Un recortador jarrero de 'bullfighter' en Estados Unidos

Más cornadas da el hambre, debió pensar David cuando, tras dos años hablando y meditando esta posibilidad, que le llegó a través del propietario de un rancho que conocía su quehacer como recortador en España, dijo finalmente 'sí'.

Le costó decidirse. En contra pesaba el hecho de que desde hace tres años es padre y, muy a favor, como algo determinante, que desde hace tres meses engrosa las listas del paro por el cierre de la empresa mirandesa en la que trabajaba, no le sale nada y que la oferta económica es muy tentadora. «Voy por esto más que nada, porque tengo una niña y estoy sin trabajo», dice. Aún no sabe qué hará, antes tiene que vivir la experiencia, pero sobre la mesa tiene otra oferta para irse de octubre a diciembre a Las Vegas y Canadá, a competir.

En la ciudad de Fortworth, de unos 700.000 habitantes, tiene apalabrados con la empresa 'Ultimate Bullfighters' los cuatro primeros domingos de su estancia. Después, trabajará para 'Bullfighters Only', a la espera de que le digan las fechas, aunque, de momento, sabe que tiene fijos todos los domingos de los tres meses.

Al otro lado del océano, la principal diferencia con los recortadores españoles es que «allí tienes que estar un minuto delante del toro tú solo, haciendo todo lo que quieras, bien recortándolo, quebrando, saltándolo... Es decir, que estés 'atacando' al toro todo el rato, o que vaya detrás de ti». Solo. «En España, de normal estamos cuatro por grupo», explica. También anota bastantes diferencias en los animales. «Embisten como los de aquí, pero es raro: salen con mucha fuerza al principio y luego se quedan en nada. Son toros andados, que salen muchas veces, mientras que en España son animales que nunca han salido a una plaza o a una calle. También les cortan y redondean los pitones, porque al final estás un minuto delante, y como me dijo mi contacto, 'si no, todos los recortadores estaríamos muertos'».

David, como el resto de recortadores, saldrá a los ruedos con 50 puntos ya en su haber y, en su cara a cara con el toro, irá sumando, hasta un máximo de cien, o restando, en función de diversas circunstancias. «Por ejemplo, cada vez que te subas a la barrera te resta un punto; si te coge, lo mismo...», explica.

Para ello se prepara de diferentes formas: con un carretón, participando en eventos taurinos, como las vacas que hubo el martes en Aldeanueva de Ebro, a donde espera volver hoy; el día 13 acudirá a una capea en Villamediana de Iregua... «Aunque haya dejado de concursar durante mucho tiempo, he seguido muy metido en ello», asegura el jarrero, que no conoce más 'bullfighters' españoles que a otros dos jóvenes de Castellón que se fueron hace unos meses para Estados Unidos.