligencia no busca el conocimiento, sino la felicidad y la dignidad». En su último trabajo, 'El deseo interminable' (Ariel) trata de desentrañar «las claves emocionales de la historia». Hoy habla de ello en el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA y UNIR (en el Centro Cultural Ibercaja-Portales a las 19.30 horas). «Para conocer el presente –afirma– debemos conocer el proceso que nos ha traído hasta aquí».

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– 'El deseo interminable' cuenta «la historia humana como una constante, confusa e incierta búsqueda de la felicidad». ¿La felicidad es una utopía?

– La Felicidad, así con mayúscula, es una utopía que bajo formas muy diferentes ha impulsado la acción humana y, por lo tanto, la historia. Esa búsqueda interminable va siendo estimulada por la consecución de 'pequeñas felicidades', felicidades con minúscula, que son la satisfacción de los deseos, una experiencia que resulta agradable y, al mismo tiempo, decepcionante, porque no agota nuestra capacidad de desear y nos hace seguir buscando.

– Suele decirse que saben ser más felices las gentes de pueblos más humildes; que en el hemisferio Sur se tienen problemas reales y menos preocupaciones, mientras que en el Norte, en Occidente, o sea nosotros, tenemos más preocupaciones que auténticos problemas. ¿Ha cambiado el concepto de felicidad a lo largo de la historia? ¿Diría que se va sofisticando hasta banalizarse a medida que se conquistan cotas de bienestar?

– Nuestra percepción del bienestar es diferencial. Emerge de la diferencia entre lo que esperábamos y lo que conseguimos. Por eso, culturas que objetivamente disfrutan de peor situación pueden sentirse más satisfechas porque, como decían los estoicos, si deseas poco la decepción será menor. Esto hace que los índices de felicidad subjetiva sean poco fiables. Son mas importantes los que miden la felicidad objetiva, la 'pública felicidad'. Se basan en la esperanza de vida, los sistemas de salud pública, la educación, la eficiencia de las instituciones, incluida la justicia, el índice de desigualdad, el modo de resolver conflictos, la corrupción, etcétera.

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– Es difícil vivir sin encontrar sentido a la existencia. Y esa necesidad, demasiado a menudo lleva a la credulidad y al autoengaño. ¿Al plantearse contar 'la historia emocional' se ha cuestionado los riesgos de la posverdad y el fanatismo?

– Desde luego. La búsqueda de sentido puede hacernos vulnerables a adoctrinamientos emocionales muy potentes. La historia lo demuestra.

– Una cita suya: «Si tomamos decisiones sin comprender lo que pasa, aceptamos ser manipulados». Conocer y comprender, por tanto, están en la base de la libertad. Pero uno pensaría que, demasiado a menudo, conocer y comprender provoca dolor antes que felicidad. ¿Hay que sufrir para ser libres?

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– Una pregunta muy interesante y complicada de resolver en pocas palabras. Para muchas personas la libertad es una tortura. Les angustia tomar decisiones y prefieren obedecer. Así ha sido durante la mayor parte de la historia humana, que ha aceptado la servidumbre voluntaria. La valoración social de la libertad fue tardía, una reacción a los excesos de la autoridad religiosa o política. Se fue fortaleciendo con la valoración de la autonomía personal, la reforma protestante, el pensamiento jurídico, y alcanzó su formulación política con las revoluciones democráticas del siglo XVIII. A pesar de ello, la vuelta a la obediencia ha sido siempre una tentación de la humanidad. El sistema nazi y comunista se fundaron en ella, y en este momento el auge de las democracias no liberales y la atracción por los gobernantes autoritarios es síntoma de un rebrote. Según las estadísticas de Freedom House, estamos sufriendo un retroceso de los sistemas democráticos.

Posverdad y fanatismo

«La búsqueda de sentido puede hacernos vulnerables a adoctrinamientos»

Aprender de los errores

«Tenemos el triste privilegio de ser el único animal que tropieza siete veces en la misma piedra»

– Esta cuestión lleva a recordar que los derechos y libertades, aunque sean heredados, deben seguir conquistándose a diario. ¿Ve peligrar el progreso social ante tendencias políticas involucionistas?

– La historia nos dice que es una posibilidad que no podemos desdeñar. En 'Biografía de la Inhumanidad' mostré que la innegable línea de progreso que hemos experimentado se quiebra periódicamente por colapsos éticos que nos despeñan en la atrocidad. El gran historiador Norbert Elias, que estudió el proceso ascendente de la civilización, ya señaló que podía haber fenómenos regresivos, descivilizatorios.

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– «La historia –dice citando a Thomas Piketty– es un vasto experimento colectivo». ¿Cree que lo haríamos mejor si tuviéramos una segunda oportunidad o caeríamos en los mismos errores?

– La humanidad aprende con mucha lentitud, por eso tenemos el triste privilegio de ser el único animal que tropieza siete veces en la misma piedra. La guerra de Ucrania, por ejemplo, es una guerra antigua peleada con tecnología moderna. Voltaire decía que la Historia no se repite nunca, pero los seres humanos se repiten siempre. Mi interés por una visión emocional de la historia tiene como objetivo descubrir los mecanismos que nos hacen comportarnos estúpida o cruelmente, para intentar desactivarlos. Esa esperanza me mantiene.

Inteligencia Artificial

«La tecnología va más rápido que nuestro talento para usarla, y eso me parece grave»

– La cultura es el principal valor social del ser humano, es el camino opuesto a la barbarie. ¿Por qué entonces, sociedades supuestamente cultas se rigen en la práctica por la vieja ley del más fuerte, hoy la ley del mercado en el que lo más 'democrático' es consumir según el poder adquisitivo de cada cual?

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– A pesar de la gravedad de los problemas, creo que ha habido un progreso ético de la humanidad. Nadie que viva en una sociedad democrática avanzada querría haber vivido en ningún otro momento histórico. Lo que ocurre es que no todo el mundo vive en una democracia avanzada.

– Hoy, más que nunca, «todo son datos». ¿Es usted apocalíptico o integrado con respecto a la Inteligencia Artificial?

– Soy optimista cauteloso. La Inteligencia Artificial puede ser una gran fuente de progreso si sabemos utilizarla. Y no estamos aprendiendo a hacerlo porque pensamos que es ella la que nos va a enseñar. Si vamos a vivir en una 'realidad expandida' necesitamos formar una 'inteligencia expandida' también. Pero no estamos tomando las medidas necesarias ni con la rapidez necesaria. La tecnología va mas rápido que nuestro talento para usarla, y eso me parece grave.

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Aula de Cultura

  • José Antonio Marina 'El deseo interminable. Las claves emocionales de la historia'.

  • Aula de Cultura Diario LA RIOJA-UNIR.

  • Centro Cultural Ibercaja-Portales 19.30 horas.

  • A través de internet canal YouTube de UNIR y larioja.com

– ¿Sigue teniendo fe en la especie humana?

– Mi confianza en la inteligencia humana me hace pensar que a la larga seguiremos progresando. Mi conocimiento de la estupidez humana me dice que seguiremos haciendo atrocidades. Por eso mi mayor ilusión sería conseguir la 'vacuna contra la estupidez'.

– Dice que la búsqueda de 'la felicidad personal' nos impulsa a buscar 'la felicidad política o pública'. Y también afirma: «El olvido de la felicidad política aumenta la fragilidad de la felicidad privada». Entiendo que, siendo seres sociales, la felicidad individual no puede ser sin la colectiva. Y yo me pregunto en conciencia: ¿se puede ser feliz y buena persona en este mundo tan desigual e injusto?

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– La 'pública felicidad', que es otra manera de llamar a la justicia, no asegura la felicidad personal, que está sujeta a muchos azares, pero nos facilita esa posibilidad. Uno de los efectos de la justicia es que intenta paliar las consecuencias de la 'mala fortuna': no podemos evitar que unas personas nazcan con serias dificultades, pero podemos conseguir que influyan lo menos posible en su vida. Respecto a las 'buenas personas', creo que son aquellas que han colaborado para establecer y proteger la 'felicidad pública'. De su obra nos beneficiamos todos. Por eso me gustaría escribir una 'Historia de los justos', es decir, de aquellas personas que han trabajado por la justicia, por nuestra felicidad.

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