La receta de los mayores para romper los roles
Sesenta hombres mayores de 60 años han ganado autonomía en estos dos últimos años con los cursos de cocina
Un olor que alimenta se expande por los pasillos del centro joven. Son las croquetas con jamón que están pasando por aceite. Sobre la mesa, ... descansa una lustrosa tortilla de patata rellena con queso y jamón de york. Y a un lado de la encimera se engrandece un solomillo Wellington con una pinta irresistible. Es el menú que han decidido para el último día de clase los quince alumnos del curso de cocina para hombres mayores de 60 años. Además de un ambiente que alimenta, se siente el del compañerismo y la satisfacción del reto superado. Y el agradecimiento a su profesora, la cocinera Verónica Bernabé.
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«Son unas personas que crecieron en una España con roles muy estereotipados. Pero son jóvenes, activos, con ganas de hacer cosas y de aprender las tareas domésticas que no les enseñaron», reflexiona la edil de Servicios Sociales, Rosa Herce, que se acercó en el mediodía de ayer junto al alcalde Javier García y a la directora del centro de participación activa de mayores, María Dolores Domínguez, a entregar los diplomas a los quince alumnos. Y sí, también a almorzar.
Con los fondos que llegan del Pacto de Estado Contra la Violencia de Género, el Ayuntamiento de Arnedo busca organizar actividades de sensibilización para todas las edades, desde una sexualidad respetuosa para los jóvenes a esta iniciativa surgida a instancias del centro de participación de mayores. «Ellos han pedido este curso para promover la actividad y la autonomía personal... Y salen muy contentos», sonríe Domínguez. De hecho, alguno repite.
En total, durante estos dos últimos años han sido cuatro los cursos impartidos, con quince participantes en cada uno. «Al principio, vienen tensos. Pero después se van soltando y acabamos siendo una cuadrilla de amigos que disfruta mucho cocinando», describe Bernabé, que es la primera vez que se pone tras el reto de ser profesora de su oficio.
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Sobre la mesa, las recetas que les ha facilitado, los ingredientes, las cantidades, los tiempos de elaboración... Por sus manos han pasado desde verduras a postres y todo tipo de platos. Reconocen que el risotto y el bacalao al pil pil han sido los más complicados. Pero no se han frenado.
«El fogón lo había visto de lejos, desde la mesa»
Ángel lo reconoce: no se había acercado antes a un fogón. «Lo había visto de lejos, desde la mesa», bromea. Pero se apuntó al curso para adentrarse «en algo que no había hecho jamás». «Con la edad que tenemos, es necesario saber cocinar. Y, además, me gusta», sonríe. «Hemos aprendido muchísimo gracias a Verónica, ha sido una gran experiencia y ya me meto en la cocina a hacer pequeñas cosas», asiente.
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«Hemos hecho una piña. Hacen que no me sienta forastero»
Desde Lodosa, Gregorio llegó hace seis meses a vivir a Arnedo. Conoció el curso en el centro de participación activa de mayores y agradece haber cumplido otro de sus objetivos además de cocinar, hacer amigos: «Estoy encantado con el trato de la profesora y de los compañeros. Es la primera vez que me apunto a un curso de este estilo y hemos hecho una piña entre todos… Hacen que no me sienta forastero».
«Ahora espero ir practicando poco a poco junto a mi mujer»
El boca a boca de los compañeros llevó a Pedro a apuntarse a esta iniciativa. «Me he dedicado a otras labores y nunca me había metido a cocina. El curso se ha desarrollado estupendamente, ha sido interesante porque hemos aprendido muchas cosas y Verónica nos lo ha explicado muy bien todo», valora de estas semanas. «Ahora espero ir poco a poco aprendiendo más y practicando junto a mi mujer», concluye.
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«El compañerismo es maravilloso y siempre aprendes algo nuevo»
Ángel es de los que hizo el curso el año pasado y ha querido repetir éste. «Me divierto mucho, la profesora es estupenda, el compañerismo es maravilloso y no te aburres nada», admite. Por su oficio tras la barra, ya sabía de cocina. Pero admite que «siempre» aprende cosas nuevas, como por ejemplo adentrarse en el mundo de los postres, «que no había hecho nunca». «Se me da bien», sonríe.
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