«El español se autolimita, tiene un complejo con respecto al inglés»
Al borde de ese cambio educativo siempre presente, la profesora de UNIR aboga por una «combinación» de lo nuevo y lo viejo
Elena Martínez Carro, la decana de Educación de UNIR, participó en la apertura de Futuro en Español con un mensaje de esperanza, ... pero también de reto... y de advertencia ante algunas maneras de cambiar.
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– Tras tantos años de hablar del valor del español como puente, como unión y otros tópicos, a veces queda la pregunta de si de verdad sabemos lo que tenemos.
– No, no lo sabemos. El español tiene un problema actualmente: se autolimita. Especialmente en los mundos de investigación, porque tiene un complejo respecto al inglés. Hasta que no consigamos que el mundo académico, que es la parte por la que empieza todo, empiece a pensar en clave de que la investigación, la publicación, los grandes pensadores, tienen que ser también en lengua española... Hasta entonces la lengua franca será el inglés. Y lo es no porque ahora mismo sea la lengua mas hablada, sino porque es la que más impacto tiene en todo lo cultural. Hay que conseguir, como decía Gonzalo Capellán (en la apertura de Futuro en Español) que el español sea lengua cultural de nivel. ¿Por qué está ganando adeptos ahora mismo el español? Por la música sobre todo...
«En educación hay miles de 'magos' experimentales. Y con eso no se puede jugar»
«Hay que repensar la didáctica y los sistemas. La inteligencia artificial nos ha pillado a todos descolocados»
– Por el reggaetón
– Exactamente. Y otros sucedáneos. La música latina está impactando ahora mismo en los jóvenes de una manera increíble, incluidos los ingleses y todo el mundo europeo. En los 60 la gente aprendía inglés por los Beatles y estamos en una situación semejante. Pero claro, eso hay que elevarlo a los niveles intelectuales, y hay que conseguir que las publicaciones, los libros y la literatura de después del 'boom latinoamericano', siga siendo tenida en cuenta.
– Supongo que en esa elevación el papel de la educación superior es clave. Usted es formadora de formadores de lengua española. ¿Cómo es el nivel de la 'materia prima' con la que trabaja?
– Va cada vez mejor. En UNIR tenemos desde hace varias años una apuesta por dos másteres de didáctica de la lengua, porque creemos en ello. Y el nivel es cada vez mejor porque la gente cada vez es más consciente de cómo tiene que enseñar y de cómo tiene que cambiar sus metodologías. La inteligencia artificial nos ha atravesado, hay que repensar la formación a los formadores.
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– Mencionaba usted que esto da mucho miedo.
– Porque hay que repensar las didácticas y los sistemas. De aquí a dos años tenemos que replantear todas las actividades que hay que desarrollar para que los formadores tengan herramientas para enfrentarse a esto, que ahora mismo nos ha pillado a todos descolocados.
– También porque un joven de 18 años de ahora no tiene nada que ver con el de no hace demasiado tiempo.
– No, ni entienden el mismo lenguaje ni se manejan de la misma manera. Ahora, cómo va a afectar esto a su desarrollo es otra de las grandes incógnitas. Tenemos claro que un niño que no aprende a escribir bien ni a leer bien tiene unos problemas cognitivos muy serios en su desarrollo posterior. Si eliminamos ese aprendizaje de la escritura, cómo va a afectar otro tipo de lectura, o la inteligencia artificial al desarrollo cognitivo del niño, eso no lo sabemos. Y esto no es un juego.
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– No, no lo es.
– Porque si oscilamos hacia una educación muy basada en la inteligencia artificial, no sabemos qué capacidades emocionales, cognitivas y sensitivas vamos a perder. Y como con eso no se puede jugar...
– Da la impresión de que en la educación siempre estamos al borde de un cambio que no termina de definirse.
– Hay que ser consciente de que la educación es un objetivo muy delicado, y de que lo que no se puede es experimentar, igual que no haríamos en la medicina. En la educación hay miles de 'magos' experimentales. Y con esto hay que tener muchísimo cuidado. Lo que hay que hacer es combinar las cosas: no tener miedo a lo nuevo, pero no perder lo anterior.
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