José Ignacio Gurría seleccionando cerezas en su finca de Rincón de Soto. SANDA

El exceso de agua y el granizo provocan una campaña de cereza complicada y escasa

En algunas zonas se ha perdido toda la cosecha y en otras casi la mitad y se elevan los costes al tener que seleccionar la fruta para eliminar la rajada

Miércoles, 18 de junio 2025, 07:34

La campaña de la cereza en la región está resultando muy complicada. Según señalan los técnicos de agricultura del Gobierno de La Rioja en el ... último boletín de precios agrarios, «durante los primeros días de la semana pasada, los almacenistas recepcionaron fruta, pero la tormenta del miércoles, con intensas lluvias, fuertes vientos y granizo, en ciertas zonas, volvió a paralizar la recolección de las variedades de media estación que estaban a punto de recogerse, dándolas todas por perdidas».

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En publicaciones previas indicaban que el inicio de la recogida de cereza temprana de carne blanda tuvo lugar a finales de la segunda semana de mayo, casi veinte días más tarde respecto a las dos temporadas anteriores.

Señalaban que «la acumulación de agua en el fruto junto con las altas temperaturas de la semana, han provocado el ablandamiento y rajado de éstas, lo que supone un mal comienzo de campaña», algo que confirma José Ignacio Gurría en su finca de cerezos de Rincón de Soto.

Cultiva este fruto desde hace treinta años, aparte de otros. «En Rincón tenemos manzanas, peras, cerezas, viña... Hacemos un poco de todo, complementando las producciones», explica.

«Las cerezas tienen una calidad y tamaño estupendos, pero las lluvias han provocado que estén rajadas. Hemos tenido demasiada agua y en el momento crítico, cuando estaba enverada, a una semana de coger. La cereza no es capaz de asimilar tanta hinchazón por el agua y se abre», comenta mientras en el suelo se acumula la fruta inservible.

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Uno de los mayores problemas es el elevado coste de mano de obra, tanto en el momento de recolectar como al realizar el esclarecimiento en el árbol, trabajo necesario para eliminar parte de la fruta reduciendo la cantidad para favorecer el aumento de tamaño exigido en el mercado.

A estas labores se une la selección para retirar las piezas dañadas por las rajas y por la Monilia (enfermedad provocada por un hongo) por pudrimiento a causa de las heridas del fruto.

«Hace diez años igual había cuarenta explotaciones con cereza en Rincón de Soto, ahora quedamos cuatro y casi todas familiares», afirma Gurría.

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«Entre los altos costes de producción, sobre todo mano de obra, la climatología y Agroseguro que complica asegurar porque cada vez es más caro y te cubre menos, es un cultivo en extinción. Bajo malla funcionaría, pero requiere inversiones que se nos escapan para la media de edad que tenemos», lamenta.

En su caso el inicio de campaña se retrasó unos cuatro días. «Ha sido un año de climatología adversa por lluvias, frío al principio y, durante la recolección, más agua y altas temperaturas que quemaban la cereza», añade el agricultor que tiene previsto finalizar en diez días y lleva su producto a la SAT Valle de Rincón. Habla de una merma de entre el 40 y 50%. Para otros agricultores que han sufrido el granizo la situación es mucho peor.

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