Perros de asistencia

No hacen falta palabras

Genma ayuda a Sandra en su día a día: le quita el abrigo, saca los trapos del cajón, pulsa la llamada de emergencia...

INÉS MARTÍNEZ

Lunes, 10 de diciembre 2012, 16:38

Publicidad

Sandra y Genma comparten piso. Sandra es sonriente, alegre, amable y consigue todo lo que se propone en la vida, incluso ir a las Olimpiadas. Genma es cariñosa, sensible, atenta y siempre está pendiente de las necesidades de los demás. No les hace falta hablar, se comunican solo con una mirada o un gesto. Comparten rutinas, se acompañan en cada momento y cualquier situación complicada la afrontan juntas y sin miedo, la superan y se preparan para afrontar la siguiente. Sandra tiene parálisis cerebral y Genma es su perro de asistencia.

Hace casi un par de años Sandra Peña decidió que quería un perro de compañía. Vive sola desde hace tiempo y pensó que sería bueno contar con alguien con quien pasear cada mañana y que durmiera junto a su cama, así que acudió a la perrera y rescató uno de esos cariñosos chuchos con un futuro incierto. El educador de perros Francisco Javier Subero, de Chemican, conoció el caso y pensó que podía ser un gran reto enseñar a Genma a que ayudara a Sandra en su día a día. Sabía que no iba a ser un trabajo sencillo, ya que Sandra tiene muchas dificultades para hablar y para llevar a cabo gestos concretos como los que hay que hacer a los perros para que cumplan órdenes, pero también sabía que el beneficio para Sandra podía ser enorme. Así que se formó sobre perros de asistencia y preparó un adiestramiento a la carta.

Hoy Genma recoge cualquier cosa que se le cae a Sandra, desde una moneda de 5 céntimos hasta las llaves, le quita el abrigo, le trae el móvil cuando suena, enciende la luz, empuja la puerta para que pueda pasar, saca los trapos de cocina del cajón (y lo cierra) y algo muy importante: si Sandra se cae en casa, solo hace falta que diga o para que su perrita pulse el botón de teleasistencia hasta que suene la llamada de emergencia. Lo próximo es que no haga falta que Sandra diga nada, que con que Genma la vea en el suelo sepa que hay que llamar, por si en algún momento perdiera el conocimiento. Espero que no haga falta, bromea Sandra.

El adiestramiento de Genma ha sido en positivo, es decir, premiando lo que hace bien. Para ello, le hemos enseñado a identificar el sonido del beso, que para Sandra es sencillo de hacer. Además, Sandra cuenta con una pelota sonora que el perro puede escuchar mejor cuando están en la calle, explica Chemi.

Publicidad

El educador ha empleado horas y horas de trabajo con la única recompensa de ayudar a mejorar la vida de alguien con dificultades. Primero conociendo las necesidades y posibilidades de Sandra, después insistiendo con Genma para que retuviera las acciones. Todavía queda trabajo, pero los avances han sido muchísimos en año y medio. Hubo incluso que acostumbrarla a ir en autobús (es el primer perro de asistencia al que se le permite en Logroño). Otro de los objetivos es que en esos viajes en urbano la perra pueda acercar el bonobús al conductor, pero eso implica que ande suelta, y no es tan sencillo, ya que no está permitido, comenta Chemi.

Como la propia Sandra explica, además de todas las habilidades que su perra ha aprendido para hacerle la vida menos complicada, están la compañía y el cariño que aporta. Pero Genma no parece ser consciente de ello. Mira a su compañera de piso con los ojos atentos a todo lo que pueda necesitar, una oreja levantada y la otra no, el rabo tieso de alegría y dispuesta a dar el siguiente paso, aprender una nueva orden y mejorar la vida de alguien valiente a quien parece incluso admirar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad