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Santo Domingo de la Calzada
El día azul de las doncellas del SantoLa cofradía ha pintado a las veinte jóvenes que participarán el 11 de mayo en la procesión del Pan del Santo y del Peregrino
El 25 de abril sale la gaita y el tamboril en Santo Domingo de la Calzada. Y salieron, acompañando a la cofradía del Santo en el ritual de pintar a las doncellas que el 11 de mayo participarán en la procesión del Pan del Santo y del Peregrino, la mayor de las evocaciones a la caridad que se representan en las calles durante las fiestas patronales.
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El de este martes es el inicio del ciclo festero, que desembocará el 10 de mayo en el lanzamiento oficial del cohete. Antes hay que pasar por el 1 de mayo, día en el que se repartirá el Pan del Santo, comenzarán las 'Vueltas del santo', la novena y se pronunciará el pregón de fiestas, que este año correrá a cargo de la cofradía del Santo.
Todo es del Santo en la ciudad que lo lleva hasta en su nombre y que hoy puso en marcha los motores de ese vehículo llamado tradición, que metió la 'primera' en el salón de las doncellas, entre olor a café, sonidos entrañables y azulete, el que el 'andador' preparó para que la 'doncella mayor', Lucía Palacios Uruñuela, hija de los priores María Cruz y Jesús, recibiera la esperada marca en su rostro, como manda la tradición con una pluma de ave blanca, igual que las de las aves que en la catedral recuerdan el más famoso milagro de la Edad Media: el del peregrino ahorcado y el del gallo y la gallina. Fue testigo de todo ello el obispo, Santos Montoya
De allí, previa foto de familia en el portalón de la casa, los cofrades salieron a pintar doncellas, abriendo a su paso sonrisas entre el vecindario que les flanqueaba o les seguía desde balcones y ventanas, porque las fiestas están otra vez aquí, ya mismo o a la vuelta de la esquina. Y eso alegra.
Visita al hospital del Santo y también al local de la calle San Francisco, donde la familia Moneo-Valer ofreció a todos los asistentes un frugal aperitivo, en el que las pastas de Petri desatan pasiones. Después, a seguir pintando, a bendecir la masa del pan que se reparte en los actos festivos, a elegir el vino y exhibir los carneros. Todo ello aliñado con muchas carreras de la chavalería –unas delante, otros detrás– para pintar a las mozas, y con danzas. También se presentó el programa de fiestas y se entregó a Álex Fuentevilla el premio por ilustrarlas. El 25 de abril no es un día más.
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