La rioja

Aparecen en Montenegro de Cameros los restos fragmentados de al menos seis varones

La Barranca ha promovido en Montenegro de Cameros la exhumación de varios fusilados riojanos

PILAR HIDALGO

Jueves, 12 de abril 2012, 15:49

Junto a un muro del coqueto cementerio del municipio limítrofe de Montenegro de Cameros (Soria) y resguardados de la lluvia por un toldo azul, han aflorado en los últimos días los restos de varios riojanos a los que les usurparon la vida una madrugada de 1936.

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Nadie dudaba de que estaban allí. Cuatro eran de Torrecilla en Cameros (Toribio Ruiz Martínez de Pinillos, Pedro Soldevilla Gorostiaga, Agustín Velilla López y Vicente Velilla Vilda), otros cuatro procedían de Nieva de Cameros (Eleuterio Barrios Fernández, Pascual López Pascual, Francisco Marín González y Manuel Sáenz Ibáñez) y el noveno residía en Pradillo. Respondía al nombre de Santos Velilla Palacios.

En la noche del 25 de septiembre de 1936, estos nueve varones con edades comprendidas entre los 21 y los 51 años fueron sacados de la cárcel de Torrecilla y conducidos en un camión hasta la vecina provincia de Soria. Viajaba un décimo apresado, Juan Barrios, hermano de Eleuterio, quien logró escapar cuando el vehículo paró en el paraje de Las Rozas, a poco más de dos kilómetros de la frontera con La Rioja.

Una fosa abierta de antemano

Juan, como el resto, pronto vio lo que los falangistas habían preparado para ellos: una fosa común abierta de antemano. Huyó despavorido, pero de poco le sirvió. A los tres días, murió fulminado en un bosque tupido de Sorzano junto a otro vecino de Torrecilla. Sus nueve compañeros corrieron una suerte similar: sus cuerpos yacentes aparecieron en la cuneta de la carretera con las primeras luces del alba.

Setenta y seis años después, sus familias han hallado los restos que siempre supieron que se escondían a un lado del cementerio de Montenegro, una localidad hacia la que se sienten profundamente agradecidos ya que sus vecinos y las autoridades de la época pelearon porque los cadáveres de estos riojanos descansaran en tierra santa, en vez de en un agujero horadado en el monte.

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La Asociación La Barranca para la Preservación de la Memoria Histórica ha impulsado desde el pasado lunes y hasta ayer la exhumación de los restos de estos nueve hombres, con el apoyo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la colaboración del Ayuntamiento soriano. Hasta llegar a esto, el proceso no ha resultado sencillo.

Como destaca el director técnico del desenterramiento y profesor en Medicina Forense, Francisco Etxeberria, esta tarea ha requerido de forma previa «un estudio histórico y una recogida de testimonios». Luego, los hechos han confirmado lo que se intuía. Han emergido los restos de al menos seis varones, revueltos y fragmentados, porque el lugar ha sufrido alteraciones por la reutilización del espacio del camposanto. «Dos fragmentos craneales presentan lesiones características del paso de un proyectil de arma de fuego, lo que ratifica la hipótesis de la muerte violenta de estas personas», constata Etxeberria.

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Los restos de los asesinados se analizarán en el laboratorio de Antropología Forense de la Universidad del País Vasco, en San Sebastián, y serán sometidos a estudios de ADN para determinar sus identidades. Más tarde se entregarán a las familias, quienes podrán cerrar este capítulo de su amargo pasado.

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